Can't Say I Love You-2
Nazty
La pantalla de la
computadora le daba un tono azul a mis hermosas facciones, mientras buscaba
entre decenas de reglamentos escolares, cada maldita escuela tenía el suyo, el
reglamento de la Martin Luther King Jr. Descansaba a mi lado, un pequeño libro
de pastas negras de piel.
Era el reglamento de
la escuela, había ido directamente a la biblioteca después de que Roxy me
ayudara a recuperarme de mi encuentro con Tafari.
En el baño después
de mojarme la cara con agua fría en el baño de chicos, y despejar un poco mi
acalorada mente, pude pensar con claridad, y avergonzarme de mi asqueroso
comportamiento, se suponía que dejaría de comportarme como una perra en celo, y
solo había bastado que mi antiguo bully me tocara un poco para derretirme en
sus manos, en sus gigantescas y negras manos africanas, y hablado de eso, tuve
que entrar a uno de los excusados para poder limpiarme, mi dicklett había
babeado mucho, creando una mancha de humedad al frente de mis horribles boxers,
la parte de atrás no estaba mejor, mi boypussy seguía caliente y mi miel de
marica había manchado un poco la tela, el agridulce aroma de mis fluidos
llenaba el cubículo. El aroma de una perra en celo, una zorra caliente, una
potra en calor con ganas de macho…
Maldita sea Alexis
deja de pensar de esa manera, me ordené.
Roxy había vuelto a
su clase, aunque no antes de advertirme que teníamos que hablar seriamente.
Ahora estaba en la
silenciosa y vacía biblioteca tratando de olvidar mi comportamiento de puta, Me
despreciaba por ser tan débil ante un hombre negro, al parecer cualquier hombre
negro, la voz en mi cabeza tenía razón, yo era una zorra enamorada de las
vergas negras.
Suspiré enojado, y
me concentré en la pantalla frente a mí.
El código de
vestimenta en nuestra escuela y en la mayoría de las demás preparatorias era
claro, los alumnos debían vestir de manera pulcra y respetable…
Las reglas citaban
de la Martin Luther King Jr.
“Está prohibido usar
prendas provocativas o con mensajes “indecentes,
obscenos o lascivos” o que “sustancialmente perturben” las actividades
escolares o relacionadas con la escuela. También está prohibido el uso de
prendas de vestir que fomenten el uso de drogas.”
(Los mensajes
“indecentes, obscenos o lascivos” incluyen mensajes sexualmente explícitos
incluyendo desnudez o el uso de palabras profanas u ofensivas.)
Mientras leía la
información un mechón de mi largo cabello me cubrió uno de mis grises ojos, asi
que como siempre tuve que poner el rebelde mechón detrás de mi oreja con ese
movimiento tan femenino que ya era natural en mí.
“Se
prohíbe el uso de atuendos “relacionados con pandillas”
(Cualquier prenda o
insignia que ensalce o pertenezca a una pandilla queda totalmente prohibida,
pañuelos, cadenas, o sudaderas con el logo de una pandilla criminal no serán
aceptadas en el recinto escolar)
Eso explicaba porque
Tafari y sus amigos todos ellos negros, dejaron de vestirse de blanco, al
principio del ciclo escolar, a finales de agosto, T.A. y su grupo comenzaron a
vestir totalmente de blanco, sus pantalones holgados y sus enormes camisetas de
baloncesto o de futbol, e incluso sus zapatillas deportivas eran blancas, por
no hablar de los pañuelos y bandanas, todo era blanco puro, adornado con picas
negras ♠, vistieron de aquella manera durante un mes, hasta mediados de
septiembre, mes en el cual muchas de las
chicas de la escuela todas ellas novias de la banda de Tafari también
comenzaron a vestir de blanco, los profesores no se metieron con ellos porque
la mayoría de los miembros de aquella banda recién fundada eran los mejores
jugadores de la escuela, tanto de basquetbol, como de futbol, pero cuando
apalearon aun chico blanco que se atrevió a vestir totalmente de blanco, la
junta escolar prohibió el uso de prendas que se usaran para demostrar la
pertenencia una banda.
