sábado, 15 de febrero de 2025

Mi tío me hizo mujercita. IV

 

 ♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥
♥Mi tío me hizo mujercita♥
♥IV♥ 

 ♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

 Después de aquel martes donde mi tío me usó como una prostituta barata tenia a en mis manos poco más de cinco mil pesos. Tío rafa me había pagado muy bien por aquella tarde de pasión.

Yo por supuesto estaba encantada con todo ese dinero, pensando en toda la ropita nueva de nene marica que me compraría el domingo.

La semana se me hizo muy larga, pero gracias a que pude coger con mi papi la tarde del jueves y el todo el sábado, pude llegar al domingo sin volverme loca de ansiedad.

Por supuesto esa semana fui a la escuela vistiendo con mi antigua ropita de niño emo, jeans super ajustados, playeritas negras super pegadas, y sudaderas bien femeninas y gracias a eso mi nueva figura de nena llamé muchísimo la atención.

Muchos de los muchachos de prepa se volteaban a mirarme el culo, y más de un maestro tuvo que fingir que no me estaba viendo las nalgas cuando pasaba contoneándome por los pasillos.

Tío rafa me había conseguido una docena de sostenes deportivos super ajustados, con los cuales pude disimular mis tetitas de nena en pubertad, pero aun así se notaban debajo de mis playeritas se nailon super ajustadas.

Yo me sentía súper orgullosa al obtener tanta atención, pero sabía que cuando el siguiente lunes llegara a la escuela usando mi ropita nueva las miradas y los murmullos se multiplicarían.

Por fin el domingo en la mañana me vestí con mi ropita gótica más bonita, jeans negros super pegaditos, una playerita blanca de manga larga entallada, con florituras y estampados góticos negros, y mi sudadera favorita, una negra con orejas de gato en la capucha y una cola de gato en la parte trasera.

Pero pensando que mis amigas querrían que me probara la ropita nueva antes de comprarla me obligué a usar unos pequeños y ajustados calzoncillos masculinos, completamente horribles, ahí me di cuenta de que jamás podría volver a ser un niño normal ni mucho menos un hombre, odiaba usar aquellos feos calzones de niño, odiaba tanto aquella prenda que casi me pongo a llorar del puro coraje.

Y después de meses de usar mis preciosas tangas de seda, mis ajustados cacheteros de encaje, mis diminutos V-STRINGS con el delgado hilo entre mis nalgas, y mis pantys de talle alto en forma de V.

¡Odiaba esos calzones de niño! y me vi tentado a quemarlos antes de salir, pero sabía que por mucho que mis amigas supiesen que yo era un nene afeminado y marica, verme en tanga sería demasiado para ellas. Y en ese momento yo tenía miedo de que el mundo conociera lo marica que era, lo mujer que en realidad era.

Incluso le había pedido a mi tío que me quitara mi jaulita por si ellas pudieran darse cuenta, él estuvo de acuerdo, y me pidió que no usase mi PLUG anal tampoco.

Yo me sentía vacía sin mi juguetito en la cola, pero sabía que debía obedecer a mi macho como una niña buena.

Así pues, a las siete de la mañana yo ya estaba lista, con unos jeans ajustado de nena negros, y una camisa de manga larga con las mangas a rayas blancas y negras.

No quise maquillarme por las mismas razones, una cosa era que en los recreos ellas me maquillaran un poco en broma e incluso me pintaran las uñas de diferentes colores con la excusa de probar los nuevos colores y nuevas marcas en mí, pero otra muy diferente era que me vieran con mi maquillaje de nena.

Mi mami quería ir con nosotras, pero la noche anterior le había rogado que me dejara ir sola con mis amigas, ella que siempre se había preocupado por mi falta de amistades, decidió que estaba bien que pasara tiempo con mis nuevas amigas. Aunque por supuesto no se le notaba demasiado contenta al saber que yo me juntaba con puras mujeres.

Pero bueno, estaba yo desayunando con mi mami ese domingo en la mañana mirando el reloj cada cinco minutos esperando que dieran las nueve de la mañana, hora en la que Kimberly había dicho que pasaría por mí en coche.

Mamá me miraba de arriaba a abajo, pues era la primera vez que me veía usando mi ropa ajustada con mis nuevas curvas de mujer.

Me miraba super extrañada y como queriendo decir algo sobre mis gordas y redondas nalgotas, sobre mi estrecha cinturita, o tal vez sobre mis pequeñas tetas, que aun atrapadas por el sostén deportivo ya se notaban.

Tal vez también quería decir algo sobre mi rostro de muñequita y mi cabello castaño claro lacio y largo que ya casi me llegaba a los hombros, ese día lo llevaba amarrado en una coleta baja con dos mechones que enmarcaban mi rostro.

“Suri, hijo. ¿No crees que has estado comiendo mucho últimamente?” Preguntó por fin mi madre, mientras veía como me servía una segunda ración de granola con leche y la cubría con miel natural.

“¿Eso crees?” pregunté yo un poco herida, pues a ninguna chica le gusta que le digan que come mucho. “¿No siempre estás diciendo que me falta crecer, que como muy poco y que soy demasiado pequeño y delgado para ser un niño?” Pregunte molesta.

Mamá bajó la mirada arrepentida, pues era verdad lo que le decía, siempre estaba molestándome por mi tamaño y mi peso.

“No hijo, no quiero que te molestes... y tienes razón por fin estás comiendo como un niño normal, siempre me pareció que comías demasiado poco.... pero... me refería a que.... bueno...” mamá miraba mis muslos gordos y torneados y mis caderas anchas y femeninas desde su lugar.

Yo decidí hacerme la tonta.

“¿A qué te refieres, entonces?” Pregunté yo sintiéndome cada vez más nervioso y molesto, pues como ya era costumbre mis emociones estaban a flor de piel por las hormonas.

“Me refiero a tu.... a tu... pues a tu culo hijo. ¿No has notado lo gordas que están tus nalgas últimamente? Si hasta me lo ha dicho tu tía Samantha”

Mami dijo aquello mientras trataba de quitarle hierro al asunto, como si se arrepintiera de comenzar aquella charla.

“¿Qué es lo que te dijo tía Samantha?” Pregunté preocupada de que mi tía hubiese averiguando la relación entre mi tío Rafael y yo.

“El otro día te vio de espaldas y me dijo que casi estás igual de culón que yo.”

Mamá me miró molesta y un poco celosa, como si le costara aceptar que en efecto estaba igual de culona que ella.

Y era cierto, de algún lado había yo sacado mi indo cuerpecito de nena, y es que tanto mi madre como mi tía eran pequeñitas como yo. Ninguna media más de 1.60 pero estaban muy bien formadas, las dos tenían unos bonitos y gordos culos en forma de durazno como el mío, y mi mami tenía un par de grandes tetas copa D, mientras que mi tía tenía unos pequeños pechos copa B. Pero ambas tenían un bonito cuerpo en forma de reloj de arena que yo había heredado, y que ahora salía a la superficie gracias a las hormonas que tío Rafa me daba.

“¿eso dijo...? ...pues no me había dado cuenta mami.” mentí yo.

“Y no solo es tu culo, Suri. Te están saliendo bolas por todos lados, mírate el pecho, si hasta parece que tienes tetas. Si no fuese tu madre pensaría que eres una niña de verdad. Hasta el cabello lo llevas cómo una niña.”

Yo me puse super nerviosa, y me dio pánico que sucediera lo que mi tío me había advertido; que mi mami se diese cuenta de que algo no estaba bien en mí, y que terminara llevándome al médico o algo así.

“Bu... Bueno, tal vez tienes razón, he estado comiendo mucho últimamente... creo que he engordado un poco... perdón por comer tanto, trataré de comer menos.” Dije yo con la voz temblorosa.

“¡No, hijo! ¡No me refería eso, no es que me moleste que comas más! Es más, me alegra que lo hagas, siempre has sido más pequeño y delgado que los niños de tu edad, me alegra ver que por fin estés comiendo como un hombrecito... pero creo que la grasa se te está yendo a los lugares equivocados... creo que lo mejor seria que te metieras al gimnasio, o algo así. Digo... para convertir toda esa grasa en musculo.... ¿no crees que es buena idea?”

Yo me quedé en silencio un rato largo, sintiéndome culpable.

Mi madre aun esperaba que su único hijo varón se convirtiera en un hombre, alto, fuerte y masculino. Creí que mami ya se habría dado cuenta para esas alturas que en lugar de hijo tenía una hija, pero al parecer aun no lo había comprendido, o a lo mejor no lo quería comprender.

“Sí... Sí.... Sí mamá, tienes razón, debería comenzar a hacer más ejercicio.” Respondí yo sin levantar la mirada de mi plato, mi corazón latía desbocado, y sin poder contener mis sentimientos de nena comencé a sollozar.

Estaba temblando de miedo y de culpa, y mi mente como siempre era un caos.

“¡No llores hijo! ¡No es que esté molesta o algo! ¡Solo digo que es una buena idea!” Mamá se levantó de su silla y corrió a mi lado para abrazarme y consolarme. “Déjame investigar un poco y pasando año nuevo te inscribimos en un gimnasio, me parece haber visto uno cerca de la plaza.” Mami dijo todo esto de manera muy amable y tranquilizadora, pues como siempre que alguien me regañaba yo comencé a lloriquear como la nena frágil y débil que yo era.

Mami de nuevo terminó por consolarme entre sus brazos mientras me acariciaba mi sedoso cabello y trataba de tranquilizarme.

Cuando dejé de lloriquear, mami trato de quitarle importancia a la plática que acabábamos de tener. Y comenzó a preguntarme qué clase de ropita pensaba comprarme, e incluso me dio otros tres mil pesos para que comprara más cosas.

Por supuesto yo ya sabía que mami me daría un poco de dinero ese domingo, pero creo que me dio tanto por que se sentía culpable por hacerme llorar esa mañana, yo solo pude sonreír pensando en toda la ropita nueva que conseguiría aquel día.

Por fin el claxon de un auto sonó afueras de mi casa y cuando salí a ver, efectivamente era Kimberly, quien me esperaba fuera de un hermoso auto último modelo.

“¡Oh Suri, te ves super lindo con esa ropita!” exclamó ella al verme con aquel atuendo tan femenino.

“¡Gracias, Kim! ¡Tú te ves hermosa!” respondí yo mientras nos saludábamos con un besito en cada mejilla.

Kimberly se acercó a mi madre y le dijo que ella me regresaría a casa en la tarde, en el mismo auto.

“Mi novio va llevarnos al centro comercial y cuando terminemos de comprar y comer, le llamaré al celular y él vendrá por nosotros.”

Mamá estuvo feliz de escuchar aquello y por fin se despidió de mí.

Cuando entré a la parte trasera del auto pude ver a Richard, el guapo y alto novio de mi amiga, quien como siempre me sonrió de aquella manera extraña.

Era como si no supiera como actuar respecto a mí, por supuesto como toda la escuela sabía, yo era un niño, pero al mismo tiempo todo el mundo sabía o creía saber que era una mariquita, gracias a mi tímido y sumiso comportamiento, y a mi bonita ropa de niño emo.

Richard era completamente diferente a mí, él si era un hombre de verdad; y aunque era amable conmigo, actuaba como si de alguna manera me tuviese miedo, o tuviese miedo de mi apariencia y naturaleza.

Kimberly se subió en el asiento del copiloto y pronto estuvimos en camino al centro de la ciudad, hablando riendo y bromeando mientras escuchábamos música en el estéreo de Richard.

Cuando llegamos a la lujosa y bonita plaza comercial, Richard nos dejo en la entrada donde Ana Sofi y Hana nos estaban esperando. Paola al parecer no pudo o no quiso ir.

Por fin comenzamos nuestro día de compras, y tengo que decirlo, ¡fue genial!

Uno de mis recuerdos más preciados fue aquella tarde que compartí con aquellas bonitas adolescentes.

Por supuesto fue Kim la líder del grupo la que decidió cada aspecto de aquella salida, adonde iríamos primero, las tiendas de ropa en las que compraríamos, a qué hora y en que restaurante comeríamos, y todo lo demás.

Y la primera parada fue una tienda OGGI JEANS, donde vendían solamente jeans, overoles, shorts y micro shorts de mezclilla, todos para para mujeres, en todos los colores.

Estuvimos unos minutos mirando todos los maniquíes que llenaban la tienda, todos ellos modelando aquellas ajustadas y sexys prendas.

Cuando Kimberly escogió unos cuantos pares de entalladísimos jeans negros y rosas algunos con la cintura baja, y otros el talle alto, un bonito overol negro, y media docena de micro shorts, le pidió a la dependienta de la tienda que se los mostrara en la talla más pequeña que tuviese, pero en tela tipo STRECH, una mezclilla que se estira mucho.

La señorita nos dio la talla XXS y nos señaló los vestidores al fondo del local.

Kim me tomó de la mano y me metió en uno de esos cubículos casi empujándome, se veía más emocionada que yo.

Quítate esos pantalones, son bonitos, pero son de niño, estos si son jeans de nena, te van a quedar perfectos.

Yo me sonrojé ante aquella idea y por timidez me quedé congelada.

“¡Quítate esos pantalones ya, niña! ¡No tenemos todo el día!”

“Sí... sí... lo siento Kim” Obedecí yo. Mi naturaleza sumisa y obediente salía a relucir de nuevo.

Cuando me quite mis pantalones Kim vio mi fea trusa blanca.

“¡Que horribles calzones, Suri! porque no te pusiste una tanga como siempre?” Kim preguntó aquello mientras me miraba con desaprobación.

“¡¿Qué?! ¡¿De qué hablas?! ¡yo no...! ¡Yo no uso... tangas siempre...! yo.... yo... no sé de qué hablas!” respondí yo patéticamente, mientras tartamudeaba completamente avergonzado.

Al parecer Kim sabía que yo usaba ropa interior de mujer.

“Noté esta mañana que se te marcaban esas feas trusas, pero ahora que las veo bien, sí que son horribles. Es extraño, porque en la escuela nunca se te ha notado que lleves este tipo de calzones.” Kim dijo aquello mientras me miraba de arriba a abajo ahí dentro del probador, con mis piernas al desnudo. “¡Hana, Ana Sofi! Vayan rápido a VICTORIA’S SECRET y traigan una tanga, talla extra chica. ¿De qué color la quieres, Suri?” me preguntó Kim como si fuese lo más normal.

“Emmm... rosa.... es decir... yo no uso tangas.... es decir, yo no quiero usar una tanga... yo... yo...” estaba tartamudeando tratando de evitar usar ropita interior de nena frente a mis amigas.

“Ya escucharon niñas, tráiganle a Suri una bonita tanga rosa, un V-STRING servirá, quiero que el hilo se le meta entre las nalgas, no quiero que se le marque ninguna costura debajo de estos jeans.”

Las dos niñas salieron corriendo a cumplir la orden mientras se reían de mí situación.

Cuando nos quedamos solas, Kim y yo, el silencio se hizo presente y yo no sabía que hacer ni a donde mirar, así que me quedé ahí de pie cubriendo mi entrepierna con mis manitas en un patético intento de esconder mi horrible calzón de niño.

“¿Desde cuándo lo sabes?” Por fin me anime a preguntar.

“Todo el mundo que te conozca, sabe que eres un pequeño marica. Por eso dejé que te juntaras con nosotras, pero pensé que eras simplemente un niño gay. Cuando comenzaste a usar esas horribles ropas holgadas pensé que te avergonzabas de ser gay, o que querías ocultarlo. Pero cuando te vi el lunes con esa ropa de niño emo, pude ver cuanto había cambiado tu cuerpo y supe que no solo eras un niño gay, sino que eres una trans.” Kimberly dijo aquello sin siquiera pestañear, mientras seguía buscan

“¿Una trans?” pregunté yo estúpidamente.

Recuerden que en ese momento yo solo tenía doce añitos y era muy inocente, no sabía nada de la comunidad LGBT, o términos como SISSY, FEMBOY, transexual, transgénero, o travesti.

Solo sabía que yo era una putita, un jotito, un mariposón, un puto, y un maricón, y eso lo sabía gracias a que mi tío Rafel me lo enseñó a punta de vergazos, gritándome todas esas linduras cada vez que me cogía salvajemente.

Kimberly me miró muy extrañada.

“Eres una transexual, ¿verdad? Te estás hormonando, ¿no es así? si no ¿cómo has conseguido esas nalgotas?” Me preguntó extrañada.

“Sí... he estado tomando hormonas desde hace unos meses... pero no sé que es una transexual” respondí yo completamente en serio.

“Ya sabes, una trans es eso. Un hombre que quiere ser mujer y toma hormonas o se opera para convertirse en una.”

Kimberly se veía realmente extrañada y confundida, como si no se creyera que yo no supiera todas esas cosas.

“Sí lo pones de esa manera... entonces sí. Supongo que soy una Transexual. Pero, ¿cómo sabes todo eso?”

“Uno de mis primos es igual que tú. ¡Quítate la playera y los calzones quiero verte completa!” Me ordenó Kimberly con voz llena de autoridad.

“¿Mi playera? yo... Mmmm este... bueno... oh... Okey... está bien.” Respondí yo obedientemente e hice lo que me mandaban.

Cuando estuve completamente desnuda, pues Kimberly me hizo quitarme hasta los calcetines ella comenzó a revisarme desde todos los ángulos, haciendo que me moviera, posara y girara sobre la punta de mis pies.

“Ya sabes él... ella, lo que sea... siempre fue un poco gay. En realidad, siempre ha sido muy gay, la familia apenas y lo aceptaba. Pero hace tres o cuatro años comenzó a vestirse de mujer. Mi tío lo echó de su casa. Y por supuesto se armó un desmadre en la familia, pero él siguió con su trasformación, y mi tío no cambió de idea, así que Víctor, así se llama, o se llamaba, ahora creo que se hace llamar Yuleimy o algo así. Ya sabes, un nombre de puta. Como sea, Yuleimy se mudó con la abuela. Desde ese día comenzó a hormonarse y aunque ha cambiado mucho desde entonces, a él... a ella, sí que se le nota que es una trans, tiene 28 años. Comenzó su transición muy tarde, eso lo pone muy triste. Dice que si hubiese sabido como seria todo, hubiese comenzado a hormonarse antes de la pubertad. Algo así como tú.” Kim me tocaba el rostro, las piernas, los brazos y las nalgas, no con erotismo o lujuria como mi tío, si más bien como quien revisa un caballo, o mejor dicho una yegua antes de comprarla, para ver la calidad del animal. “Tú por otro lado si que pareces una niña real, ¡mira esta cosita!” Dijo aquello mientras tocaba mi micropene,

“Gracias.... creo.”