Ahora recordando a
T.A. con aquellas prendas blancas mi corazón se saltó un latido, Tafari se veía
muy bien de blanco, su piel negra africana destacaba escandalosamente gracias
al contraste, e incluso con esa cara de rasgos feos y rudos mi bully se veía
extremadamente guapo…
Me mordí los labios
al recordarlo, pero inmediatamente después sacudí mi cabeza, debía dejar de
pensar como una quinceañera enamorada.
Fue por ese
incidente que la junta escolar y la asociación de padres de familia habían
convocado a una junta y el código de vestimenta se hizo más estricto, y ahora a
finales de verano, cuando las chicas querían aprovechar los últimos días de sol
y calor, luciendo la ropa más sexy y descubierta que tenían, la junta escolar
estaba censurando las prendas pequeñas y ajustadas.
Me estiré en la
silla de la biblioteca, arqueando mi espalda, y entrelazando mis dedos mientras
los elevaba hacia el techo, un bostezo escapo de mi gruesos labios, bostezo que
se convirtió en gemido cuando mis sensibles pezones rozaron la tela de mi
hoodie, hacia una hora que estaba investigando y mi cuerpo aun seguía sensible
y excitado.
Me odie tanto,
normalmente me consideraba heterosexual, y podía pensar claramente la mayoría
del tiempo, y mientras estuviera alejado de cualquier hombre negro, los
pensamientos homosexuales que inundaban mi mente me asqueaban, y me repelían,
pero era suficiente oler el fuerte almizcle de un toro negro para enloquecerme
y convertirme en una puta, una Sissy.
«Vamos niña,
tranquilízate, no hay nada de malo en ser una Sissy, deberías estar orgullosa,
deja de pelear contra tu naturaleza, eres una puta y lo sabes»
Cerré mis ojos
firmemente, y trate de bloquear aquella sexy voz.
Leí otra vez
aquellas reglas que estaban amenazando la escuadra de porristas.
“Las niñas en no
podrán usar blusas cortas (que muestren el abdomen y el ombligo) y otros
artículos previamente prohibidos como micro minifaldas y shorts muy cortos,
tampoco se podrán usar ligueros, o dejar a la vista la ropa interior, como
tangas, y lencería”
“No
se permitirán tatuajes ni perforaciones a menos que estén relacionados con la
religión, la ideología y la sexualidad del estudiante”
Bebí un sorbo de mi
leche de fresa, que había comprado antes de entrar a la biblioteca, Aiyden se
enojaría si bebía Coca-Cola.
Los uniformes de los
diferentes clubs y equipos deportivos también se regirán por estas normas
Los hombres no
podrán llevar cadenas, joyería y perforaciones, con la excepción y antes mencionada,
solo por motivos religiosos, ideológicos y de orientación sexual”
Suspiré de nuevo, al
parecer estábamos en problemas, la única manera en que dejar que las chicas
vistieran los indecentes y súper sexys uniformes de porristas, sería que de alguna
manera convenciéramos a la junta escolar que eran una prenda religiosa, o que
todas las porristas fueran lesbianas y que eso obligaba a las chicas a vestirse
como putas.
Una completa locura.
Miré hacia el techo,
las lámparas de neón lastimaron mis grises ojos, los cerré, Alika se enojaría
si no encontraba algo útil.
Mi IPhone vibró
mientras la Call Me Maybe de Carly Rae Jepsen sonaba en la silenciosa
biblioteca, lo que ganó un regaño enojado de la anciana bibliotecaria la
Señorita Worm.
La pantalla se
iluminó dejándome ver el color rosado de mi fondo de pantalla.
HOLLA LEXY, RECUERDA
QUE HOY COMIENZA EL ENTRENAMIENTO, TE VEO EN EL GIMNACIO DESPUES DE LA PRACTICA
DEL EQUIPO, ¿TRAJISTE ROPA DEPORTIVA, CIERTO? SEE YA DUDE.
Una sonrisa tonta se
extendió en mi cara, y mi corazón latió más rápido, mientras sentían un cálido
fuego en mi pecho.
Logré salir de mi
atontamiento cuando leí de nuevo el mensaje de mi Aiyden.
¡Ropa deportiva!,
mierda, con todo lo que había vivido el día anterior, no recordé traer mi uniforme
de deportes, un chándal y una sudadera gigantes color negro que la escuela
regalaba al principio del año.
Me mordí de nuevo mi
labio, otra manía femenina que debía evitar.
Pensé en decirle que
aplazáramos el entrenamiento a otro día, pero no quería perderme la oportunidad
de pasar tiempo con el perfecto Aiyden.
Hola Aiyden, claro
que me acuerdo, estoy listo, nos vemos en el gimnasio♥
Presione el botón de
enviar antes de darme cuenta que de nuevo había llenado mi mensaje de emojis.
Deja de ser tan femenino
Lexy, me dije, mirando la pantalla esperando emocionada la respuesta de ese
poderoso joven negro…
Nunca llegó, y eso
me puso triste.
«Tal vez si le
enviaras una sexy foto de ti desnuda contestaría, sabes que eso les encanta a
los hombres»
Dios, esa voz me iba
a volver loco.
Regresé la mirada a
la pantalla de la vieja computadora pública, y cuando estaba a punto de
rendirme una nota llamó mi atención.
Imprimí todo lo que
había reunido y justo cuando la campana sonó salté asustado, tenía miedo, miedo
de que Alika me regañara por la poca ayuda que podría darle, y miedo de Tafari,
justo ahora tenía que ir a la clase de francés, después una hora libre y
después me tocaba Biología, donde tendría que ver de nuevo a ese enorme gorila
negro.
Cuando entré a la
clase me senté a lado de Roxy, Madeimoselle Fleur comenzó a hablar en ese
delicado y hermoso idioma que en su francesa voz sonaba francamente erótico,
ojala y yo pudiera tener ese acento.
«Trata de
controlarte niña» me exigí.
“Roxy,
tengo un problema…” Le
murmuré a mi amiga, mientras fingía escribir en mi cuaderno.
“Claro
que tienes un problema, que bien que por fin me dirás que diablos te pasó ayer”
“No
me refiero a eso… ya te dije que te contaré después, ahora mismo no quiero
hablar de ello”
La sexy latina me
miró enojada, como una madre severa, pero cuando bajé la mirada avergonzada y
tímida, su rostro se suavizo.
“Está
bien Alex, pero no podrás escapar de mí, ahora dime ¿qué problema tienes? ¿Es
ese idiota de Tafari?”
“Tampoco
es eso, hoy, después de clase iré al gimnasio para entrenar con Aiyden, y no
traje mi ropa para deportes, solo tengo estos feos y enormes jeans, ni siquiera
me puse los tenis para correr”
Roxy bajo la mirada
a mis pies, mis pequeños converse se asomaban debajo de mis enormes y holgados
pantalones.
“Maldita
sea Lexy, nunca he entendido por que
usas esa horrible ropa, debe ser cuatro tallas más grande que la tuya, sé que
no es por problemas de dinero, tu madre también odia que te vistas de esa
manera”
Roxy y mi madre
habían hablado muchas veces como dos buenas amigas, en realidad Roxy era amable
con todos.
“Vas
a ayudarme o no, no traje mi bicicleta asi que no puedo ir a casa por mas ropa”
Roxy me miró una vez
más…
“Tienes
suerte, siempre traigo un conjunto extra para las prácticas de porristas,
supongo que te quedará, ¿qué talla de zapatos usas?
“25” Respondí entusiasmada, la idea de
decepcionar a Aiyden me había puesto realmente ansiosa.
“Maldita
sea Alex, tu pie es más pequeño que el mío…”
Mi rostro debió de
mostrar mi decepción, porque inmediatamente añadió.