Sostuvo mi clítoris que gracias a las hormonas y a la jaula plana que usaba 27/7, apenas media dos centímetros, Kim agarró mi clítoris entre su dedo índice y su pulgar, así de pequeño era.

“¡No mames, Suri! ¡¿Neta esto es un pene?! ¡parece más un clítoris! ¿Y donde diablos están tus huevos?” Kimberly tocaba mi entrepierna con mucha curiosidad, mientras buscaba en mi pequeño escroto mis inexistentes testículos. “He visto un par de penes pequeños, pero esto es ridículo, ¡Ja-ja-ja! Gracias al cielo Richard tiene una buena verga.”

“¿En serio? ¿Qué tan grande...? Es decir.... yo no.... perdón.... lo siento” tartamudee super avergonzada, por aquel desliz marica.

“¡Guau! ¡Tranquila nena! ¡Casi no se nota que eres una perra en celo! ¿verdad? ¡Richard es mío, puta!” Kimberly me regañó mientras me miraba aún más intrigada, pero esta vez un poco asustada y desconfiada.

“Lo.... lo siento.” Bajé la mirada super arrepentida, no quería enemistarme con la chica más bonita y popular de la escuela, pero al saber que Richard, además de ser guapísimo tenía una buena polla, me había puesto muy curiosa.

“No importa. Richard jamás le haría caso a un putito como tú, él es un macho de verdad. Y sí, Richard tiene una vergota bien rica, y sí, la sabe usar. Es el único que ha hecho que me corra. Algunos machos sí que lo tienen todo ¿no? Pienso casarme con él, su familia también es muy rica, tiene parientes en España ¿sabías?”

“No, no lo sabía. Eso es genial.” Respondí simplemente por decir algo.

Kimberly siempre era así, hablaba hasta por los codos y aunque le gustaba tener público, en realidad le importaba poco la opinión de los demás, simplemente quería a alguien que la escuchara y le diera la razón en todo.

Kim seguía revisando mi pequeño cuerpo, poniendo especial atención en mis pezones, que como siempre, estaban super sensibles y adoloridos por las hormonas.

“¡Mira estas tetitas!” Si hasta parecen de una niña real. ¿Qué copa eres? ¿A o B?” preguntó mientras me pellizcaba mis pezones y me hacía gritar de dolor.

“¡Ay! ¡Creo que A!” respondí aceptando mi castigo por ser tan puta.

“¿Y cómo es que has estado tomando hormonas sin saber que eres una Trans, Suri? Eso es muy raro. ¿Como las consigues? ¿Como es que las pagas? Según mi primo... bueno, según Melissa son bastante caras, y hay que comprar un montón cada mes.” Kimberly preguntó aquello mientras probaba la elasticidad de uno de los jeans que había llevado al vestidor. Al parecer ya se había aburrido de mi cuerpo de nene hormonado.

“Mmmm... bueno es que yo... eso es...” Quería decirle toda la verdad a Kimberly pues al parecer sabia más de este mundo de las transexuales que yo misma, además de que se había portado muy bien conmigo, desde que me adopto en su grupito. y ahora estaba charlando tan normalmente de este tema conmigo, y aceptando mi verdadera naturaleza sin juzgarme ni burlarse de mí.

Pero una parte de mí me decía que no era buena idea contarle sobre la relación de amantes que tenía con mi tío, un macho de 35 años y yo un nene marica de doce.

Además, papi había sido muy claro en eso. No debía contarle nada a nadie sin su consentimiento.

“Es... complicado.” respondí finalmente.

Kim me miró intrigada pero no hizo más preguntas.

“Entiendo. Todas tenemos nuestros secretos ¿no?” Dijo mientras revisaba un bonito micro short blanco super cortito, que yo dudaba mucho que pudiera cubrir mis gordas nalgas.

Por fin Hana y Ana Sofi regresaron, y sacaron de una bolsa de VICTORIA’S SECRET una hermosa y nueva tanga tipo V-STRING, con un triangulito pequeño en el frente y un triangulito diminuto atrás unidos por hilos de encaje. La tela estaba bordada con corazoncitos. Me encantaba aquella prenda.

“¡No manches! ¡Pinche suri, eres una niña!” Exclamó Ana Sofi mientras me miraba de arriba a abajo, deteniendo su vista en mi micro pene, al parecer aquella parte de mi anatomía llamaba mucho la atención de mis amigas.

“¡Guau! ¡Que caderas tienes Suri! ¡Creo que son más anchas que las mías!” Dijo Hana mirando mis gordos muslos.

Cuando me puse la nueva tanga, las tres chicas se quedaron pasmadas, aquella tanga hacía que mis muslos, lucieran más gordos, mis nalgas más redondas y mi cintura más delgada, por eso adoro la lencería, creo yo, que ayuda a acentuar y resaltar cada rasgo femenino del cuerpo de nosotras las niñas.

Por eso mismo prefiero que me cojan vistiendo lencería que completamente desnuda.

Pero bueno, para no hacérselas más larga, bueno si eres un macho sí que quiero hacértela más larga papi, ji-ji-ji-ji.

Como sea, pasamos la siguiente hora probándome todos los jeans, shorts y micro shorts que Kimberly había elegido para mí, cuando me puse el overol y me vi en el espejo me enamoré de él.

La parte de abajo era un short que me llegaba hasta la mitad de mis muslos, y la parte de arriba cubría la parte baja de mi espalda y dejaba la parte de arriba a la vista, el top se sostenía de mi cuello al estilo HALTER, cubriendo mi vientre y mis tetitas, pero dejando mis hombros desnudos, la prenda se cerraba por detrás, con un cierre que comenzaba desde la mitad de mis nalgas hasta la parte baja de la espalda donde terminaba la tela, lo cual por supuesto hacía que mis cachetotes llamaran mucho la atención pues aquel cierre los dividía, no sé si lo he explicado bien.

“Se supone que se esto se lleva así, sin nada debajo, ni siquiera brasier, pero dudo que te dejen entrar así a la escuela, así que ponte abajo una de esas playeritas de manga larga que tienes, unas calcetas altas y estarás lista.” Me dijo Kim, que me miraba fijamente mientras yo giraba mi cuerpo, de un lado al otro frente al espejo.

“Podría usar un top, pero con mangas largas, del mismo color que las calcetas. ¿No crees?” dije yo ya imaginándome con uno de esos hermosos tops de manga larga tan maricas que me encantaban. “Así puedo llevar la espalda descubierta.”

“¡Guau! ¡la niña nueva sí que sabe lo que quiere! ¡sabes de estilo nena!” me dijo Ana Sofi, mientras también me miraba, imaginando el atuendo que yo estaba describiendo.

Pedimos la cuenta y después de pagar nos encaminamos a la siguiente tienda. Donde compramos, como no, un montón de playeras, tops, e incluso suéteres de mujer super ajustados, yo tuve especial atención en elegir un montón de tops con manga larga que dejaban a la vista mi vientre y mi espalda baja, pero cubrían mis hombros y brazos, e incluso un poco mis manitas, pues algunos tenían un agujero en el puño para meter mi pulgar, lo que me daba el aspecto de estar usando guantes largos.

Toda la ropita que compré aquel día era negra, blanca, con toques rosas aquí y allá y todas las prendas tenían ese tipo de estampados y bordados góticos que tanto me gustaban; ya saben, rosas con enredaderas llenas de espinas, mariposas, cruces y pentagramas, letras góticas, y cosas como esas.

Me volví loquita cuando fuimos a una boutique de lencería, y mis amigas comenzaron a elegir conjuntos de tangas, cacheteros, y pantys con sus respectivos corpiños.

Hana nos llevó a una tienda donde vendían ropa estilo anime y disfraces para hacer cosplay, donde me conseguí un montón de calcetas altas, medias a medio muslo con rayas blancas y negras, o blancas con rosa, y calentadores para piernas, también llamados polainas.

No pude resistirme a comprar dos sudaderas, una negra con orejas y cola de gato, y la otra rosa con orejas de conejo y una colita blanca y esponjosa en la parte de atrás.

Y pensando en darle una sorpresa a mi macho, compré también un disfraz de colegiala japonesa super sexy, era para hacer cosplay de BABY DOLL, la hermosa rubia de la película SUCKER PUNCH.

Al hacer cuentas me percaté de que ya me había gastado casi todo mi dinero, de verdad que me había excedido comprando ropita.

Pero cuando pensé que ya no compraríamos nada más e iríamos a comer, Kimberly nos guio a una zapatería donde para mi sorpresa me compró un par de zapatos y un par de tenis. Cuando traté de negarme, Kim me dijo que no me preocupara y que era un regalo para festejar el inicio de mi nueva etapa como Trans.

Los zapatos eran tipo Oxford de tacón alto para hombre.

Yo ni siquiera sabía que existía tal tipo de zapato, pero así era, eran unos hermosos y elegantes zapatos de cuero negro con florituras grabadas a fuego, y con unos tacones de siete centímetros. La verdad era que era bastante extraño, pues si bien sí que parecían un par de zapatos de varón, los tacones los hacían ver muy femeninos, sin mencionar que con esa altura te obligaba a caminar de manera muy femenina.

Como sea, me los calcé y al notar lo fácil que era caminar con mi acostumbrado contoneo, con un pie delante del otro supe que me encantaban.

Los silbidos y exclamaciones de asombro de mis amigas me confirmaron que me veía super sexy.

“¡Te ves fantástica Suri!” Gritó Hana.

“¡Menea esas nalgotas, nena!” dijo Ana Sofi.

“¡No mames Suri! ¡Caminas como toda una hembra! Hasta lo haces parecer fácil” Kimberly me tomaba un video con su celular mientras yo caminaba de un extremo al otro de la tienda.

“¡Gracias Kim! Son muy bonitos, de verdad no tienes porque comprármelos.” Dije yo mientras veía lo largas y bonitas que se veían mis piernas con mis jeans ajustados y esos zapatos tal alegantes.

“No digas tonterías, niña. Tienes que presumir esas nalgotas, y esas piernotas. Y no puedes hacerlo de la manera correcta con unos feos zapatos planos de niño, y no van a dejarte entrar en zapatillas a la escuela. Ahora quítatelos, falta que te pruebes los tenis con tacón también”

“¿Tenis con tacón?” Pregunté yo.

Pero pronto descubrí a que se refería.

Kimberly me dio un par de tenis tipo sketches, negros, pero eran algo diferentes a los que yo usaba a diario.

La suela era delgada en la parte de los dedos, y en la parte del talón era muy gruesa, muy alta, al menos diez centímetros de suela. Por lo cual cuando metí mis piececitos dentro, la planta de mis pies tomó la posición inclinada a la que ya estaba yo acostumbrada, como caminando de puntitas.

De nuevo, yo ni siquiera sabía que existía aquel tipo de calzado. Pero en cuanto me los puse supe que no podría volver a usar tenis normales nunca más.

Muchas niñas, sissys y mujeres biológicas, se quejan al usar tacones altos, que si les cansan muy rápido, que si les duelen los tobillos, que si sienten molestia en sus tendones, etc..

Pero en mi caso amo esa sensación, amo caminar de puntitas, con pasos lentos y pequeños, contoneando mis caderas de arriba a abajo, un pie delante del otro.

Me encanta ese dolorcito que se siente al estar con los tobillos tensos y las piernas completamente extendidas, los tacones te obligan a caminar derecha, con la espalda recta, con elegancia, con erotismo y sensualidad.

Caminar sobre tacones es, creo yo, es el deber y la manera correcta, necesaria y natural de caminar de las mariquitas como yo.

Como sea terminamos de comprar y fuimos a comer a un restaurante italiano en la plaza, de nuevo pagó Kimberly, era obvio que los padres de Kim le daban mucho dinero, o tal vez Richard le prestaba su tarjeta de crédito.

Mientras comíamos todas hablábamos de lo linda que me vería el lunes con mi nueva ropita de nena.

Inclusive les conté que mi mami había amenazado al director con una demanda si no me dejaba vestir como yo quisiera, ellas se rieron a carcajadas, animándome a ir con los micro shorts que habíamos elegido, que más que shorts, parecían pantys de mezclilla.

Por supuesto sabíamos que aquello no era posible, ni siquiera a las niñas biológicas les dejarían vestir con aquellas prendas, mucho menos a un mariquita como yo.

Por fin terminamos nuestro día de compras y Hana y Ana Sofi se marcharon juntas, el padre de Ana Sofi fue por ellas en su flamante auto.

Yo no pude dejar de notar lo guapo que era aquel distinguido macho maduro.

Y me di cuenta de que Hana, aquella japonesita de trece años también lo notaba, sus oscuros ojos brillaban cuando miraba a aquel macho con barba entrecana.

Richard pasó por nosotras a la plaza y me llevó a mi casa, está vez habló un poco más conmigo, pues Kim como siempre alegre y extrovertida alentaba la conversación entre ambos, me di cuenta de que Richard era bastante amable y divertido, era obvio que provenía de una familia muy rica, tenía mucha clase, pues si se sentía incomodo charlando con un nene marica, lo disimulaba muy bien.

Como sea, esa noche regresé a casa más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, y eso es decir mucho, pues desde que tío Rafa me follaba, sique era una niña feliz.

Solo que esta era una felicidad distinta, solo las mujeres y las sissys podrán entender la euforia que causa comprar mucha ropa nueva y sexy.

Mamá me pidió que le modelara mi nueva ropita, y pude ver el asombro y la preocupación en sus ojos, era obvio que no esperaba que hubiese comprado ropa tan femenina y sexy, y mucho menos que me quedara tan ajustada.

Pero después de verme tan feliz, se calmó y me abrazó diciéndome que todos los adolescentes pasaban por su fase rebelde, y que a mí me había tocado una fase gótica.

Yo no supe que contestarle, y ella simplemente me hizo prometerle que al menos no me volviera satánica o algo así, ya que por supuesto me veía super darketa con esas ropitas.

♥♠♥

Cuando el lunes llegué a casa de mi macho, vistiendo unos jeans negros super pegaditos, una playerita negra de manga larga super ajustada con una cruz gótica blanca en el pecho, mi sudadera negra con orejas de gato, mis tenis de tacón alto, y con mis ojos maquillados con delineador negro, mis pestañas super rizadas con un montón de rímel, y mis uñas barnizadas de negro mi tío Rafa se volvió loco y me dio un cogidón delicioso.

Yo con las manos apoyadas en la pared de la sala con mis jeans y mi tanga negra en los tobillos, las nalgas bien paradas y mi tío embistiéndome desde atrás, con una mano me sujetaba el cabello como si fuesen las riendas de una yegua, y con la otra mano me daba unas nalgadotas que me hacían gritar de dolor.

Cuando terminó de rellenarme de leche me obligó a limpiarle la vergota con mis bonitos labios de puta cubiertos con GLOSS de fresa.

“Pinche Suri, estás hermosa así de niña emo, nomás te falta un corte de cabello más cortito y serias perfecta.” Me dijo mi papi mientras yo le limpiaba sus huevotes a lamidas.

“¿No te gusta mi cabello largo papi?” Pregunté con voz mimosa mientras le daba besitos a todo lo largo de esa gigantesca vergota.

“Me gusta sí, pero creo que te verías bien lindo, con uno de esos cortes de cabello entre cortito y largo que se hacen los mariposones que se visten de negro como tú. Ya sabes esos cortes tipo honguito, pero con fleco… ya sabes esos cortes de niño marica.”

De nuevo mi tío hacía gala de esa obsesión que tenía porque yo me viera bien andrógino, bien marica, bien putito. Creo que le encantaba la idea de follarse a un nene marica, le fascinaba saber que él era tan macho que podía hacer sentir mujer a niño, a un nene.

En fin, que le prometí cambiar mi corte lo más pronto posible.

Todo ese día fue una aventura, en el BUS, de nuevo, fui el centro de las miradas, tanto de hombres como de mujeres, las mujeres viéndome con celos y envidia, los machos con deseo y confusión, como si no supieran si yo era niño o niña.

En la escuela, el prefecto casi no me deja entrar, pero le dije que llamará al director y aquel macho maduro le dijo que en efecto yo tenía permiso de asistir a la escuela con la ropa que yo quisiese, el prefecto me dejó entrar no sin antes mirarme el culo mientras pasaba delante de él meneando las nalgas.

Mis amigas me felicitaron por mi buen gusto al elegir mi primer atuendo con la ropa nueva.

Kimberly opinó lo mismo que mi tío, y sugirió que me cortara el cabello, ella recomendó un corte estilo pixie.

Hana a su vez dijo que si me iba a cortar el cabello podría yo aprovechar para teñírmelo.

Anna Sofi, me sacó de su mochila un labial nuevo y me lo regaló, cuando lo abrí vi que era de color negro, ella me dijo que me quedaría perfecto con mi nuevo look, pero la verdad es que no me atrevía a llevar los labios pintados en público. Aún así le agradecí el regalo.

Paola por su parte solo tuvo críticas hacia mí, diciendo que no se podía creer que me dejaran entrar a la escuela vestida de aquella manera, y que era un escándalo que yo anduviese exhibiendo mi gordo culo tan desvergonzadamente.

Pasé el día recibiendo la atención de ellas, pues parecían niñas con juguete nuevo, mirándome las uñas y limándoles un poco para darles forma, retocando mi maquillaje, con más rímel y más delineador, dándole a mis ojos el aspecto de ojos de gato que yo misma había practicado frente al tocador de mi tía innumerables veces.

Me sentía soñada, todos a mi alrededor me miraban, como siempre, las niñas, celosas y llenas de rencor; envidiosas ellas.

Los niños con deseo mal disimulado, llenos de confusión y culpa por sentirse atraídos por un varón, lo que no comprendían es que yo no era ni nunca había sido un hombre, y que era totalmente normal que se sintieran excitados al verme, porque yo era más hembra que la mayoría de mis compañeritas de curso, e incluso más mujer que muchas de las niñas mayores de la escuela.

En fin, ese día y los siguientes pasaron más o menos iguales, yo siendo la comidilla de toda la escuela. Por donde quiera que iba me seguían los chismes y los murmullos.

Así fue hasta que llegaron las vacaciones de navidad.

Que acá en México comienzan a mitad de diciembre y terminan después del 6 de enero, que es día de reyes.

sábado, 1 de febrero de 2025

Mi tío me hizo mujercita. III

 

 ♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥
♥Mi tío me hizo mujercita♥
♥III♥ 

 ♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

Habían pasado casi cuatro meses desde que mi tío me había encontrado vestido con la lancería de su esposa y me había convertido en mujercita a punta de vergazos.

Como ya comenté, yo asistía a una escuela de paga que estaba en la frontera de México con E.U.A, esta escuela trataba de emular y copiar en todo a las escuelas gringas, por lo cual su estructura tanto en arquitectura como en educación académica era muy parecida a la de las escuelas en Estados Unidos.

En esta escuela daban clases desde primero de secundaria, hasta tercero de preparatoria, ósea, había niños y niñas de doce años conviviendo con muchachos y jovencitas de hasta 18 años.

Otra cosa que destacaba de aquella academia era que podíamos asistir con ropa de civil, ósea, vistiendo como se nos diera la gana, casi sin ningún limite.

Por supuesto las niñas y jovencitas no desaprovechaban la oportunidad para vestir de la manera más provocativa y sexy que podían, y solo eran reñidas y limitadas cuando comenzaban a parecer pequeñas prostitutas, pero aún así no era extraño ver minifaldas a medio muslo, playeras superajustadas y escotadas, lancería debajo de blusas y camisas transparentes, y tacones de hasta diez centímetros, minishorts y jeans ultra ajustados, tops que dejaban los vientres y ombligos al aire, maquillaje muy cargado y joyería digna digna de cualquier buena ramera.

Yo aproveché aquella libertad para poder usar ropa super holgada para esconder mis crecientes curvas femeninas, pues después de cuatro meses tomando religiosamente las “vitaminas” que mi tío Rafael me daba, mi pequeño cuerpo había comenzado a cambiar, y a cambiar mucho.

En los primeros dos meses no noté nada diferente en mí, e incluso creí que tío Rafa me había mentido y que aquellas pastillas e inyecciones no servían para nada, pero al tercer mes , mis caderas comenzaron a hacerse más anchas, mis muslos más gordos, mi cintra más estrecha, mi piel más cremosa y delicada, mi cabello más suave y sedoso, mi rostro más delicado y femenino, mis pequeñas y redondas nalgas crecían y se hacían más y más gordas y redondas; pero el cambio más grande que pude observar en mi persona fue mi pecho.

Mi pecho plano y lampiño de niño comenzó a transformarse, a crecer, y pronto tuve un par de pequeñas tetas adolescentes que crecían de manera lenta pero constante, hinchándose un poco cada día, mis rosados pezones también cambiaron mucho, pues se hincharon y se hicieron mucho más llamativos, la areola más grande y el pezón más definido y redondo, y había días en que se ponían tan sensibles que cualquier roce me provocaba dolorosos pinchazos.

A mi me encantaba ver en el espejo ese par de tetas de nena, coronadas por esos bonitos pezones rosas suprasensibles, me hacía sentir tan nena, tan mujer.

Pero me estoy desviando, estaba hablando de mi escuela, y de la vestimenta que usaba en aquellos días.

Como dije no había un uniforme en mi escuela así que por indicaciones de mi tío yo asistía a la escuela usando pantalones de mezclilla muy holgados, playeras enormes, de manga larga y sudaderas gigantes, todo en color negro, dándome un aspecto de niño emo.

Yo odiaba aquella ropa, pero tío Rafael me explicó que tenia que esconder mi cuerpo de nena, pues si mi madre, mis compañeros o mis maestros se daban cuenta de que me estaba transformando en mujer, me llevarían al medico para saber que es lo que me estaba ocurriendo, y eso seria el final de mi transformación.

Por supuesto que obedecí, tanto por que quería complacer a mi macho, como por que lo que más deseaba era seguir convirtiéndome en mujercita.

Pues bien, Tío Rafael me había descubierto vestida cuando yo apenas había comenzado el primer grado de secundaria y para cuando mis tetas comenzaron a crecer ya estábamos a mediados de diciembre.

Gracias al clima frio, mi disfraz de niño emo con aquellas sudaderas enormes, no llamaba la atención tanto como normalmente lo haría, pero hasta yo a mi corta edad de doce años sabia que aquello no podría durar para siempre. En algún punto los cambios que estaba sufriendo mi cuerpo serian demasiado evidentes y quedarían al descubierto de todo el mundo, una parte de mi estaba aterrada con esa idea, y otra parte deseaba que aquello ocurriera cuanto antes.

Para este punto tío Rafa y yo ya habíamos creado una rutina en la cual tres o cuatro días a la semana me la pasaba vestida de mujercita en su casa, haciendo las tareas de una buena ama de casa, y mi tío me follaba cada que lo deseaba, mínimo me cogía dos veces en un día, y cuando su calentura era mucha, aquel enorme semental podía follarme hasta cinco o seis veces al día, esos deliciosos días yo faltaba a la escuela y pasaba todo el día entre los peludos brazos de mi macho.

Gracias a esos maratones de sexo yo había faltado a clases un montón de días en aquellos tres meses.

En fin, a continuación contaré algunas de las aventuras que tuve en mi infancia, producto de mi transición pero que no fueron exactamente experiencias sexuales.

La primera aventurita como nena marica fue la primera vez que compre lancería en persona.

Creo yo que es una experiencia que todas las nenas trans hemos vivido, casi un rito de iniciación.

Todo comenzó más o menos un mes después de mi desvirgamiento, para ir a la escuela tenia que cruzar un enorme “jardín” llamado “Plaza de la Republica” y después meterme a “Plaza de las Américas” que no era otra cosa que una plaza comercial, o lo que acá llamamos “MALL”, ahí dentro entre los locales de ropa, juguetes, comida, y electrodomésticos estaba una preciosa boutique de lancería, vendían todo tipo de ropa interior para mujer, de todas las marcas imaginables, de todos los materiales del mundo y de los más hermosos colores que yo hubiese visto.

Por supuesto cada que pasaba yo me quedaba mirando embobada el escaparate de aquel local, lleno de maniquíes vistiendo las más sensuales, sexys y vulgares prendas del mundo, en encaje, seda, chiffon o muselina.

Me quedaba ahí de pie deseando ser dueña de cada prenda, y poder probarme cada atuendo frente a un espejo toda la eternidad, sentir la caricia de esas sedosas y suaves telas rozar y cubrir mi piel, no para esconderla, sino para mostrarla más adornada, más apetecible, más deseable.

Pasé días y semanas armándome de valor para entrar, por supuesto tío Rafael me regalaba lencería casi cada vez que me cogía, pero elegirla y comprarla por mi misma era completamente diferente.

Así entré en aquel lugar aquella tarde, después del colegio, con pasos nerviosos y con las manos temblando de miedo, pensando que en cuanto cruzara la puerta alguien gritaría escandalizada y me sacarían del local a la fuerza llamándome pervertido, asqueroso o algo peor.

Cosa que no sucedió, así que pude entrar hasta dentro y mirar mucha, mucha más lencería de la que jamás podría haberme imaginado, quedé embelesada mirando todo aquello, deseando poder tocar y sentir cada prenda para después probármela.

Estuve merodeando un tiempo y siendo foco de la atención de una sexy y madura mujer que me miraba con suspicacia hasta que me preguntó si podía ayudarme, yo no pude responder y hui de ahí como una cobarde.

Tres días después fui de nuevo y cuando la misma mujer, quien resultó ser la dueña del lugar, me preguntó que buscaba yo respondí con la voz más tímida y suave que quería llevarme un hermoso conjunto de corpiño, tanga, portaligas, y medias de rejilla hasta el muslo, que tenían exhibido en la marquesina.

Todo el conjunto estaba en color amarillo neón, lo sé, lo sé, mi color favorito, y de todas las sissys y mariconas del mundo es y debe ser el rosa, pero creo que toda buna puta disfruta vestir cono colores neón, ya saben verde lima, azul rey, amarillo brillante, purpura fosforescente y naranja intenso.

Puse como excusa que seria para mi novia, cosa ridícula puesto que yo era y parecía un pequeño niño de doce años emo y afeminado, que clase de novia podría tener un niño de esa edad, y mucho menos una novia que gustara vestir con lencería.

La señorita me miró un de arriba a abajo y después de un momento me dijo:

“¿Qué talla es tu... novia, jovencito?”

Yo completamente rojo de la vergüenza respondí que mi imaginaria novia era de mi tamaño, mi mirada siempre hacia el suelo, pues hasta a mi me sonaba ridícula aquella afirmación.

La señora sonrió aún más ampliamente y me dijo como quien no quiere la cosa.

“Yo calculo que tú eres es talla XS (EXTRA SMALL), es decir tu novia, te daré esa. Pero si no te queda, simplemente no le quites las etiquetas y puede regresar el conjunto y te lo cambiaremos por un tamaño que te quede perfecto... es decir a su novia, claro.”

Yo seguía completamente avergonzado y me supe descubierto, aquella hermosa mujer sabia exactamente lo que yo era.

Eso no impidió que yo pagase por aquel hermoso conjunto con el sueldo que mi tía me daba y me fuese a casa con el corazón a punto de explotar por la felicidad y la emoción, cuando llegué a casa lo primero que hice fue desnudarme y probarme mi nueva ropita interior, me quedaba perfecta, me veía putísima, deliciosamente vulgar.

Me estremecí todita al pensar en como sorprendería a mi macho el día siguiente y en la cogidota que tío Rafa me daría al calentarlo con aquella ropita nueva. Y no me equivoqué, tío Rafa quedó tan complacido por verme vestida así que no me dejó ir a la escuela ese día y pasamos todo el tiempo follando como conejos por toda la casa.

Pronto me volví una cliente asidua a esa boutique de lencería, y tanto las vendedoras como la dueña del lugar terminaron por conocerme. Me atendían como a una mujercita más y me mostraban todas la novedades en cuanto les llegaban, pronto me dejaron usar el vestidor para probarme la lencería en el local antes de pagarla, para saber si me quedaba bien, la mayoría de las cosas me quedaban perfectas en la talla XS, excepto por alguna que otra panty o tanga demasiado pequeña para mi gordo culo de nena que cada día crecía más. Los corpiños y brasieres casi siempre me quedaban grandes pero la dueña me enseño a usar el hilo y la aguja para ajustarlos en casa y pronto tuve mi closet lleno de lencería a mi medida.

Tío Rafa se volvía loco cuando salía de su baño vistiendo aquellas prendas, y siempre terminaba por cogerme con furia y pasión propias de un animal.

“¡Pinche Suri, te ves bien rica en esa tanga, eres toda una hembra!” Rugía mi tío en mi oído mientras me embestía desde atrás, “¡Voy a preñarte maldito mariconcito lindo, voy a llenarte tanto de leche que te voy a hacer un hijo, pinche puto hermoso!” Gritaba mientras llenaba mi coño de niño con su semilla caliente y espesa.

Aquellas sesiones de sexo rudo eran una verdadera locura, tío Rafa me follaba en todas las posiciones del Kama Sutra, mi favorita, como ya dije, era la de perrita echada, pero en esos cuatro meses aprendí que mi segunda favorita es la posición de Apolo, tío Rafa de pie completamente recto, con sus poderosas piernas ligeramente separadas, me levantaba en el aire sujetándome de las nalgas con sus enormes manos. Me penetraba muy profundamente, yo ponía mis pies sobre los hombros de él y le rodeaba el cuello con mis brazos, en esta sensual posición, al estar uno frente al otro, ambos podíamos besarnos de manera pervertida, amorosa, y húmeda. Tío Rafa violaba mi boquita con su gruesa lengua, obligándome a beber su masculina saliva.

Papi me hacia rebotar sobre su vergota una y otra vez de manera salvaje y rápida, como si yo no pesara nada; a mis 22 años mido apenas 1.55 metros de altura, así que podrán adivinar que en ese entonces era aún más pequeña. Por lo cual tío Rafa con sus dos metros de altura y sus más de cien kilos podía y aún puede, manejarme como a una muñequita de juguete.

Otra de aquellas experiencias nacidas de mi nueva vida como putita personal de un macho alfa tan dotado y caliente como tío Rafa fue el casi ser expulsada de la escuela.

Como ya dije, hubo muchas veces en que la calentura de mi tío Rafa era mucha, o mis conjuntos de lencería eran excesivamente sexys, entonces mi macho decidía que quería pasar todo el día cogiendo a su sobrinita, la mariconcita. Gracias a esos deliciosos días de sexo desenfrenado, yo junte diez faltas en cuatro meses, lo cual superaba por mucho la cantidad de faltas permitidas, e incluso yo me preguntaba por que la escuela no había contactado con mi madre o me habían regañado o castigado, por que aunque al día siguiente de cada falta me preguntaban la razón de mi ausencia, yo siempre ponía de excusa que me había enfermado y mi madre, una enfermera, me había ordenado guardar reposo. Puesto que esa situación ya había ocurrido otras veces, los profesores no indagaban más y me dejaban en paz.

Por supuesto sabía que aquello no podía seguir indefinidamente, sabía que tarde o temprano mis constantes faltas tendrían alguna consecuencia, pero mientras estaba entre los fuertes brazos de mi tío, con veintisiete centímetros de verga gorda, dura y caliente metida hasta la raíz dentro de mi apretado coñito de niño, la verdad es que poco me importaban la escuela.

Todo estalló un sábado en la mañana cuando mamá y yo estábamos desayunando, de nuevo el ambiente se sentía tenso y raro, e igual que la última vez mi madre estaba muy callada y seria. Yo podía sentir su enojo como si fueran ondas de radio saliendo de su cuerpo, yo trataba de actuar normalmente, pero sabía que en cualquier momento mi madre comenzaría a regañarme, cuestionarme o castigarme directamente.

La pregunta era; por que iba a ser el regaño, acaso mamá estaba sospechando de nuevo de tío Rafael y yo, acaso estaba enterada de mis compras secretas de lencería femenina, o había visto mi historial de internet.

Sí, a mis doce añitos yo me había convertido en una niña muy mala, tenia muchos pecados, secretos y crímenes en mi conciencia.

Por fin después de un tenso y muy silencioso desayuno mamá habló:

“¿Qué tal va la escuela, Suri?” Preguntó mi mami con una voz fría y cargada de reproche.

Tardé un momento en responder, suspiré un poco aliviada, al menos ahora sabia por donde iban los tiros.

“Bien... mami... Todos va bien... he estado sacando puros dieces y nueves” Respondí yo haciéndome la tonta.

“Mmmm... ¿En serio?” Preguntó ella desconfiada.

“Sí, mami. Es verdad, mis exámenes van muy bien” Y era verdad.

Siendo como era una nena marica, pequeñita, tímida, solitaria y muy inteligente, no era ninguna sorpresa que yo fuera una matadita, una nerd, mis calificaciones siempre fueron excelentes.

“Y no tienes algo que decirme? No hay algo importante que debas contarme?” Mamá me miraba con ojos acusadores.

Me quedé en silencio, con la mirada baja, pues aunque estaba casi segura de que mi mami estaba regañándome por faltar a la escuela, no quería venir meter ningún error, pues sería muy fácil descuidarme y acabar confesando que me había a convertido en la putita marica de mi tío.

Al final resultó que el director de la escuela le llamó y le pregunto y mi madre sobre mi salud, y por qué estaba faltando tanto a la escuela, ella fingió que sabía sobre mis ausencias que en efecto había dejado de ir esos días por problemas de salud, dijo aquello para evitar mi expulsión, el director le explicó que la única razón por la que no habían tomado ya esa decisión era por mis excelentes calificaciones.

Mamá paso la siguiente media hora regañándome y cuestionándome por mis faltas al colegio.

Yo de nuevo apliqué la misma técnica que la última vez, contar una mentira con media verdad.

Le expliqué entre lloriqueos y lagrimas que lo único que hice aquellos días fue quedarme en casa a ver televisión y navegar en internet, y que la razón era que mis compañeros en la escuela me molestaban todo el tiempo por mi manera de ser y de vestir, refiriéndome a mi look gótico, y que por eso había comenzado a usar aquella ropa fea y holgada, le expliqué que gracias a ser tan pequeño, bonito, delicado y amanerado, los muchachos más grandes y fuertes del salón e incluso fuera de mi salón me insultaban, me lanzaban cosas e incluso me habían golpeado un poco.

De nuevo mi madre terminó por creerme todo, ya que mi llanto era sincero y los palabras también, por supuesto la verdadera razón por la cual faltaba a clases era que prefería quedarme todo el día siendo follada como a una puta por mi tío Rafa. Pero eso no significaba que no sufriera BULLING en la escuela.

Por supuesto que un mariconcito como yo resaltaba entre niños traviesos, malvados y muy masculinos que pasaban por la pubertad y se comportaban como pequeños trogloditas.

Y por supuesto que aquellos niños sabían por instinto lo débil, femenino y sumiso que era yo, el resultado era obvio, yo era la víctima perfecta, una tierna e inocente ovejita entre una manada de lobos.

Así que sí, todo lo que le dije aquella vez a mi madre era verdad, también le conté que se burlaban de mi ropa gótica, le dije entre lloriqueos que yo deseaba volver a vestirme de aquella manera, pero que me daba miedo hacerlo pues temía las burlas y los maltratos de mis compañeros.

Terminé llorando en los brazos de mi madre mientras ella prometía ir a la escuela para arreglar ese asunto.

Mamá prometió llevarme a comprar ropa nueva el siguiente domingo e incluso me dijo que yo podía usar el dinero que mi tía me había pagado durante ésos cuatro meses para renovar mi guardarropa, yo sentí un vuelco en el corazón porque no tenía ni un peso guardado de aquel dinero, todo lo había ya gastado en lencería y zapatillas de plataforma.

Hice una nota mental: Debía decirle aquello a mi macho cuánto antes, pues por lo que mi madre sabía, yo no había comprado nada con mi sueldo de sirvienta y no podía decirle que mi dinero simplemente había desaparecido.