“Pero
Cindy usa la misma talla que tú asi que ella puede prestarte un par… solo hay
un problema”
“¿Cual?”
pregunte de nuevo ansiosa.
“El
conjunto es rosa”
♠♥♠♥♠♥♠
“Oh my Gogh, te ves hermoso Alex, y mira ese enorme culo, parece
que vayas a romper la tela”
Cindy y Roxy estaban
viéndome desde todos los ángulos, estábamos usando la hora libre, y los vestidores
de porristas en las canchas de futbol, donde Roxy me había dado un hermoso
conjunto deportivo Nike, totalmente rosado, Cindy se había vuelto loca de
alegría al saber que yo usaría ropa femenina, e insistió en acompañarnos, ahora
usando un par de tenis para correr, también de la marca Nike y también rosas,
ambas porristas me miraban encantadas y asombradas.
Gracias a la
ajustada ropa de Roxy, todas mis curvas se marcaron escandalosamente.
Mis estrechos
hombros, mi diminuta cintura de avispa, mis pezones se dibujaban obscenamente a
través de la playera de nylon, pero lo que definitivamente llamaba la atención
de mis amigas era mi enorme y redondo culo de burbuja.
El conjunto no
estaba diseñado para ser sexy o provocativo, y era bastante amplio para ofrecer
comodidad, y sin embargo mis largas y gordas piernas llenaban los pants de
manera vulgar, igual que mis enormes nalgas estiraban al máximo la suave tela.
Roxy me miraba con
una mirada extrañada y sorprendida, a diferencia de la emocionada y alegre
Cindy, que daba saltitos alrededor de mi mientras me tocaba por todos lados,
pero no de manera sexual, más bien como un granjero que revisa una yegua, para
ver si es buena para ser preñada.
“¡Oh
my Gosh!, mira tú maldita cintura, ¿cuánto mide?, perra suertuda eres más
delgada que yo, y ese culo es más grande que el de Alika, y más redondo… ¡pero
si hasta tienes tetitas, mírate!”
Cindy trato de tocar
mis erectos pezones.
Me cerré la sudadera
tratando de ocultar mi excitación.
Yo totalmente
avergonzado trataba de hacerme pequeño pero el espejo frente a mí me regresaba
la imagen de una hermosa niña, una caliente niña blanca, mis caderas y mis
largas piernas se veían hermosas y escandalosas, mi cintura hacia que mis
enormes caderas parecieran aún más anchas y cuando me giré, pude apreciar mis nalgas en forma de corazón.
Me sonrojé y mi
cuerpo adopto naturalmente una pose sexy, espalda arqueada, nalgas hacia
arriba, piernas tensas, uno de mis pies en punta, y mi pecho hacia afuera, mi
mano derecha en la cadera, y mi mano izquierda comenzó a jugar con mi largo
cabello.
“Ahora
si pareces todo una señorita, Roxy mira ese culo, sigo sin poder creérmelo, tal
vez es el mejor culo de toda la escuela, no puedo esperar a que Alika vea esto,
esta tan orgullosa de ese culo negro, por fin esa puta será vencida, ya tenemos
una nueva ASS QUEEN”
Cindy seguía
fascinada con mi cuerpo, y ahora con esa ropa rosa, yo también lo estaba, me
veía tan increíblemente sexy, tan natural, tan correcta, esa ropa había sido
creada para que yo la usara, incluso mi entrepierna lucia bonita con un pequeño
bultito, mi clitty, parecía un pubis femenino.
Me en encantaba mi
nuevo look, y esperaba que mi aspecto le gustara a Aiyden también.
“Cindy,
podrías ir por un poco de agua, y algo de crema para peinar, quisiera darle un
nuevo peinado a Alex”
“Oh
my Gosh, tienes toda la razón, Alex se verá muy lindo si le peinamos ese
hermoso cabello… y también traeré mi maquillaje, te verás hermosa…. Oh my Gosh,
esto será divertido”
Cindy dio unos
cuantos saltitos emociona, y aplaudiendo como una niña salió de los vestuarios.