Así fue como el lunes de la siguiente semana mi madre fue al costoso colegio que pagaba con tanto esfuerzo y exigió al director que castigará a los niños que se metían conmigo y que detuviera el acoso escolar a mi persona, bajo amenaza de demandar a la escuela, también le advirtió que yo tenía derecho a ir vestido de la manera que yo quisiera y que bajo sus propias reglas no sería blanco de discriminación, censura o acoso por parte de mis compañeros o de los profesores.

Por supuesto mami se refería a mi antiguo look gótico, yo sin embargo pensaba en como podría usar prendas súper femeninas y ajustadas e incluso podría maquillarme y pintarme las uñas como una niña.

El director se notaba molesto por las exigencias y la amenaza de mi madre, pero no dijo nada.

Aquel hombre era alto fuerte y de tez morena, tendría cuarenta y tantos años pero aún se conservaba excelentemente, su cabello negro mostraba unas elegantes canas a los lados y aunque era algo gordo se notaba que hacía ejercicio regularmente, sus musculosos brazos tensaban la tela de su impecable traje.

Yo sentí mariposas en l estómago cuando él me miró de aquella manera tan seria y enojada, mi instinto marica me ordenaba ponerme de rodillas y rogar por su perdón… y tal vez por otra cosa.

Tuve que obligarme a recordar que yo ya tenía dueño y que estaba enamorada de mi tío Rafa, si no andaba con cuidado corría el riesgo de convertirme en una facilona.

Como sea, mamá se marchó aquel lunes con la promesa del director de que me pondría más atención y que castigaría a los BULLYS que me habían molestando.

Por supuesto al otro día, martes, cuando fui a casa de mi macho vistiendo con mis jeans negros más ajustados y una playerita de nailon color púrpura súper pegadita, él me preguntó sorprendido y un poco molesto por mi atuendo.

Por supuesto gracias a esa ropita, mis crecientes curvas de mujer se notaban descaradamente, mis caderas se lucían muy anchas, mis muslos gordos y torneados y mi cintura de avispa se notaba muchísimo, eso sin hablar de mis nalgotas de nena, bien redondas bien paradas y bien gordas.

Pero lo que más llamaba la atención eran mis dos núbiles tetitas. Las sissys y mariquitas que hayan transicionando como yo sabrán que lo especiales y características que son las tetas producidas por hormonas, son muy bonitas y femeninas, pero al principio tienen una forma cónica y puntiaguda súper icónica. Son las tetas que encontrarías en una niña que apenas está entrando a la adolescencia, súper eróticas pero también tiernas e infantiles.

Así tenía yo mis tetitas después de cuatro meses de hormonas, lo que según mi tío, significaba que mi cuerpo estaba recibiendo muy bien las hormonas y los bloqueadores de testosterona que me tomaba a diario.

Por supuesto con aquella playerita de nailon aquellas lindas tetas destacaban en mi pequeño cuerpecito escandalosamente, la tela era tan delgada y ajustada que se podía notar el corpiño que me había puesto para proteger mis sensibles pezoncitos.

Por qué sí, desde que tío Rafa me había vuelto mujer usaba lencería y ropa interior femeninas debajo de mi ropa de niño todo el tiempo.

“Suri, ¿Por qué estás vestida de esa manera? ¿Acaso no te dije que escondieras tu cuerpito de nena?” Mi macho me miraba molesto pero excitado, era obvio que le encantaba mi look de mariquita gótico.

“Lo siento papi.” Respondí yo sumisa, desde que me había enjaulado yo lo llamaba papi cuando estábamos a solas. “No quise desobedecerte pero tengo mucho que contarte, además traigo la sudadera en la mochila, me la pondré en cuanto salga de aquí.

Le expliqué todo el problema que habían ocasionado mis constantes faltas y el como mi madre había ido a la escuela para asegurarse de que yo vistiera de manera gótica de nuevo.

“Entiendo nena, pero debiste pedirle permiso primero a tu macho para vestirte así.”

Tío Rafa entonces me agarró de las nalgas me levantó y me besó de manera obscena y húmeda, metiendo su enorme lengua hasta mi garganta, obligándome a beber su deliciosa saliva.

Estuvimos así un rato largo, nuestras lenguas enredándose como culebras mientras sorbíamos la saliva del otro.

Pude sentir como su vergota se ponía dura dentro de sus pantalones, su bulto se frotaba contra mi clítoris enjaulado causándome ese dolor/placer al que ya me había vuelto adicta.

Nos separamos por la falta de oxígeno, yo estaba jadeando como perrita, él como siempre apenas y se había agitado, tenía una condición física envidiable.

Así estábamos, abrazados, él cargándome de las nalgas y yo con los brazos en su cuellos y mis piernas alrededor de su cintura como un bebé koala, mirándonos súper enamorados, bueno al menos yo estaba súper enamorada, tío Rafa me veía con lujuria y hambre como siempre.

Tío Rafa entonces decidió, aunque con mucha pena, que ya no podríamos pasar días enteros cogiendo desde la mañana hasta el atardecer pues ya no podría faltar más a clases.

También terminó por alegrarse de que yo volviera usar ropita más acorde con mi verdadera naturaleza, pues le expliqué con lujo de detalles el tipo de ropita que quería usar para mi nuevo look gótico, haciendo énfasis en que me vestiría lo más femenino y marica que pudiera.

Le expliqué también que mami esperaba que yo tuviera dinero guardado para ese día de compras, pero que todo mi sueldo lo había gastado en las lencería que él había disfrutado.

Tío Rafa soltó una carcajada y comprendió mis intenciones, me dijo que estaba de acuerdo con darme dinero suficiente para que mi mami no sospechara nada

También me dijo que aunque estaba de acuerdo en que regresara a mi estilo gótico tendría que usar sostenes deportivos muy ajustados, pues mis tetitas de nena adolescente seguían creciendo cada día y ya eran escandalosamente femeninas, tío Rafa me dijo que él se encargaría de conseguirme ese tipo de sostén.

Mi papi entonces me dijo que como quería dinero extra tendría que ganármelo.

Yo le pregunté cómo, y él respondió que ya que yo me comportaba y cogía como una puta profesional bien podría comenzar a cobrar como una.

“¿Cuánto cobras por hora putita?” me preguntó tío Rafa mientras caminaba hasta la sala y me dejaba caer en el sillón de tres piezas, sus enormes manos ya quitándome la ropa, descubriendo la lencería negra que había debajo.

Yo no tenía ni la menor idea de cuánto cobra una puta por hora pero ya que solo podríamos follar una vez en ese momento y después solo tendríamos la tarde para seguir cogiendo, decidí que tenía que cobrar bastante cara cada hora.

“Mmmm… a 500 pesos la hora... señor.” dije yo nerviosa y completamente roja de vergüenza.

Era una locura, ¡estaba sintiendo vergüenza! Tío Rafa me había cogido tantas veces y de tantas maneras, me había insultado y escupido, me había nalgueado y abofeteado de manera ruda y dolorosa, me había humillado y dominado de maneras tan extremas como placenteras y aún así ahí en ese momento a punto de ser cogida a cambio de dinero, como una puta de verdad, me sentí sonrojada y cohibida.

“¿500 pesos? ¿No crees que es muy caro putita?” preguntó tío Rafa mientras jugaba con mis tetitas por encima de mi corpiño.

“Haré lo que usted quiera señor… y puede cogerme en la posición que usted quiera señor… además puede ser todo lo rudo que quiera… puede darme nalgadas, cachetadas y escupirme si quiere señor, aunque sea una puta cara, puede usted usarme como a una puta barata, señor.” Yo dije todo aquello con la voz más infantil, mimosa, femenina y sensual que pude, mientras acariciaba el bulto de mi tío.

Me había metido en mi papel de prostituta profesional.

“Eso suena mejor, pequeña ramera… pero las putas como tú siempre quieren que uno se ponga condón… ¿Qué dices de eso zorrita?” preguntó mi papi mientras se ponía de rodillas para besar mis pezoncitos que en ese momento me dolían muchísimo por las hormonas.

“¡AHHHHG… DIOOOSS…!” grité yo al sentir aquellas punzadas. “No… no tiene que usar condón conmigo señor… soy solo un putito, un mariconcito… no puedo quedar embarazada… además me encantas sentir una buena verga a pelo dentro de mi vagina de niño… puede usted correrse dentro de mí las veces que quiera…” Yo estaba ya súper excitada por las rudas caricias de mi papi.

“¡Puta madre! ¡Que buena ramera me encontré! Creo que 500 pesos es hasta barato… solo una pregunta más… ¿tragas o escupes, perrita hermosa?”

“¡Trago! ¡Yo siempre me trago la leche! ¡No hay nada mejor que la leche de macho recién ordeñada, directo del biberón, papi!” grité yo entre jadeos pues papi está ahora lamiendo y mordisqueando mis tetitas de niño hormonado.

“¡Te voy a preñar esa vagina de nene que tienes, putita linda, te juro que vas a quedar preñada después del cogidón que te voy a dar… pero eso será en la tarde, cuando regreses de la escuela, pinche colegiala puta! ¡Lo que quiero ahora es follarte esa boquita de zorra que tienes, voy a violar esos gordos labios de ramera puta que Dios te dio! ¡Esa boquita de estrella porno que tienes me vuelve loco, pinche mariconcito hermoso!” Tío Rafa entonces me besaba mordía y pellizcaba mis tetas de manera salvaje, casi haciéndome daño.

Y diciendo aquello mi papi me obligó a ponerme de rodillas.

“¡Ahora putita mía, comienza a trabajar y sácame la verga! Que voy a violarte por la boca como la pequeña ramera que eres.”

Tío Rafa acentuó aquella orden con otra bofetada en mi bonito rostro, esta vez fue un poco más fuerte.

“Sí papi, lo que usted mande papito.” Respondí yo con una sonrisa mientras miraba a mi macho desde el suelo, lucia gigantesco, mi rostro quedaba justo a la altura de su entrepierna, donde pude ver el enorme bulto que provocaba su vergón atrapado dentro de su pantalón de mezclilla.

Mi tío rafa me miraba hacia abajo, con una enorme y confiada sonrisa en su moreno y varonil rostro, era simplemente el macho más hermoso que hubiese conocido en mi corta vida.

Sin dejar de verlo directo a los ojos, comencé a restregar mi bonito rostro contra el enorme bulto que su pollón formaba debajo de sus pantalones. Tío Rafa me miró de nuevo sorprendido pero complacido.

Me reí coqueta y mimosa, mientras besaba, mordisqueaba y me restregaba contra esa enorme erección, me encantaba ver las reacciones de mi papi cuando yo mordía con más fuerza su gorda verga por encima de la mezclilla.

Así estuve unos cuantos minutos, provocando aquel pollón a base de mimos y caricias, hasta que la erección de tipo Rafa era ya completa, y aquel vergón amenazaba con reventar las costuras y la bragueta de aquellos pantalones.

“Ya basta de jugueteos putito lindo, ahora sácame la verga y comienza a mamar, no te irás de aquí hasta que me saques toda la leche y me dejes los huevos secos. Me importa un carajo que llegues tarde a la escuela, pinche mariconcita puta, de aquí no te vas hasta que te tragues toda mi leche.” Tío Rafa me tomó de mis sedosos y rubios cabellos y me alejó de su entrepierna como si fuera una perrita maleducada y glotona.

“Sí, papi, sí. Lo que usted diga papi lindo.” Dije yo mientras comenzaba a desabrochar el cinturón y el pantalón de mi macho.

Cuando por fin bajé los pantalones y la ropa interior aquel monstruo de veintisiete centímetros se liberó con tal fuerza que me dio un fuerte golpe en la cara, embarrándome el rostro con su presemen.

Me quede unos instantes admirando aquel pollón gigante, era precioso, una enorme barra de carne de veintisiete centímetros, tan gruesa como una lata de refresco, y con una cabezota en forma de hongo gigantesca, aquella vergota era morena, casi negra, llena de venas gruesas y oscuras, tan dura y erecta el glande casi tocaba sus marcados abdominales, era simplemente divina, y era toda mía.

“¡Oh, Dios mío papi! ¡Es hermosa! ¡Su verga es simplemente preciosa!” Yo no pude contener aquellos sucios pensamientos. “¿puedo tocarla papi? ¿De verdad puedo mamar esta magnifica vergota?” Rogué yo con voz anhelante, vocecita de niña puta.

“Claro que puedes tocarla y mamarla pinche ramera hermosa, si para eso naciste, para eso te voy a pagar pinche niña puta.” Tío Rafa agarro esa vergota negra desde la base y comenzó a darme golpes con ella en el rostro.

Yo abrí mi boquita y saqué la lengua de manera automática, para recibir aquellos pollazos directo en mi húmeda lengua, y probar el intenso sudor de macho y el presemen de mi papi.

¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!

Aquellos pollazos caían sobre mi femenino y dulce rostro marica una y otra vez.

Yo simplemente seguía sonriendo, con la lengua de fuera, saboreando cada golpe, y cerrando mis ojitos azules cada vez que su hinchado glande me golpeaba en la frente.

“Muy bien putito, ya es suficiente. Ahora abre esa boquita de puta y di ahhh…” ordenó mi papi.

Y Yo como la nena sumisa que soy obedecí de inmediato.

“¡Ahhh… ♡♡♡!” Dije yo mientras abría mi boquita lo más grande que pude.

Tío Rafael entonces metió aquel pollón hasta la mitad de una sola estocada.

“¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… !” Comencé a tener arcadas al sentir aquel monstruo violando mi garganta.

“¡Ufff… ! ¡Que garganta tan apretada y caliente tienes jotito hermoso!” Tío Rafa agarró mi cabeza con sus dos enorme manos y me sostuvo en mi lugar, con aquella tranca enterrada hasta la mitad, podía sentir su hinchado glande en la entrada de mi garganta. “Es sorprendente que ahora pueda enterrar mi polla hasta la mitad tan fácilmente, recuerdas cuando comenzamos, nena, apenas y te cabía la cabeza en esa boquita de muñeca, y mírate ahora, con media verga en la boca.”

Yo seguía atragantándome y dando arcadas, sin poder contestar nada, resultado de tener mi boca y mi garganta violadas de aquella manera burbujas de saliva e hilos de baba comenzaron a formarse alrededor de mi boca y barbilla.

Tío Rafa tenia razón, yo había avanzado mucho en mi habilidad para realizar mamadas, y ahora poda tener un poco más de la mitad de aquel gigantesco miembro en mi garganta, eso sí, siempre terminaba con el rostro hecho un desastre, lleno de baba, semen, y lágrimas.

“¿No estás orgullosa, nena? ¿No estás feliz de cuanto has avanzado, bebé?” Preguntó mi tío de manera malvada, mientras enterraba una pulgada más de su verga dentro de mi apretada garganta.

“¡Ghlurgh ! ¡Shrrrp ! ¡Bhlurgh !” Respondí yo con esos obscenos y húmedos ruidos de ahogamiento que podía hacer. Como no podía responder con palabras entonces asentí varias veces con esa vergota atrapada en mi boca, con mis llorosos ojos azules mirando directamente a los oscuros ojos de mi tío.

“¡Sí bebé! Has mejorado, muchísimo, y las hormonas han hecho maravillas en tu cuerpecito de nena. Cada día te vuelves más y más una hembrita. Pero hoy vas a tragarte mi vergón hasta la raíz, hoy voy a violarte por la boca, como la ramera barata que eres, hoy voy a usar esta boquita de puta como si fuera una vagina.” Tío Rafa me miraba de manera malvada, casi con odio, pero con una sonrisa de oreja a oreja.

Me estremecí de miedo y emoción, papi estaba a punto de enseñarme otra placentera y dolorosa lección, y yo como buena niña estaba dispuesta a aprender, lo complacería y obedecería ciegamente, pues yo era su puta, yo era su amante, su segunda mujer y era mi deber obedecerlo.

“¿Estás listo nene?” Pregunto tío Rafa mientras acarraba mi cabeza de los lados con fuerza.

“¡Bhhlrghhhhhh… !” Traté de responder de nuevo y terminé por asentir de nuevo con la boca llena de carne de macho.

Y entonces sin esperar ni un segundo más, tío Rafa metió aquel vergón de una estocada hasta la raíz, y pronto mi nariz quedó enterrada entre el vello pubico de mi tío.

“¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Bhhlarrgghhh !” Yo sentí que me ahogaba, y que estaba a punto de vomitar.

Tío Rafa me sujetó a su entrepierna con aquella fuerza monstruosa que tiene y me obligo a seguir ahogándome con ese pollón enterrado hasta la raíz.

“Tranquila, tranquila nena. Trata de respirar por la nariz, tranquilízate y respira profundamente por la nariz bebé.”

Yo traté de obedecer, tanto por ser una completa sumisa, como por que estaba a punto de desmayarme por la falta de oxígeno.

Al respirar me embriagué con el almizcle que desprendía el pubis lleno de vello de tipo Rafa. Me sentí mareada, tanto por estar ahogándome como por el delicioso aroma a macho que mi tío Rafa desprendía de aquella zona tan intima.

Mi papi me mantuvo en esa posición hasta que casi pierdo la conciencia, yo solo atinaba a gemir, dar arcadas y atragantarme con aquel vergón violando por completo mi pequeña garganta de doce años, podía sentir el gigantesco glande casi hasta mi pecho.

“Vas a quedarte así hasta que te acostumbres y te tranquilices. Así que te recomiendo que comiences a respirar más tranquilamente y dejes de tratar de escapar putita, por que no voy a soltarte hasta que haya vaciado mis bolas dentro de tu garganta.” Me amenazó mi papi.

Yo obedecí y después de una eternidad pude dejar de ahogarme, y respirar de manera tranquila aún con ese tremendo vergón dentro de mí.

Tío Rafa solo me acariciaba mi sedoso cabello de manera tierna mientras yo sentía su polla latir dentro de mi garganta.

Cuando tío Rafael se dio cuenta de que yo había logrado calmarme comenzó entonces a follarme la garganta tal como lo había prometido, como si fuese una vagina.

¡Plas! ¡plas! ¡plas! ¡plas! ¡Plas!

¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… !” Eran los únicos ruidos que yo podía hacer ante tan salvaje ataque.

“¡Ufff…! ¡Ahhhgg! ¡Joder! ¡Que rica boquita tienes puta! ¡Tu garganta aprieta riquísimo, Suri! ¡Eres una puta perfecta! ¡Mira cómo te tragas toda mi verga pequeña putita marica! ¡Siempre supe como que serias una perfecta come vergas, mira cómo puedo meter una y otra vez mi pollón dentro de tu boquita de puta y como me aprieta tu garganta de maricón! ¡Naciste para esto putito, naciste para tragar verga, Suri! ¡Tienes que entenderlo, eres la zorra más caliente, sexy y sucia que he tenido! ¡Ninguna puta antes me ha aguantado una follada de garganta como lo estás haciendo tú ahora! ¡Traga, traga, traga, pinche putito hermoso! ¡Esta es una verga de macho! ¡Esta es una polla de un hombre de verdad, así que trágatela entera pinche puto maricón!”

Tío Rafael bufaba y vociferaba todas esas lindezas mientras movía sus caderas de atrás hacía delante de manera dura y brusca. Follando mi garganta y mi boca como si fuese una vagina.

¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Slurrpppp ! ¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Slurrpppp !” Yo simplemente podía seguir ahí de rodillas aguantando las poderosas embestidas de mi tío Rafa, y cuando su glande estaba en mi boca solo atinaba a sorber y beber un poco de la abundante saliva y presemen que estaba produciendo aquella follada facial.

Tío Rafa gemía y bufaba más y más fuerte mientras aceleraba sus empujes, metiendo y sacando ese pollón de mi garganta, yo solo atinaba a agarrarme de sus peludas piernas para no perder el equilibrio, gemir, tener arcadas, babear como retrasada y usando toda la voluntad que pude reunir seguir mirándolo a los ojos mientras mi papi seguía violándome la cara.

Aquello duró como media hora, yo oscilaba entre la consciencia y la inconsciencia, tanto por la falta de aire como por el aroma de mi papi, como por el placer que sentía al ser tratada tan rudamente, mi clítoris había estado babeando desde el principio de la follada facial, y ahora tenia todo el frente de mis ajustados jeans negros completamente mojados, casi como si me hubiese orinado.

Mi vagina de niño no estaba mucho mejor, el PLUG que tenía insertado me provocaba mucho placer, presionaba mi próstata deliciosamente, y en ese momento mi culito también estaba completamente mojado, palpitando alrededor de mi PLUG anal.

Era increíble, pero estaba por correrme solo por hacer una mamada, o mejor dicho me iba gracias q que me estaban follando la garganta de manera violenta y descuidada, era una locura.

Cuando las embestidas de mi macho comenzaron a ser más erráticas y profundas y sentí como su verga crecía aún más dentro de mi garganta, supe que mi tío estaba por correrse, mi vientre, mis diminutos testículos y mi anito también comenzaron a hervir y a palpitar, preparándose para mi propio orgasmo.

“¡Ya casi! ¡Ya casi! ¡estoy a punto de correrme pinche zorrita rica! ¡Voy a llenarte la pancita con mi leche, pinche putito hermoso! ¡Voy a correrme putón! ¡me corro! ¡Me corro putón, me estoy corriendo pinche putita linda! ¡Trágate toda la leche pinche puto! ¡Eres un zorrón, una marica... un puto mariposón! ¡trágate toda mi leche de hombre pinche mariconcito puto!”

Y bufando como un toro tomo mi rostro y lo empujó hasta su entrepiernas, mi nariz de nuevo hundida entre el pelambre de su pubis, respirando ese delicioso aroma a macho alfa.

“¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh…! ¡Glucckkk…! ¡Ghlrrhhhgggg!” Dije yo mientras sentía como tío Rafa se vaciaba directamente en mi estomago, pues su glande me había llegado hasta el fondo de mi garganta, sentía la cabezota de su verga en mi clavícula.

Me aferré a sus nalgas velludas con mi alma mientras de mis ojos escurrían ríos de lagrimas, de mi boca, espuma, burbujas e hilos de saliva que caían al suelo, tragando cada vez que tío rafa eyaculaba dentro de mi, más como un reflejo nauseoso que otra cosa, pero gracias a eso pude sentir como mi garganta le daba un masaje a ese vergón, como tratando de exprimirlo completamente.

Tío Rafa eyaculó no menos de ocho disparos directamente a mi barriga, y entonces de un jalón me separo de su pubis y me echó los últimos dos disparos directo en la boca, pues su glande quedó atrapado en mi boquita de mamadora.

Yo me había estado corriendo desde el primer disparo, sintiendo todo mi cuerpecito vibrar de placer, mi vagina de nene, se abría y cerraba alrededor del PLUG y mi clítoris estaba dejando escapar todo el estéril y transparente jugo marica que mis minúsculos testículos podían producir.

Me sentía desmayar de placer, me sentía, puta, putísima, la más puta de todas, me sentía, una zorra, una perra en celo, un putón, una callejera, un pedazo de carne con el único propósito de dar placer a mi macho, y ser usada como un juguete sexual por aquel oscuro dios del sexo.

“¡Joder, Suri! ¡No mames! ¡Pinche putita rica! ¡Como tragas verga! ¡Eres simplemente increíble, pinche zorrita tragona! ¡Ufff…! ¡Joder!” Mi tío me acariciaba el cabello ahora sudado y húmedo mientras yo comenzaba a lamer y a chupar la cabezota de su polla.

Yo estaba recuperándome de tremenda violada a mi garganta, pero durante esos cuarto meses mi macho me había enseñado los deberes y las responsabilidades de una buena puta marica. Y no tuvo que ordenarme terminar de exprimir su vergón, cosa que hice, con mis dos manitas exprimiendo desde la raíz hasta el glande como si fuese una pasta de dientes mientras succionaba con todas mis fuerzas su uretra, como si fuese un popote.

Como siempre mirándolo directo a los ojos, con mi rostro lleno de lagrimas, mocos y babas.

Cuando hube tragado hasta la última gota de aquella deliciosa semilla comencé a limpiar esa vergota a lamidas, hasta dejarla brillando de limpio.

Tío Rafa solo se quedó ahí mirándome complacido, mientras recuperaba el aliento.

“¡Muy bien putita ya es suficiente! Ve al baño arreglarte un poco, mientras enciendo la camioneta, te voy a llevar a la escuela, de por si vas a llegar tarde, si vas en BUS no van a dejarte entrar.” Me ordeno papi.

“Sí, papi. Lo que tú digas, papi. Pero antes de eso…” Y tomando con mucho mucho amor aquel vergón para que quedara frente a mi rostro le di un besito super tierno, femenino y amoroso a la punta de aquel moreno glande. “Gracias por la lechita, te amo.” Dije yo de manera mimosa, dándole otro besito. Después miré a mi papi y dije. “Gracias a ti también papi por usar mi boquita de puta, te amo.”

Tío Rafa me miró como si no pudiera creer lo que veía y después simplemente sonrió de aquella manera tan perversa que tiene él, mientras sacaba su cartera y me arrojaba varios billetes a la cara.

“Toma putito, te lo has ganado. Ahora ve y límpiate estás hermosa así como estás, pero no puedes ir a la escuela luciendo como una puta recién usada.”

Yo levante los billetes del suelo, sintiéndome como una prostituta de verdad y después me puse de pie, las piernas me temblaban tanto por el sissygasmo que había tenido como por pasar mas de media hora de rodillas.

Después de que tío Rafa encerrara a aquella bestia en sus pantalones yo entre al baño y pase unos diez minutos arreglándome lave mi rostro que estaba hecho un desastre.

Cuando me bajé los jeans pude ver lo mojada y pegajosa que había dejado mi tanguita, me había corrido un montón, y mis estériles juguitos de putito hormonado habían empapado tanto mis braguitas como todo el frente de mis jeans, gracias a qué eran negros no destacaba tanto pero aún así cualquiera que mirara un poco pensaría que me había orinado.

Mi coñito de nene no estaba mejor, cuando me saqué el PLUG se escuchó un “¡PLOP!” y pude ver lo pegajoso que estaba, me había corrido analmente y mi culito había soltado esa babita que producía cuando me excitaba al máximo.

Tío rafa decía que aquello era lubricante natural de marica, él me explicó que el hecho de que mi anito produjera aquella baba era una señal clara de que yo había nacido para ser follada por ese orificio.

En fin, tuve que usar una de las bonitas toallas que mi tía tenía en su baño para secar mis muslos mi jaulita y mi coñito de nene.

Después me puse mi PLUG de nuevo, me sentía deliciosamente pervertida al ir a clases con aquel objeto bien metido entre mis nalgas. Además el dolor y placer que me ocasionaba caminar, correr o sentarme mientras lo llevaba dentro de mi me recordaba que yo era una putita.

Cuando salí del baño lucia mucho mejor, mi rostro estaba limpio otra vez y gracias a qué me puse mi enorme sudadera negra, que me quedaba súper larga, mi húmeda entrepierna quedaba oculta.

Tío Rafa me llevó a la escuela en su JEEP todoterreno, a mi macho le encantaba acampar, y había comprado ese auto para poder ir a cualquier sierra, bosque o desierto que quisiera.

Llegué media hora tarde y el prefecto, un hombre enorme calculo que media un metro ochenta, de mediana edad, tendría entonces unos treinta y tantos, él tenía aspecto malvado, como si siempre estuviera enojado.

Se llamaba José, y no quería dejarme entrar, pero cuando tío Rafa, lo enfrentó con sus dos metros diez de estatura y la amenaza de comenzar una pelea a golpes, aquel tipo mirándome con furia me dejó pasar.

Yo, por alguna extraña razón me sentí muy excitada al ver a aquellos dos machotes discutir y a punto de llegar a los golpes por mi culpa, no lo sabía entonces pero pronto descubriría que me encantaba ser la manzana de la discordia, me encanta ser tan hembra como para provocar que dos machos alfas peleen por mi.

Aquel día apenas y presté atención a las clases, mi mente solo podía imaginar lo que sucedería cuando llegará a casa de mis tíos aquella tarde, en mi mochila estaban los 500 pesos que mi papi mi había arrojado al rostro en la mañana por la mamada/violada de garganta que me había dado mi tío esa mañana.

Temblaba de solo imaginar con cuánta fuerza y violencia me violaría mi coñito de nene durante la tarde, pues estaba claro que al pagarme por aquellos servicios, mi tío se estaba asegurando de que cogerme como a una prostituta de verdad.

Después de una mañana llena de regaños por parte de mis profesores por mi falta de atención, pude dejar de pensar en la verga de mi tío gracias a que pasé el recreo con mis amigas de la escuela.

Otro de los efectos de mi transformación de niño a nena, fue pasar de ser un niño solitario y tímido a ser parte del grupo de chicas mas sexys y bonitas de la escuela, el grupo de “Las güeritas” como las llamábamos todos en el colegio, un grupito de cuatro niñas de diferentes razas y edades pero todas ellas blancas como la nieve, aquel grupito se juntaba en el recreo y fuera del colegio.

La líder de aquel grupito era una sexy y hermosa rubia de dieciséis años con un cuerpo escultural a pesar de su corta edad, su nombre era Kimberly.

Esa sexy rubia se interesó en mí cuando un día un grupo de matones de sexto grado, ósea muchachos de entre diecisiete y dieciocho años, me estaban molestando por ser un pequeño y amanerado mariconcito emo.

Kimberly me “adoptó” cómo a nueva “mascota” del grupo, todas las demás niñas estaban encantadas de tener a un bonito maricón afeminado, tímido y sumiso como su chico de los mandados, además les encantaba maquillarme, peinarme y arreglarme las uñas en el recreo, mientras hablaban de romances, novelas, revistas de moda, música pop, y galanes de cine.

Así comencé a pasar mis recreos en compañía de las cuatro más hermosas, sexys y femeninas chicas del colegio, lo cual por obviedad provocó que ya mis amanerados ademanes y manías se amplificaran por cien.

Gracias a convivir diariamente con aquellas princesas, yo aprendí sobre maquillaje, cremas humectantes y exfoliadoras, mascarillas, jabones, cremas para la piel, pomadas, bases, sombras, labiales, champús y todo lo que tenia que ver con el cuidado de la piel, el cabello, el cutís y el cuerpo.

También aprendí dietas, recetas, el nombre de infinidad de tés, menjurjes y bebidas y sus efectos en el cuerpo y psique femenina.

En conclusión, gracias a mi nuevo grupo de amigas yo cada día me convertía más y más en una princesita super femenina y amanerada, mi voz, mi forma de sentarme, de cruzar las piernas, de caminar, de hablar, de sonreír, y de gesticular se volvían poco a poco ultrafemeninas, y no era una exageración, mis gestos, y movimientos eran incluso más femeninos, amanerados y exagerados que los de mis amigas, cada día perfeccionaba el arte de ser una nena, una mujer.

Me sentía bastante feliz con mi vida escolar gracias a mi nuevo grupo de amigas.

Aunque apenas habían pasado un par de meses de conocerlas, me moría por contarles sobre mi romance con mi tío Rafael, por supuesto aún no compartíamos ese nivel de confianza, pero al escucharlas presumir de sus novios y sus ligues, yo quería demostrarles que su novios podrían ser guapos, jóvenes, o adinerados, pero mi macho era el mejor, más grande, más sabio, maduro y experimentado, eso si hablar de su gigantesca verga de veintisiete centímetros.

Por supuesto el novio de Kimberly era el mucho más guapo, alto y blanco de la escuela, se llamaba Guillermo y era un adonis de ascendencia europea, su cabello castaño sus ojos verdes y su rostro con perfil griego lo hacían el chavo más deseado del colegio.

Ricardo, o Richard como lo llamaban sus amigos media un metro ochenta o tal vez un poco más, y gracias a su entrenamiento diario en las canchas de fútbol soccer, Richard estaba en excelente forma, su cuerpo alto y delgado era fibroso y musculado y a pesar de ser de tez blanca, su piel estaba bronceada por el deporte al aire libre, era un sueño, y yo me sentía atontada cada vez que él se acercaba a saludar o a platicar con su novia, siempre tuvo una sonrisa para mí y las otras chicas del grupo, un perfecto caballero.

Y yo no era la única loquita por aquel joven macho europeo, Paola una sexy niña de 16 años de cabello negro ondulado hasta media espalda, con un culito respingón pero con unas tetas gigantes también babeaba por aquel joven príncipe de cuento de hadas.

Ella también tenia un novio alto, blanco y de diecisiete años, pero a diferencia de Richard el suyo tenia cabello oscuro y no tenia ojos verdes, tampoco era el capitán del equipo, solo el segundo mejor, el novio de Paola se llamaba Miguel, y había sido novio de Kimberly antes, era como si Paola se conformara con las sobras de Kimberly, o como si estuviera obligada a conformarse.

Pero todas sabíamos que Paola se Moria por quitarle el novio a Kim.

Ana Sofi, una hermosísima niña de cabellos castaño claro, aunque no tanto como el mío, de quince añitos, con el cabello largo y rizado hasta las nalgas, era delgadita pero con un bonito culo y unas bonitas tetas redonditas y bien paraditas.

Ana Sofi a diferencia de Kim y Paola no estaba interesada en los gringuitos de la escuela; chicos bonitos y blancos. A ella le encantaban los mexicanos; muchachos prietos, altos, delgados pero fibrosos, llenos de tatuajes, viciosos y bien malandros, en palabras simples; a Ana Sofi le gustaban los chacales, y su novio en ese entonces era el chacal más malote, más tatuado y más varonil del barrio, Luis Pérez, o como lo conocíamos todos en la escuela “El Wicho”.

El Wicho era el típico aprendiz de mafioso, tenia veintitantos, y rondaba siempre el colegio, vendiendo diferentes drogas a los jovencitos y niños ricos que asistían a nuestra escuela de paga.

Los tipos que me habían estado molestando cuando Kim me salvó, eran amiguitos, o mejor dicho eran sus chalanes. Y soñaban con ser como el Wicho.

La última del grupito era una niña asiática de 13 añitos, de madre japonesa y padre mexicano, se llamaba Hana y era pequeñita como yo, e incluso más plana, con una cola gorda, redonda y bien paradita, como la mía. Su cabello negro como la tinta era lacio y le llegaba hasta los hombros con un fleco en la frente muy bonito. Su piel como la de todas nosotras era blanca y pálida. Y tenia unos ojazos negros que se veían super sensuales gracias que los tenia un poco rasgados, gracias a su herencia oriental.

Ella era con la que mejor me llevaba y se estaba convirtiendo en mi mejor amiga con el pasar de los días.

Hana, a diferencia del resto de nosotras no prestaba mucha atención a los chicos de la escuela ya fueran de su edad o más grandes, pero la atrapé un par de veces mirando de manera extraña al director, al prefecto o al profesor de educación física, un hombre de unos 45 años grandote fuerte y panzón con mirada de pervertido.

Ese día en el recreo mis tres amigas se dieron cuenta de que yo estaba completamente distraída, pensando en la follada que me esperaba al salir de clases y me cuestionaron.

Yo les dije que estaba pensando en el fin de semana pues iría a comprar ropita nueva con mi mami y quería elegir ropita mas bonita y gótica.

Ellas por supuesto decidieron que lo mejor sería que en lugar de ir con mi mami fuésemos las tres de compras el sábado.

Yo me entusiasmé mucho con la idea y les dije que hablaría con mi mami y les avisaría al otro día, por supuesto el resto del recreo la pasamos hablando de que ropa me quedaría mejor, todas ellas hablando de ropa para mujercita como si por sus cabezas no les pasara ni por un instante la idea de que yo era un varón.

Pues incluso hablaban de comprar maquillaje y barniz de uñas para mejorar mi look de nene gótico.

Durante esa charla, Richard fue como siempre a besar y manosear un poco a su novia, Kimberly, y yo no pude dejar de admirar lo guapo, alto y varonil que era, tan completamente diferente a mí, y por un momento me imagine siendo yo la que vestida de falda, medias y con blusita de nena, estaba siendo besada y manoseada por aquel guapo muchacho.

Tuve que sacudir mi cabeza para dejar de imaginar aquella escena imposible, Ricardo el guapo capitán del equipo de futbol, jamás le haría caso a una mariconcita emo como yo, teniendo a una escultural rubia como Kimberly, el estar imaginando aquellas cosas solo era prueba de cuanto estrógeno tenia en mi sistema.