Yo seguía totalmente
encandilada por la imagen en el espejo, abrí de nuevo la sudadera, la camisa
rosa se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel, tan ajustada que se marcaba
mi plano vientre.
Gire una y otra vez
para verme de todos los ángulos, y pude apreciar como mi enorme culo llamaba la
atención no importando el ángulo, mis caderas eran realmente escandalosas, y
mis nalgas se habían tragado la tela del pants remarcando la línea que los
dividía.
“Ahora
veo porque usabas aquella horrible ropa…”
La voz de Roxy me
hizo saltar del susto, me había olvidado de ella.
La miré avergonzado,
mis mejillas se tiñeron de rojo, y puse mis manos entre mis firmes y femeninos
muslos, tratando de hacerme pequeño, más pequeño de lo que era.
“Yo…”
No supe como continuar, simplemente me quede mirando los rosados tenis, eran
tan bonitos.
“No
digas nada, la verdad es que me sorprende como has podido esconder ese cuerpo,
Cindy tiene razón tienes el culo más grande de toda la escuela”
Yo seguía encogida
tímidamente no sabía que decir, o tal vez no debía decir nada.
Roxy me seguía
mirando de manera médica, como un científico mira a un espécimen raro.
“Maldita
sea Alex siempre supe que eras gay, pero resulta que eres una trans, ¿Desde
cuándo te has estado hormonando?”
Me quedé desconcertada
por un momento sin saber a qué diablos se refería.
Mi rostro debió
expresar muy bien mi confusión por que Roxy se explicó rápidamente.
“No
piensas que voy a creerme que conseguiste ese cuerpo de manera natural ¿o sí?
Seguía en silencio,
mirando mis despampanantes curvas femeninas y por primera vez me di cuenta que
no era ni remotamente natural tener ese cuerpo de puta.
“Yo
no uso hormonas… y no soy gay”
Roxy me miró unos
segundos más con esos oscuros ojos tratando de decidir si mentía o no.
Después de unos
largos segundos sintiéndome bajo un microscopio por fin mi amiga habló.
“Me
estás diciendo que tienes ese culo naturalmente, y Cindy tiene razón tienes
tetas, muy pequeñas, pero tienes, ¿en serio no has hecho nada para estar asi?”
“Bueno
he estado haciendo ejercicio casi todas las noches con mama desde hace como un
año… últimamente no porque ha estado llegando tarde… la muy puta se consiguió
un toro negro” La última
parte la murmuré tan bajo y con los dientes tana apretados que ni yo misma me
escuché.
“Eso
explica ese vientre y tu cintura de avispa, pero ese culo gordo y redondo no lo
consigues con un año d ejercicio, yo llevo una década haciendo sentadillas y tu
culo es más grande y redondo que el mío perra suertuda”
“En
realidad desde los trece años mi cuerpo comenzó a cambiar, desde ese momento
mis caderas se hincharon y mi culo creció, y todo el tiempo me duelen los
pezones”
“Wow
mírate nada más, pero si hasta dices que los pezones te duelen como si fueras
una adolescente, ¿nunca se te ocurrió ir al médico?, nunca te preguntaste ¿por
qué tu cuerpo cambió de esa manera?”
Roxy me miraba
preocupada y un poco molesta.
“Pues
si me lo preguntaba, pero… me daba vergüenza contárselo a alguien, ni mi mami
sabe que luzco asi”
“Alex
debes ir a un médico, no es normal que un hombre se vea asi sin haber usado
hormonas o ciruja plástica, podría estar pasándote algo malo”
Me encogí de nuevo,
muy en el fondo de mí, sabía que ella tenía razón y que debía haber ido al
médico años atrás para saber qué diablos le pasaba a mi cuerpo, pero era
demasiado vergonzoso, y tenía tanto miedo…
«O tal vez te gustó
como fue cambiando tu cuerpo, tal vez estabas contenta de lucir como una linda
zorra, y por eso no hiciste nada, porque sabes que no hay nada de malo contigo,
naciste para ser una marica y las maricas lucen exactamente como tú, la
naturaleza quería que fueras una niña, una niña especial»
“Iré
a un médico, lo prometo”
“Y
dices que no eres gay?”