Por fin dieron las dos de la tarde y yo salí casi corriendo del colegio, mi plan era ir a mi casa primero, y buscar un poco de ropita de nena, quería que mi tío me viera vestida lo más puta posible.

Para llegar de mi casa a la escuela y viceversa, tenia que tomar un autobús que tardaba unos quince o veinte minutos en llevarme de un lugar al otro.

Durante estos viajes no era extraño ir de pie y sentir empujones y roces de vez en cuando, pues a veces el bus estaba muy lleno.

Ese día mientras estaba de pie pude sentir como alguien comenzaba a restregarse contra mis nalgas desde atrás, cuando miré para atrás pude ver a un señor en sus cuarentas de aspecto tosco y feo mirándome de manera libidinosa.

Era obvio que aunque estaba usando mi enorme sudadera negra, no podía ocultar ni mis bonitas y gordas nalgas, ni mis torneados y gordos muslos.

Yo bajé la mirada mientras me sonrojaba ferozmente, nunca antes me había sucedido algo como aquello.

Una parte de mi quería alejarse, gritar, y enfrentar a aquel viejo pervertido, otra parte de mi, la parte que era una putita marica se sintió súper halagada, en serio, comprendo que para algunas otras niñas y mujeres, y tal vez incluso para algunos putitos sea una experiencia negativa e incluso horrible.

Pero para mi se sintió muy bien, me sentí sumamente hembra, me sentí mujercita, me sentí hermosa, bonita, sexy y sensual, tan femenina y sexy como para que me confundieran con una nena, incluso cuando no estaba usando ropita de niña.

El hecho de que aquel maduro macho estuviera restregando su erecto pene contra mis nalgotas de nena me confirmaba lo femenina que lucia yo, mi rostro, mi cabello, mi cola, mis piernas, aquel macho me veía y me aceptaba como a una mujercita, él creía genuinamente que estaba restregándose contra una niña... era como pasar una prueba, un hombre cualquiera me había aprobado como mujercita, como niña, y me había encontrado deseable.

Aquel hombre estuvo restregándose contra mi todo el camino, mientras yo me excitaba cada vez más, mis pezones se irguieron, mi clítoris comenzó a babear un poquito y mi coño de nene comenzó a mojarse alrededor de mi PLUG, y gracias a ese objeto dentro de mi cada vez que aquel tipo empujaba su verga contra mi o cada vez que el autobús pasaba por algún bache yo sentía como si me estuviesen penetrando un poco, y por poco termino teniendo un sissygasmo ahí en el autobús.

Cosa que no sucedió pues tuve que bajar en la esquina de mi calle. Antes de bajar, mi vista se dirigió a la entrepierna de aquel hombre, por supuesto tenia una gigantesca erección, yo me lamí los labios de manera sexy, mientras lo miraba a los ojos, él me miró con la misma expresión de sorpresa y miedo con al que me veía a veces mi tío.

En mi casa, saqué mis cuadernos y libros de mi mochila, y la llené con la lancería más sexy que tenia, y un par de zapatillas blancas de plataforma con tacones de quince pulgadas.

Y en un arrebato de locura me quité mi sudadera, quería mostrar mis curvas al publico mientras caminaba esas dos cuadras que me separaban de la casa de mis tíos, mis tetitas se veían super femeninas con esa playerita ajustada de licra.

Salí corriendo rumbo a la casa de mis tíos, con mi coñito ya húmedo y caliente, apretando mi PLUG anal, estaba super excitada gracias a que aquel señor en el bus me había restregado su verga de aquella manera tan vulgar.

Mientras corría por las calles de mi barrio pude notar la mirada de varios hombres de diferentes edades se clavaban en mi culo, y en mis tetitas, algunos de ellos eran vecinos míos, o machos maduros que tenían sus negocios en la misma calle, pude notar como Don Nacho el mecánico, se levantaba del sueldo para ver como meneaba mis nalgotas al correr, y como Don José el carnicero dejaba de cortar carne para ver mi cuerpecito enfundado en esa ropa tan entallada que, sabia yo, desde ese momento seria mi estilo diario.

Cuando por fin llegue a casa de mis tíos tuve que detenerme un momento en la entrada para recuperar el aliento y tranquilizarme un poco, sabia que ese día me iban a dar una cogidota monumental.

Ya mas tranquila usé mis llaves para entrar, y entonces vi una escena deliciosa, mi tío Rafa estaba en medio del jardín rodeado de pesas y otros aparatos para ejercitarse, por supuesto solo vestía unos holgados pants y nada más, incluso estaba descalzo.

Ahí estaba él, haciendo abdominales, su piel mulata brillando por el sudor, todos sus músculos super marcados por el esfuerzo, todo su cuerpo lleno de venas, se veía simplemente perfecto, el macho alfa perfecto, esa piel mulata, su cabeza completamente afeitada y esa barba espesa en forma de candado, tío Rafa era una bestia hermosa, un semental de primera categoría, listo para preñar a todo un harem de hembras en celo.

Yo agradecí a Dios por ser la única hembrita presente en ese momento.

Tío Rafa me miró pero no detuvo sus ejercicios, simplemente me sonrió y me miró de arriba a abajo, disfrutando de mi femenina figura.

“Te dije que no salieras a la calle vistiendo así sin mi permiso, putita. ¡Mira como traes las tetas pinche Suri!” Dijo tío Rafa sin detenerse ni un momento, refiriéndose a mis llamativas tetas de nena y a mis erectos pezones.

“Perdona papi, es que me dio calor y se me olvidó la sudadera en mi casa. Lo siento mucho papi.” Mentí mientras echaba los hombros hacia atrás, exhibiendo mis tetitas, y moviendo mis caderas de un lado al otro, actuando como una nena inocente. “¿Puedo bañarme, papi? Traje ropita de mi casa y quiero estar perfecta para ti.”

“Está bien Suri... ve a prepararte, pero no creas que te vas a salvar del castigo por ser una niña mala y coqueta.” Tío Rafa me ordenó con esa ronca voz de macho de siempre.

Me metí al baño con todo y mi mochila, quería salir completamente arreglada del baño para darle una sorpresa a mi macho.

Me bañé muy rápido pero muy concienzudamente, usé como siempre las cosas de mi tía, su jabón corporal con aroma a cereza, su champú de fresas con crema, que dejó mi cabello rubio sedoso y brillante.

Mientras enjabonaba mi pequeño cuerpo me recreé en acariciar mis curvas que cada día se volvían más y más femeninas.

Me enfoqué en mi micropene que como desde hace cuatro meses estaba atrapado en la minúscula jaula de castidad que lo empujaba dentro de mi vientre, tío Rafael me había quitado mi jaulita solo cuatro veces, una por cada mes, él decía que tenia que acostumbrarme estar enjaulada todo el tiempo.

Él me había enseñado que estar enjaulada era mi deber como marica, pues era una manera de mostrar respeto y sumisión frente a los hombres de verdad, las maricas como yo no tenían permiso de tener sus diminutos e inferiores micro penes a la vista o erectos frente a sus machos.

Mis testículos casi habían desaparecido y mi pequeño escroto lucia suave y rosado.

Al principio había sido muy doloroso y molesto, sentir el pequeño tubo de metal penetrando mi orificio para orinar, sin contar que sentía mi penecito completamente presionado dentro de mi cuerpo, pero poco a poco me había acostumbrado a esa jaula de metal y al delicioso dolor que me causaba cada vez que mi penecito trataba de crecer y ponerse duro cuando me excitaba, o cada vez que mi tío me penetraba o cuando me corría como una perrita mientras mi tío me montaba, me encantaba ver como mi clítoris babeaba a través de la jaula, mi semen cada día se hacia más transparente y más liquido.

Yo había investigado en internet sobre las “vitaminas” que mi tío Rafa me había dado y había descubierto que eran estrógenos conjugados de origen equino, anti andrógenos super fuertes, que neutralizaban toda la testosterona que mi cuerpo producía, y también supe que las pastillas rosas y las inyecciones semanales eran anticonceptivos para mujeres superfuertes, y gracias a mi investigación que a esas alturas yo ya estaba completa y absolutamente castrado, jamás podría embarazar a una mujer, y muy probablemente mis testículos terminarían completamente desechos, sin mencionar que lo más probable seria que no podría tener erecciones nunca más.

Tío Rafael me había dicho que eso era muy bueno, pus entonces mi única manera de llegar al orgasmo seria a través de la penetración, como las mujeres reales, y mi órgano sexual seria exclusivamente mi vagina de niño. Y que eso me hacía la mariconcita perfecta.

Cuando salí de la ducha, me miré en el espejo de cuerpo completo que mi tía tenia en el baño, a mi tía le gustaban mucho los espejos de cuerpo entero, ella igual que yo era muy vanidosa.

Miré mi reflejo y me sentí completamente hermosa, sexy y marica, esos cuatro meses de hormonas me estaban volviendo una preciosa princesita sexy y rubia, mis caderas se veían enormes, mi cintura lucia super estrecha, mi vientre plano, mis tetitas copa A eran super llamativas, tetitas de nena adolescente, mis pezones rosados y bonitos, supe femeninos.

Y mis nalgas, ¡Dios mío, mis nalgas eran simplemente gigantescas!

Ya eran redondas, grandes y firmes antes, pero ahora mismo lucían como la grupa de una potranca, redondas suaves, firmes y tan cogibles.

Me sequé y me puse un Corsé de encaje tipo burlesque de la cual colgaban cuatro ligas, luego me puse una par medias de encaje azul a medio muslo, eran de suave y elástico nailon. Después até las cuatro ligas que colgaban del corsé a las medias y al final de todo me puse una tanga tipo G-STRING de encaje de hilo dental, con un triangulito en la parte de atrás que se asomaba entre mis gordas nalgas de nena, todo el conjunto era de color azul cielo, casi neón.

Me calcé mi par de plataformas con tacones de quince centímetros, y comencé a maquillarme en tonos azules y blancos, mis labios quedaron cubiertos de un grueso labial azul claro, mis ojos lucían enormes con el rímel, el delineador y las sombra azul claro con tonos plateados, me había delineado al estilo ojos de gato, y mis ojitos azules se veían preciosos.

Usando crema para peinar de mi tía peiné de mi cabello casi rubio, que ya me llegaba a los hombros hasta parecerme a Marilyn Monroe me puse una diadema azul claro con encaje blanco y una rosa blanca que me quedaba detrás de la oreja.

Me puse un poco de perfume en mi cuello, en mis muñecas y en mi pubis, era un delicioso perfume con aroma a fresas y miel, super femenino, pero muy infantil, casi aniñado.

Me miré en el espejo ya completamente lista y lo único que pude pensar fue.

¡Joder, me veo putísima!, mi lencería azul claro combinaba perfectamente con mis ojos azul bebé, solo mi cabello me molestaba un poco, deseaba que fuese más claro, me encantaría que fuese rubio de verdad, pero no un rubio dorado como el de Kimberly, yo quería que mi cabello fuese rubio platino, prácticamente blanco, tal como era el de Marilyn Monroe.

Suspiré pensando que tal vez en el futuro podría pintarme el cabello y ser una preciosa marica rubia.

Revisé mi reflejo de todos los ángulos una última vez y por fin sintiendo como mi corazón latía más rápidamente, preparándome mentalmente para la cogida que mi tío estaba a punto de darme, sabia que ese machote quería desquitar el dinero extra que me iba a dar para mi ropita nueva y yo sentía tanto miedo como excitación ante esa idea.

Por fin salí del baño y lo primero que vi fue a mi tío completamente desnudo acostado en su cama, ahí estaba él tirado, cuan largo era, tan alto que sus pies casi salían del colchón.

Como siempre, tío Rafael lucia increíblemente masculino, pero esta vez parecía incluso más macho que de costumbre, como acababa de hacer ejercicio, sus músculos lucían enormes, super hinchados, como si estuvieran a punto de romper la mulata piel de mi tío, al mismo tiempo gracias al esfuerzo de su entrenamiento, gruesas venas surcaba todo su cuerpo dibujando un mapa en su sudorosa y brillante piel morena.

Todo ese hermoso y varonil cuerpo cubierto de grueso vello... ¡Dios mío! Tío Rafa era un macho alfa total, un semental de ensueño, un hombre de verdad, ¡Y era todo mío! o mejor dicho, ¡Yo era toda suya!

“¡Guau! ¡Pinche Suri! ¡Te ves riquísima con esa ropita! De verdad que pareces una prostituta de lujo.” Tío Rafa comenzó a acariciar su enorme verga con una mano mientras me miraba de arriba a abajo.

Yo di una vuelta de manera sexy, para que mi macho me viera por completo, cuando estaba de espaldas a él, me incliné hasta que mis manitas tocaron la punta de mis pies para que viera mi culo entangado y mis largas piernas enfundadas en esas medias de encaje azul, sin olvidar mis taconazos de estríper.

“Te gusta mi nueva ropita papi? Me la compré para ti papi.” Dije yo mirándolo desde esa pornográfica posición.

“¿Así que en eso te gastas el dinero putita? ¿En ropita de ramera para excitar a tu hombre? ¿Crees que eso está bien que un niño de doce añitos se gaste el dinero para vestirse como una puta? ¿Que pensaría tu mamá si viera a su hijo varón vestido como una putona rogando por verga a su tío? No te da vergüenza, pinche mariconcito puto?”

“Lo siento papi, tienes razón papi. Solo soy un mariconcito, un putito que se gasta el dinero en comprar ropita y maquillaje para lucir como una prostituta sexy para su papi. Por eso necesito dinero papi, por eso te estoy vendiendo mi culito marica, papi. Por favor papi usa mi vagina de niño y haz lo que tu quieras conmigo, hoy soy tu ramera papi, haz conmigo lo que quieras.” Dije yo ya super excitada y completamente sumisa ante mi papi, deseosa por ver lo que papi tenia preparado para mi.

Por supuesto estaba preparada para cualquier cosa que mi tío quisiera hacerme, pero para lo que no estaba preparada fue para la orden que me dio mi tío en ese momento.

“¡Ahora putita, ven y límpiame con esa pequeña lengua de marica que tienes!” Tío rafa sonreía de manera malvada mientras continuaba acariciando su gigantesco pene que lucia brillante y grasoso por todo el sudor y el presemen que lo cubría.

Todo el cuerpo de tío Rafa brillaba se veía grasoso y brillante por el sudor.

“¿Cómo? ¿Qué?” Pregunté sin estará segura de haber escuchado bien la orden de mi macho.

“Ya escuchaste putita, limpia TODO mi cuerpo con tu pequeña lengua de nene marica” Ordenó mi tío de nuevo, esta vez con su ronca voz más fría y seria, era obvio que no le gustaba que su jotito personal no obedeciera a la primera.

—Es… Está… está bien papi, lo que tu digas papito… —respondí yo completamente aterrada de hacer enojar a semejante macho alfa.

Así pues, me apresuré a subir de rodillas a la cama de mis tíos donde me esperaba acostado ese magnifico semental de piel morena, musculoso y peludo, todo su asombroso cuerpo cubierto de apestoso e intenso sudor de macho.

No pude resistirme y como muna gatita en celo me arqueé sobre el torso de mi tío y aspiré fuerte, ahogándome en su masculino aroma de macho en celo.

Olía delicioso completamente diferente a mí, que después de mi ducha, mi pequeño cuerpo tenia el aroma de flores, frutos rojos y miel.

Ahí estaba él completamente desnudo con su enorme vergota semidura, mirándome con esos oscuros ojos llenos de confianza y lujuria.

Comienza con los pies putito. —Me ordenó mi papi mientras alzaba uno de sus enormes pies.

Por supuesto, una parte de mi sintió un poco de asco por lamer los pies de mi tío Rafa, pero como siempre, la marica dentro de mí se puso super caliente al pensar en lo humillante que era aquella petición, y en lo sumisa y puta que tenia que ser yo para hacer aquello, pero por supuesto yo quería ser la puta más puta del mundo para mi tío Rafael, así que simplemente comencé a lamer los dedos del pie de mi macho.

El sabor salado y penetrante del sudor de mi tío abrumó mis papilas gustativas, igual que el semen de hombre, el sudor de macho es un gusto adquirido, más que el sabor real de ambos fluidos, es el saber que estás bebiendo y saboreando los jugos de un macho alfa siendo tu una pequeña mariconcita deseosa de complacer a un hombre de verdad, no lo sé, creo que solo las mariconcitas SISSYS como yo pueden entenderme, la adicción a la leche de macho y al sudor de hombre de verdad creo yo es algo muy especifico de nosotras las mariquitas, es como una muestra de que somos más femeninas que las mujeres biológicas, más sumisas, más putas, más sexys y más calientes que las mujeres de reales.

Pero bueno, mientras pensaba en todo aquello comencé a lamer y chupara cada centímetro del poderoso y peludo cuerpo de mi macho, fue una experiencia religiosa, fue como adorar a limpie cada pie de mi papi, metiendo mi lengua entre cada uno de sus dedos, saboreando el amargo sabor de sus sudor y el fuerte aroma de aquella parte, después subí dando besitos y lametones por sus piernas hasta sus ingles, donde restregué mi nariz y mi rostro en su escroto, saboreando sus enormes y peludas bolas de toro, lamiendo y chupando aquellos huevotes llenos de caliente lechita de macho.

También chupé y lamí la enorme vergota de veintisiete centímetros de mi papi, cada vez que chupaba y agarraba aquel monstruoso pene, me sorprendía de su tamaño, tan grueso como una lata de refresco y tan largo como mi antebrazo, era de verdad un monstruo, una verga de caballo, y era toda mía, mientras babeaba, sorbia t masturbaba esa vergota, solo podía maravillarme al pensar que tío Rafa me había metido aquella anaconda hasta la raíz en mi coñito de niño, y que yo a mis tiernos doce añitos podía aguantarla toda, y podía aguantar ser follada tan duro y tan rápido como mi tío quisiera, era toda una putita tragona, y eso me llenaba de orgullo.

Tío Rafa tuvo que obligarme a dejar de mamar su preciosa polla morena, básicamente tomándome de mi largo cabello y jalándome hasta que la solté a regañadientes.

Límpiame el culo jotito lindo, quiero sentir esa lengüita marica en mi culo peludo bebé. —Tío arfa me dio una nueva y humillante orden, esta vez me tomo menos tiempo obedecer, pues ya estaba ebria con su sabor, y caliente como una gata en celo, papi podría haberme pedido cualquier cosa y yo lo hubiese hecho con una sonrisa en los labios.

Sí Papi, lo que tu ordenes papi. —Respondí mientras seguía masturbando su pollón con mis dos manitas.

Tío Rafa soltó mis cabellos y alzó sus caderas para poner un par de cojines bajo su cintura y que sus caderas quedaran en el aire, con sus vergón apuntando al techo.

Con sus poderosas y peludas piernas abiertas pude ver su ojete peludo, sus pesados testículos y su enorme pollón en toda su gloria.

De nuevo me sentí putísima, perrísima al pensar en lo que estaba dispuesta a hacer por aquel hombre, en lo que estaba a punto de hacer simplemente para ser la putita personal de mi tío, quería sentirme, amada, deseada y usada, y haría cualquier cosa, me humillaría de cualquier manera a cambio de ello.

Obediente me metí entre sus muslos y por primera vez en mi vida, chupé culo, como dice la canción, el sabor era más intenso que el sudor, y mucho más amargo, no definitivamente no era un buen sabor, pero de nuevo la puta dentro de mí se impuso y seguí lamiendo y babeando, metiendo mi lengua dentro del culo de mi macho.

La mujercita dentro de mí se deleitaba no con el sabor, si no con la acción de ser tan servicial, tan sumisa y tan puta como para limpiar aquella parte tan intima y sucia con mi propia lengua, mi clítoris de niño trató de ponerse duro dentro de mi jaulita, tanto me excitaba aquel servicio que le estaba dando a mi macho que hasta mi micropene quería ponerse duro de lo caliente que me sentía.

Ahí estuve entre sus piernas unos buenos diez minutos, lamiendo su culo como una perrita hambrienta mientras con mis manitas masturbaba su gorda verga con mis manitas. Tío Rafel gemía y gruñía cuando yo metía mi lengüita dentro de su ojete.

Ya está bien putito, continúa subiendo, todavía te falta limpiar mis axilas, pinche mariconcito hermoso, comes culo como una puta profesional, pinche Suri hermosa, eres la perrita más caliente que he tenido, todas las viejas con las que he estado se niegan a comer culo, incluso las prostitutas no lo hacen, y eso que esas perras cobran… Bueno tú también estás cobrando hoy, ¿verdad pinche Suri? ¿Hoy eres una puta profesional, no es así pinche putito? —Tío Rafa me agarró de mis cabellos y una vez más tuvo que obligarme a separarme de su entrepierna, pues como ya era costumbre, yo ya me había convertido en adicta a mamar culo de macho.

Sí papi. Hoy soy una puta de verdad. Hoy soy tu prostituta personal papi. Quiero que veas que yo soy la puta más puta que has tenido, quiero que te olvides de todas las mujeres y rameras que te has cogido antes… quiero que sepas que yo soy la mejor prostituta que puedes comprar papi, Soy tu puta, tu maricona, tu perrita en celo, papi. Y puedes hacer conmigo lo que tú quieras papi. —Yo dije aquello con la voz más mimada, infantil, femenina y sexy que pude mientras seguía masturbando y dando besitos a mi juguete favorito su vergón que ya estaba completamente duro e hinchado, y completamente empapado con mi saliva y sus presemen.

Pinche Suri hermosa, eres la putita perfecta bebé. Ahora deja de hablar y usa boquita para seguir limpiándome, aun te falta mucho, así que apúrate mariconcito lindo.

¡Sí papi! —Dije yo con una sonrisita en mi bonito rostro maquillado.

Tardé otra media hora para limpiar el torso, los brazos y las axilas de mi papi, sus peludas axilas tenían un sabor super intenso, pero después de limpiar la parte más privada de mi tío a lametones, el sudor de las axilas eran ambrosia para mi paladar.

Cuando por fin terminé, yo estaba temblando de calentura, completamente embriagada con la esencia de macho que había bebido a lametones de la piel de mi hombre, mi vagina de niño estaba super mojada, y boqueando de hambre, mi coñito pedía a gritos una verga. Mi clítoris estaba babeando y una cuerda de jugo transparente ya colgaba de la punta de mi jaulita. Mis pezones no hay que decirlo estaban que explotaban de excitación, super duros y parados, haciendo que mis tetitas de nena adolescente se vieran más grandes que nunca.

Estaba besando y lamiendo el cuello de papi cuando él me tomó mi rostro entre sus enormes manotas y me puso a su altura, frente a frente, sus pulgares acariciando mis mejillas, yo como dije estaba embriagada de pasión, con mis bonitos ojos azules entrecerrados por el deseo, sonriéndole a ese dios del sexo que me había transformado en cuatro meses en un nene marica que vendía su culo y su dignidad por unos cuantos pesos.

Metió su pulgar derecho en mi boquita y yo comencé a mamar como becerrita de manera instintiva, era ya natural para mi mamar como una bebita hambrienta cualquier cosa con forma fálica que entrara en mi boquita de puta.

Él puso de nuevo aquella sonrisa torcida en su rostro moreno, se veía realmente malvado con esa tupida barba en forma de candado. No me podía creer que tener la suerte de pertenecer a un macho tan atractivo como tío Rafa, y casi comienzo a llorar de la emoción.

Entonces tío Rafa sacó su pulgar de mi boquita y me metió su lengua hasta la garganta cuando me besó de manera dominante y posesiva, yo abrí los ojos sorprendida, pues no esperaba que aquel macho alfa me besara y menos de aquella manera después de que mi lengua estuviese dentro de su culo.

Pero parecía que eso no molestaba a mi papi, él era y es un macho entre machos, y sabia que yo era una nena en toda la extensión de la palabra y nada cambiaria aquello, además tío Rafa es uno de los machos más pervertidos y atrevidos que he conocido en mi vida, así que no lo intimidaban cosas como esa, él al igual que yo se entregaba en cuerpo y alma a la hora de coger.

Mientras nos besábamos Tío Rafa sacó mi PLUG de mi coñito de nene y comenzó a dedear mi vagina con sus gruesos dedos, ya me entraban dos dedos muy fácilmente, y después de uno par de minutos ya tenia cuatro dedos entrando y saliendo de mi interior, yo gemía y lloriqueaba sobre los labios de mi tío, pues nunca rompimos aquel apasionado y húmedo beso francés.

Cuando estuve bien mojada y flojita, tío Rafa por fin dejó de besarme.

—Ahora si putito, ensártate tu solito. Te quiero bien clavada en mi vergota. Siempre me toca a mi hacer todo el trabajo, pinche mariposón. Así que lo que quiero ahora es que me montes como si fueses una vaquera profesional, yo no pienso mover un musculo nena, así que será mejor que me des unos buenos sentones, porque no vas a dejar de rebotar sobre mi polla hasta que me corra. Quiero me desleches a sentones pinche putito hermoso. —Tío Rafa me dijo aquello mientras se acomodaba en la cama para quedar completamente acostado con sus manos detrás de la cabeza mirando al techo, incluso cerró los ojos, como si estuviera a punto de recibir un masaje.

—Sí papi, lo que tu ordenes papito lindo.— Dije yo de manera sumisa y emocionada.

Otra vez, Tío Rafa me ponía delante de mi un nuevo reto. Él tenía razón, durante los cuatro meses que había durado nuestra relación, él era quien hacia todo el trabajo duro cuando me cogía, era él quien me movía, me cargaba, me bombeaba y me daba ordenes, por supuesto no es como que yo no hiciera nada, siempre participaba con mucha pasión, me movía, saltaba y besaba con todas mis energías y todo mi amor.

Pero básicamente yo era una muñequita sexual en sus manos. Gracias a mi pequeño cuerpo de nena de doce años y mi naturaleza sumisa Tío Rafa hacia y deshacía conmigo lo que él quisiera, poniéndome en cualquier posición que quisiera, y cogiéndome en cualquier ángulo que se le ocurriera.

Esta vez tío Rafa quería que yo hiciese todo el trabajo, quería desquitar su dinero, y por una vez ser quien no hiciera nada y fuese adorado y servido como lo que era, un rey.

Apoyé una de mis manitas en sus enormes pectorales y levanté mi colita bien alto, hasta que sentí su hinchado glande en la entrada de mi coñito, agarré aquel pollón con mis deditos y lo guie dentro de mí.

Comencé a bajar mis nalgas y poco a poco me ensarté en esa deliciosa vergota.

—¡Ahhh… ♡♡♡! ¡Ohh… ♡♡♡! ¡Dios… ♡♡♡! ¡Que rico… ♡♡♡! —Exclamé yo bien puta.

¡Dios santo! Es delicioso sentir como una verga te atraviesa por dentro, es simplemente exquisito ser penetrada como una mujercita, es tan humillante, tan femenino, tan de marica ser ensartada con una vergota de macho, toda tu masculinidad desaparece en ese momento y te conviertes en la hembra más hembra del mundo.

Cuando tenia la mitad de aquel pollón dentro, tío Rafa me agarró de la cintura y me jaló hacía debajo de un tirón.

—¡Ay… ♡♡♡! ¡Dios mío… ♡♡♡! ¡Papi… ♡♡♡! —Grité yo super marica, sintiendo esa combinación deliciosa de dolor y placer que siempre se siente al ser penetrada por un hombre de verdad, también comienzo a asentir esa extraña necesidad de orinar que se siente cuando un glande acaricia y presiona tu próstata de marica.

Me quedé sentada sobre aquel pollón un rato sin moverme, acostumbrándome a ese monstruo, pues, aunque mi coñito recibía su visita dos o tres veces por semana siempre era un poco doloroso tener aquella anaconda dentro de mi colita, así de grande era.

Tío Rafa me esperó solo un par de minutos antes de ordenar que comenzara a moverme de una buena vez.

—Comienza a saltar putita que para eso te pago. Pinche Suri, siempre tienes el coñito super apretado, es como si fueses virgencita cada vez que te la meto, pinche mariconcita hermosa. —Pude sentir la vergota de mi tío latir y saltar dentro de mí, como si quisiera probar lo apretado que era mi coñito. —¡Ahora apúrate y mueve esas nalgotas de yegua, que para eso te pago!

—¡Sí papi! —Dije yo sumisamente y comencé por fin a hacer sentadillas sobre ese pollón de ensueño.

¡Dios que rico se sentía! Comencé a saltar arriba y abajo, arriba y abajo, como una conejita feliz. Sintiendo como la vergota de mi tío salía y entraba dentro de mi coñito, era delicioso sentir como la enorme cabezota de su pollón raspaba el interior de mi vagina de nene, se sentía riquísimo cuando su glande apretaba y frotaba mi próstata, enviando punzadas de placer a mi atrapado y apretado micropene, que como siempre trataba de ponerse duro, cosa imposible, pues la diminuta jaula de presión mantenía mi penecito dentro de mi vientre, así pues simplemente podía sentir placer y dolor en mi uretra y ver como del agujerito de la jaula comenzaba a salir una cuerda de babita transparente.

—¡Ahggg… ♡♡♡, Dios mío… ♡♡♡! ¡Que ricoooo… ♡♡♡, papi… ♡♡♡! ¡Te amooo… papi… ♡♡♡! ¡Te amooo… ♡♡♡! ¡Dios mioooo! ¡Como amo tu vergota papi… ♡♡♡! ¡Es tan rico ser hembrita… ♡♡♡! ¡Dios santo… ♡♡♡! ¡Que rico es ser puta… ♡♡♡! ¡Uffff… ♡♡♡! ¡Aghhh… ♡♡♡! ¡Oughh… ♡♡♡! —Comencé a lloriquear, gemir y dar grititos de placer como la putita caliente que soy, siempre era lo mismo, al tener ese enorme pene de macho dentro de mi me transformaba en una zorrita en celo que gritaba y gemía más fuerte y más femeninamente que cualquier estrella porno.

—¡Así bebé! ¡Sigue así nena! ¡Mueves el culo riquísimo, Suri! ¡Ahora móntame más fuerte y más rápido, puta, gánate tu dinero pinche putón hermoso!— Me ordenó mi papi dándome unas terribles nalgadas en mis gordos cachetes.

—¡Auch… que rico papi♡♡♡! —las dolorosas nalgadas solo enervaron más mi calentura y aumentaron mi placer, definitivamente era una perra masoquista.

Comencé a saltar más rápido y más fuerte, dando sentadillas más altas y más profundas, me levantaba hasta que solo el glande de su vergota estaba dentro mío y entonces me dejaba caer con todo mi peso, sintiendo como aquella larga y gorda lanza de carne alcanzaba lo más profundo de mi ser, raspando cada nervio de mi coñito de niño y frotando una y otra vez mi próstata.

Así estuve yo saltando de arriba abajo como una poseída.

Pasaron diez minutos hasta que esa sensación de querer orinar se vuelve más y más grande, el dolor ya se había transformado en placer, pude sentir todo mi vientre caliente, siento como mis testículos ahorcados por la jaula y completamente deshechos por las hormonas se tensas y vibran dentro de mi vientre, es dolorosamente adictivo, casi puedo imaginar que tengo ovarios y puedo sentirlos comenzar a ovular por que ahora soy una zorrita en celo, lista para ser preñada.

Mi coñito de nene esta en llamas, arde de manera salvaje pero placentera, terriblemente placentera, por instinto una de mis manitas deja de apoyarse en el pecho de mi macho y busca tocar y masturbar mi pene, pero mis deditos solo encuentran la jaula de metal cromado.

Aquel aparato de tortura es completamente plano, incluso ahí dando de saltos sobre una verga gorda y larga no puedo evitar sorprenderme de como mi micropene ha desaparecido dentro de mí completamente, lo que si pueden tocar mis delicados deditos son los abundantes jugos traslucidos y cristalinos que brotan de mi uretra a través de ese agujerito que tiene esa placa de metal.

Me acaricié inútilmente por encima de aquella jaulita, al parecer aún después de cuatro meses de feminización mi instinto quiere tener un orgasmo masculino, pero descubro con alegría que nunca podré masturbarme como un niño, mi clítoris está donde debe estar, atrapado y sometido, mi único órgano de placer es mi ano, mi coño de nene, mi vagina de niño.

Comencé a saltar más rápido y más salvajemente, cabalgando a mi tío Rafa como una amazona a su corcel, esa polla me estaba volviendo loquita…

¡Seguí saltando como desesperada todas esas sensaciones de placer femenino aumentan y llenan cada parte de mi pequeño cuerpo, necesitaba correrme ya! El calor dentro de mí aumentaba a cada segundo, pude sentir como mi próstata se hincha con cada roce de ese enorme glande al entrar y salir, el orgasmo se acerca cada vez más, pero no es posible saber cuándo estallará por fin, pues no es un orgasmo masculino, este es un delicioso sissygasmo, un orgasmo marica, un orgasmo anal, y es completamente diferente a cualquier débil orgasmo que pudiera tener masturbando mi micropene.

Doy un último sentón y me quedo completamente clavada, con la verga hasta más allá de mi ombligo, mi espalda arqueada hacia atrás, mi rostro hacia el techo, los dientes apretados en una mueca de placer, y mis ojos en blanco, completamente abiertos, pero sin ver nada.

Así es siempre, cada sissygasmo es igual, oleadas de placer asaltan mi cerebro desde mi próstata, mi punto G, y pierdo el control, noto mi orgasmo anal, intenso largo, inacabable, y mi clítoris comienza a escupir en débiles chorritos lechita liquida y aguada combinada con pis, por fin me estaba corriendo, por fin después de diez minutos de saltar como una putita bien entrenada estaba recibiendo mi recompensa.

El orgasmo dura mucho, dos, tres, cuatro, cinco o seis minutos enteros. Estoy temblando, todo mi cuerpo sufre fuertes sacudidas, no puedo controlarlas, estoy gimiendo y llorando.

Entonces cuando el placer esta por matarme comiencé a gemir y llorar y gritar mientras anuncio mi orgasmo a los cuatro vientos.

—¡Ahhhh… ♡♡♡! ¡Ahhggg… ♡♡♡! ¡Diosss… ♡♡♡! ¡Joder… ♡♡♡! ¡Ayyyy… Ayyyy… Ayyyy… diositooo… ♡♡♡! ¡Que ricoooo… dios miooo… ♡♡♡! ¡Me corro papiiii… ♡♡♡! ¡Me corroooo… ♡♡♡! —Por fin grito completamente desatada, mis chillidos de nena marica son tan fuertes y agudos que me sorprende que los vecinos no se hayan quejada ya de todas las veces que mi tío me había hecho llorar y gritar como una cerda en matadero en todos nuestros encuentros.

Después de que el ultimo chorrito de mi s juguitos de nena salgan disparados, me sentí super cansada y rota y me dejé caer sobre el poderoso pecho de mi macho.

Mi Cuerpo aun temblando sigue sintiendo placer cada vez que mi coñito de niño aprieta y suelta el enorme vergón que sigue dentro de mí, aun completamente duro y sin señales de quererse correr, a mi macho aun le queda mucha energía.

Tío rafa me deja recuperar el aliento solo cinco minutos y después con una pesada y sonora nalgada me ordena seguir cabalgándolo.

—No vas a bajarte de ahí hasta que me ordeñes la leche a punta de sentones putita así que mejor comienza otra vez y que no se te olvide que estás haciendo esto para darme placer a mí y no a tu coño de puta hambrienta.

—¡Sí Papi ♡♡♡!, ¡lo siento mucho papi ♡♡♡!, ¡lo que tú me ordenes papito lindo ♡♡♡!, ¡te amo tanto papi… ♡♡♡! ¡te amo tanto papito lindo y hermoso… ♡♡♡! —Respondo yo entre jadeos, mientras me obligo a levantarme y comenzar a subir y bajar de nuevo.

Paso más de media hora saltando arriba y abajo, tratando de llevar al orgasmo a ese magnifico semental mulato, pero la única que había llegado a correrse de nuevo era yo, en toda esa cabalgada yo ya llevaba tres orgasmos, cada uno más fuerte que el anterior, y en cada uno había tenido que descansar un poco sobre los pectorales de mi macho para recuperar el aliento.

Tío Rafa simplemente me miraba divertido, y con la respiración agitada y bañado en sudor que yo lamía de su gigantesco pecho de hombre.

El aguante de mi tío Rafa siempre me sorprendía, y me sorprendería aún más cuando conociera a otros hombres a lo largo de mi vida, y descubriera desilusionada que pocos machos tenían el aguante y la habilidad sexual que poseía mi tío Rafael.

Ya estaba por el cuarto intento de llevarlo al orgasmo y en lo único que podía pensar en ese momento era en que mis piernas me dolían mucho y pronto tendría un calambre, nunca me había esforzado físicamente tanto en mi vida, era obvio que me hacía falta hacer ejercicio.

Mi pequeño cuerpo de muñequita esta completamente empapado en sudor, e incluso mi cabello claro se me pegaba a la frente y al rostro por lo mojada que estaba.

Yo seguía gimiendo y lloriqueando, sacudiendo mi cola de arriba a abajo, empalándome a mí misma en ese pollón, a veces me quedaba completamente quieta con ese vergón dentro de mi hasta la raíz y entonces meneaba mi colita haciendo círculos, restregándome contra el pubis de mi tío, y apretando y soltando su vergota con mi coñito, tratando de darle todo el placer que pudiera.

Tío Rafael simplemente seguía completamente quieto, con la cara hacía el techo y los ojos cerrados, dejándome todo el trabajo a mí, solo su respiración agitada y las muchas gotas de sudor en su rostro y en su piel delataban que estaba sintiendo cada uno de mis sentones.

Por fin su respiración se transformó en gruñidos y pude sentir como su pollón crecía y se hinchaba más dentro de mí.

Mi papi estaba a punto de llenarme con su deliciosa y caliente semilla de macho alfa.

Sonriendo y con energías renovadas por sentirme cerca de mi meta aceleré mis sentones, y apreté aun más mi coño de niño, tratando de ahorcar ese enorme vergón que parecía estar hecho de acero caliente.

Un par de minutos con esa velocidad y tío Rafa no pudo contenerse más.

Tomándome de mi cinturita me clavo hasta la raíz y comenzó a vaciarse dentro de mí, uno, tres, cinco, siete… diez chorretones de calientes y espesa leche de hombre llenaron mis entrañas.

Yo por supuesto tuve otro sissygasmo al sentir como aquel machazo quería preñarme con su fértil y masculina semilla.

Tío Rafa gruñía y bramaba mientras me rellenaba como pavo, y yo de nuevo estaba chillando y gritando como una loca, diciéndole lo mucho que lo amaba a él y a su gorda y dura verga de macho alfa, rogándole que por favor, por favor, por favorcito me preñara con su semilla, chillando y lloriqueando con lagrimas en los ojos mientras le juraba amor y fidelidad eterna.

Era una locura, yo una nena marica de doce añitos con la piel blanca como la leche vestida con corsé medias ligueros y tanga de encaje azul claro y usando unos taconazos de plataforma, estaba ahí retorciéndome en medio de un sissygasmo, con la vergota madura de un macho de 35 años dentro de mí, sintiendo como aquel hombre maduro me intentaba preñar a punta de vergazos, y el saber que era mi tío lo hacia todo mucho más perverso y delicioso.

Por fin terminamos de corrernos y tío Rafa me dejó descansar sobre su cuerpo, hasta que pudimos respirar con normalidad y comenzamos a besarnos de aquella manera tan húmeda y vulgar que ya era nuestra marca registrada.

Su vergón nuca salió de mi coñito de nene, y después de diez minutos de húmedos y perversos besos de lengua pude sentir como se ponía duro de nuevo.

¡Dios mío! Este macho es insaciable, pensé asustada, pero no pude evitar sentirme emocionada y orgullosa por saber que era yo la que lo ponía así de duro.

Pensé que tío Rafa comenzaría a follarme de nuevo como a veces lo hacia sin siquiera sacarme la verga, pero esta vez papi tenia otros planes para la puta por la que estaba pagando.

Papi entonces me tomó de mi fina cinturita y como si no pesase nada me levantó, provocando que su polla saliera de mi apretada vagina de niño. Cuando papi sacó su vergón de mi coñito, se escuchó aquel obsceno ruido de vacío que hacia mi culo cada vez que papi me sacaba su glande hinchado.

Tío Rafa Me arrojó a la cama y se levantó con una sonrisa malvada en su rostro mulato, una sonrisa que me hizo temblar de miedo y expectación, me pregunté asustada cual seria la siguiente prueba que hubiese pensado aquel machazo para su putita.

No tuve que esperar mucho para descubrirlo, pues con esa fuerza extraordinaria de hombre de verdad, tío Rafa me cargó y me acostó sobre una mesita alta que mi tía tenia en la recamara para poner cuadros con fotografías y flores en un jarrón con flores, mi cabeza quedó colgando al borde a la altura de su cintura.

“¡Ay... guau! ¡¿Qué...?!” exclamé yo confundida al sentirme mareada por estar en esa posición.

“¡Cállate, puta! Voy a usar esta boquita de estrella porno para lo que verdaderamente fue hecha. ¡Así que mejor deja de hablar y abre bien esos labios de puta, por que voy a coger esta boquita de puto como si fuera una vagina, y será mejor que aguantes la verga, pinche mariconcito puto, por que si te vomitas voy a a darte nalgadas en ese culo de yegua hasta dejarte moradas esas nalgotas de hembra que tienes!” Tío Rafa dejo aquellas horribles palabras mientras alineaba su vergota frente a mis labios.

Yo hacia bizcos mientras veía aquel vergón estando de cabeza, se veía enorme , gigantesco visto desde esa perspectiva tan extraña.

Pero obedecí como buena niña que era y abrí mi boquita lo más que pude, temblando de miedo por lo que me esperaba.

¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! Tío Rafa me dio unos cuantos golpes con su húmeda y pesada polla en mi rostro, como castigándome por hablar sin su permiso explicito.

Yo solo atiné a soltar gemiditos y sonreír como boba por aquel abuso. Soy y siempre fui una perrita masoquista, desde siempre he amado ese tipo de humillación.

Papi siguió azotando mi rostro con ese pollón, podía sentir lo pesado que era aquel trozo de carne mulata, era increíble lo grande y duro que era aquella vergota, parecía un tercer brazo, al menos era tan grande y grueso como mi antebrazo, eso sí, yo misma lo había comparado varias veces, y sabia a ciencia cierta que su glande era más grueso que mi muñeca, ¡Dios! ¡Aún no puedo creer lo macho que era mi tío Rafa y lo marica que era yo! ¡Nunca tuve oportunidad! ¡Tío Rafa tenia razón, yo había nacido para ser una sissy, una mariconcita, él era un hombre de verdad!

Como sea, después de una docena de aquellos deliciosos pollazos en la cara, mi tío por fin metió su hinchado glande en mi boquita, era enorme y me costó mucho poder abrir la boca hasta que encajó, sentía que se me iba a dislocar la mandíbula, pero en ningún momento pensé en resistirme o siquiera quejarme.

No sabia ni que hacer con mis manitas, pues por instinto de supervivencia mi cuerpo quería detener las caderas de mi macho y alejar su vergota de mí, pero mi instinto marica, más fuerte como siempre, me decía que no debía de resistirme en absoluto, eso era para mujeres mojigatas y puritanas, yo era una puta, yo era un mariconcito, un putito, y como tal debía de aguantar e incluso disfrutar el dolor y el abuso que mi macho quisiera darme.

Así que mientras tío Rafa comenzaba a meter centímetro a centímetro su vergota en mi garganta mis manitas simplemente se agarraron a los bordes de la mesita, tanto para aguantar el dolor, como para que no caerme de aquel alto mueble.

¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Ghglrghhhhhh ! ¡Bhhlrghhhhhh… !” Comencé a sufrir arcadas mientras tío Rafa metía más y más su pollón.

“¡Tranquila bebé! ¡Recuerda respirar por la nariz, putito! ¡Vas a tragarte esta verga hasta la raíz de nuevo, y será mejor que no vomites, pinche mariconcito lindo! Voy a follar tu apretada garganta como si fuese un coño otra vez, me encantó la garganta profunda que me hiciste en la mañana.” Tío Rafa me decía aquello mientras seguía penetrando mi garganta poco a poco, yo seguía teniendo arcadas y babeando como loca, concentrada en no vomitar. “Eres una buena putita tragona, Nena. Pero esta vez seré más rudo, gracias a esta posición voy a poder coger tu garganta con todas mis fuerzas, putita. Así que será mejor que aguantes como el putón que eres , Suri. Esta vez si voy a tratarte como la ramera que en realidad eres, naciste para ser usada de esta manera Suri. Y lo sabes, naciste para ser cogida de todas las maneras, eres mejor que una mujer de verdad, eres más sexy, más sumisa y más puta que cualquier mujer, se que incluso vas a disfrutar de esto así que mejor relájate y disfruta puta, por que voy a coger tu garganta hasta correrme, no voy a sacar mi verga de tu boquita, aun si te comienzas a ahogar voy a seguir cogiéndote hasta correrme. Lo entendiste putón?”

¡Bhhlrghhhhhh… ! ¡Bhhlrghhhhhh… !” contesté yo sumisamente con la garganta llena de verga.

Y tío rafa cumplió con su palabra, como el hombre que era, pues solo fue gentil hasta que sus enorme testículos golpearon contra mi frente, mi nariz completamente hundida en su escroto, ¡olía delicioso!

Pero una vez que estuvo dentro de mí y se dio cuenta de que no iba a vomitar, comenzó a follar mi garganta, primero despacio y después más y más rápido, hasta que tío Rafa estaba literalmente follándome la boca como si fuese una vagina de verdad.

¡SPLASH! ¡SPLASH! ¡SPLASH! ¡SPLASH! ¡SPLASH!

“¡Ghglrghhhhhh ♡♡♡! ¡Bhhlrghhhhhh… ♡♡♡! ¡Glucckkk… ♡♡♡! ¡Ghlrrhhhgggg... ♡♡♡!”

El ruido de los húmedos golpes de sus testículos chocando contra mi rostro, y los gorgoteos y arcadas que hacia yo al tratar de no ahogarme llenaron la recamara.

Aquellos ruidos eran increíblemente obscenos, y saber que era una nena marica de doce años la que los estaba produciendo al ser usada como una puta barata por un macho maduro me volvían loquita.

Incluso usé una de mía manitas para tocar mi coño de niño e incluso acariciar mi clítoris enjaulado. Me estaba masturbando delicadamente, femeninamente, como lo haría una nena de verdad, me sentía tan mujer y tan hembra al ser usada de aquella manera por un hombre de verdad que instintivamente comencé a a acariciarme como una niña.

Tío Rafa también estaba bufando y gruñendo como un toro, su respiración se hizo más errática y comenzó a moverse mucho más rápido y fuerte que nunca, cada embestida hacia que su verga entrara hasta lo más profundo de mi garganta.

Papi estaba empujando sus caderas tan fuerte que incluso comenzó a mover la mesita con cada empujón, las patas de la mesita rechinaban con cada empujón, añadiendo más ruidos a la ya escandalosa escena.

Tío rafa estuvo cogiéndome la garganta con todas sus fuerzas por más de media hora, para mí aquello fue una deliciosa tortura, disfruté y sufrí cada segundo.

Era extraño, pero entre más me dolían sus embestidas, y más sentía que me ahogaba, más placer sentía, más caliente se ponía mi coñito de nene, y más juguito marica escapaba de mi clítoris encerrado.

Tuve un par de orgasmos durante aquella larga y salvaje mamada, los dos provocados por mi papi, pues mientras me follaba la boca sus enormes manos no se quedaron quietas, y acariciaban mis núbiles pechos de nena codiciosamente, y cuando su pasión era demasiada tío Rafa pellizcaba y tiraba de mis pezones de manera dolorosa, lo cual por supuesto hacia que un putito masoquista como yo se corriera como una perra.

Yo estaba seminconsciente, atolondrada y mareada por aquellos orgasmos y por la falta de oxigeno, cuando por fin tío Rafa eyaculó.

Por supuesto lo hizo dando una ultima y poderosa embestida, yo sentí que su verga era tan larga que su glande podría haber llegado hasta mi estomago.

Tío rafa dio un ultimo gruñido de macho en brama y comenzó a disparar su sabrosa leche de macho alfa directamente en mi estomago, alimentando a su niña como un buen papi.

Yo, por supuesto al sentir aquello me corrí de nuevo, prácticamente convulsionando por el placer, pues papi había decidido volver a jalar mis pezones de manera brusca y dolorosa.

Tío Rafa se quedó con su pollón dentro de mi apretada y cálida garganta, soltando fajo tras fajo e leche dentro de su puta, hasta que sus bolas quedaron secas.

Yo no aguanté más y terminé por desmayarme.

Desperté unos minutos más tarde, estaba acostado en la cama de mis tíos, y pude escuchar a mi macho hablando por teléfono, al parecer estaba pidiendo una pizza a domicilio.

Era obvio que ya era demasiado tarde para que yo cocinara algo.

Cuando papi terminó la llamada me miró y sonrió con esa manera cínica que me derretía.

“Lo hiciste muy bien putito. Aunque te desmayaste al final. Pero sé que lo harás mejor la próxima.”

“Sí papi. Lo hare mejor la próxima vez papi.” Respondí con la voz ronca por el abuso sufrido.

“Ahora ve a bañarte y ponte otra ropita sexy. Después de comer voy a seguir cogiéndote, aun te falta mucho para ganarte tu dinero puta.” Tío rafa dijo aquello caminando hacia mí y dándome una ligera bofetada, simplemente por que podía hacerlo.

Él seguía completamente desnudo y cubierto de sudor, su piel mulata brillando con la luz del sol que se colaba por la ventana abierta. Se veía simplemente delicioso.

“¡Sí papi lo que tu digas papi!” respondí como niña buena y me metí a la ducha,

Cuando salí de nuevo, limpia, maquillada, peinada y usando un babydoll blanco con un corpiño y una tanga a juego papi ya estaba abajo en la sala comiendo pizza y viendo un partido de beisbol en la televisión.

Me uní a él y comencé a comer, estaba hambrienta, todo ese ejercicio sexual si que había el apetito.

Tío rafa me ordenó sentarme en su regazo y darle de comer en la boca, así pasamos la siguiente hora, comiendo de la misma rebanada, un bocado él y un bocado yo, y dándonos besos franceses de ves en cuando, tío Rafa incluso me “obligó” a darle de beber cerveza de boca a boca.

Yo tomaba un trago y lo besaba pasándole la bebida directamente a su boca, por supuesto mucha se derramaba y yo bebía un poco del licor sin querer.

Así que cuando terminamos de comer yo estaba un poco borracha tanto por la cerveza y como por el placer y la lujuria de aquellos pervertidos besos.

Por supuesto papi cumplió su amenaza y paso toda la tarde usándome a su antojo.

Me cogió en todas las posiciones, en la de apolo, en cuatro patas, de misionero, en mi posición favorita, la de perrita echada, y una nueva, una FULL NELSON, sus brazos levantando mis piernas, mis pies me llegaban hasta mis orejas, y sus manos en mi nuca, su verga dentro de mi coño de niño, él sentado al borde de la cama y u yo rebotando en sus vergota completamente sometida en esa llave de lucha, mirando mi reflejo en el espejo de cuerpo completo de mi tía.

Me veía putísima, bien hembra, ahí completamente denominada por aquel machazo, yo con mu cuerpo pequeño, lleno de curvas femeninas, enfundado en esa lencería blanca, con mi clítoris enjaulado.

Gimiendo y lloriqueando, con el maquillaje arruinado por mis lagrimas de placer, y la baba que me salía de mi boquita perpetuamente abierta.

Me corrí no se cuantas veces, ese día, sentía que el cerebro se me iba a derretir, y que me volvería estúpida, tanto placer sentía.

Mientras papi simplemente seguía follándome con esa energía y fuerza sobrehumana, y cada vez que se corría lo hacia dentro de mí, ya se a en mi vagina de niño, o en mi boquita hambrienta.

Cuando terminamos, eran las siete de la noche, y papi me arrojó encima media docena de billetes, yo estaba tan cubierta de sudor, semen de macho y mis propios jugos que los billetes se pegaron a mi piel.

Después de que yo guardara mi dinero ganado con mi culo, papi me ordenó bañarme de nuevo mientras él cambiaba las sabanas de su cama, que como siempre estaba cubierta con aquel plástico que él ponía bajo las sabanas para que el colchón no terminara empapado.

Cuando salí de la ducha, papi me dio una de sus enormes camisas y me la puse como pijama, me ordenó acostarme en el cuarto de huéspedes y y fingir estar enferma.

Cuando mi mami y mi tía llegaron a casa a eso de las ocho media de la noche tío Rafa había pedido comidas china para la cena, y explicó que yo me había sentido un poco afiebrada y que por eso no había hecho quehacer y había preparado la cena.

Mami y mi tía fueron a verme en el cuarto de visitas, donde yo estaba descansando después de aquel maratón de sexo rudo y salvaje, y era verdad que me sentía adolorida, afiebrada y muy cansada.

Así que no fue difícil convencer a las dos mujeres de que lo que tío Rafa había dicho.

Mami me dio un para de pastillas para el dolor y después de cenar, mi tía Samara se ofreció a llevarnos a la casa en su carro para que yo no tuviese que salir a la noche fría y que me diera un resfriado.

Yo simplemente me quede en silencio y actúe de manera mas sumisa y tranquila que de costumbre, pero mientras mi tía nos llevaba a casa me sentí nuevamente muy culpable y muy hembra al saber que yo era la amante del hombre de aquella mujer que era tan amable conmigo.

Incluso cuando bajé de su carro tía Samara me dio los doscientos pesos que siempre me daba, aunque ni siquiera había hecho nada de quehacer en su casa.

Y yo como buena putita desvergonzada los acepte mientras sentía mi coñito de nene lleno del semen de su esposo, atrapado por el PLUG anal que siempre llevaba puesto, por ordenes de ese macho que ahora compartíamos.

Por supuesto yo no lo sabia en ese momento, pero pronto mi tía se enteraría de todo, y de la peor manera, pues no mucho tiempo después de aquello mi tía Samara descubriría a su esposo cogiéndose a su sobrino en su propia cama matrimonial.

Pero les contaré eso en el siguiente capítulo.