Mi mirada seguía en
mis bonitos tenis rosas.
“No
soy gay, tampoco soy trans o lo que sea”
Roxy se quedó en
silencio de nuevo.
“Creo
que estas mintiendo, ¿pero no sé a quién?, tú mamá se muere por tener un hijo
gay, y nosotras simpre asumimos que eras gay, todos en la escuela piensan que
eres gay”
“Aiyden
no piensa que soy gay…”
Murmuré esta vez sí me pudo escuchar.
Roxy se quedó en
silencio, yo aun con la mirada baja no supe que expresión tenía.
“Asi
que estas mintiéndote a ti misma solo para no decepcionar a Aiyden?”
No respondí, no
quería pensar en eso.
“Es
tu decisión, pero estas loco si crees que puedes ser un hombre con ese cuerpo,
ninguna mujer saldría con un “niño” que es más hermoso y sexy que ella”
Me sonrojé por el
cumplido.
“Como
sea tal vez cuando Aiyden te vea con esta ropa entienda que no hay manera de
que puedas parecer un hombre, no importa cuánto te entrene”
Mire mi reflejo en
el espejo, Roxy tenia razón, mi cuerpo jamás seria el de un hombre, siempre
lciria como una mariquita, una delgada débil y sexy marica.
“¿Lista
para ver a Aiyden?” Me
murmuró mientras me abrazaba desde atrás, al mirarla en el reflejo vi como subía y levantaba las cejas.
Una docena de
mariposas aletearon en mi vientre plano.
“Sí
claro, pero no sé qué estas insinuando” Me hice la tonta, concentrándome en mi reflejo.
“Oh
vamos, no mientas… es obvio que él te gusta, y cuando te vea vestida de esta
manera él se va volver loco por ti”
Mi corazón latió más
fuerte y un sentimiento cálido inundo mi mente al pensar que tal vez yo le
gustara a Aiyden.
“No
sé de qué hablas, Aiyden no es gay… a él
no le gustan los hombres…” murmuré de manera deprimente.
“Yo
sé que a Aiyden no le gustan los hombres, pero tú no pareces un hombre ¿o sí?”
“Aiyden
no es gay, él es un hombre real”
el dolor en mi pecho se intensificó, me estaba deprimiendo al saber que Aiyden
gamas me miraría de esa forma, él era un macho de verdad, un hombre real.
“Pero
tú no” Roxy me murmuró en el oído como un demonio tratando de tentarme, “tú
eres una bonita y hermosa niña, mírate eres más sexy que la mayoría de las
porristas del equipo, mira este enorme y gordo culo, son las nalgas de una
niña, Aiyden es macho de verdad, y solo un verdadero macho puede follarse a una
niña como tú, es normal que estas enamorada de él y es normal que él se enamore
de ti”
Las palabras de Roxy
se retorcían y combinaban con las palabras de mi papi Darius, yo era una Sissy,
y era normal para una Sissy estar loa por los hombres, por grandes y fuertes
hombres de verdad, era normal para un niño blanco adorar a los toros negros,
era natural para un putito como yo amar a los hombres reales.
Y era natural para
un macho, varonil, masculino y heterosexual, follar a blancos niños beta como
yo, Aiyden, Tafari y mi papi Darius no eran homosexuales, yo les gustaba porque
yo no era un hombre, era una niña, una niña blanca, una sexy niña blanca.
Mis mejillas se
sonrojaron de nuevo, y sacudí mi nuevo peinado para alejar esas fantasías gays
de mi cabeza.
“Y
¿por qué diablos me estás diciendo esto?, aunque yo esté enamorada de él, él ya
tiene novia, Alika” mi rostro se ensombreció, de nuevo la tristeza llenando mi
pecho.
“Asi
que sí lo amas” Roxy sonrió como el gato que se comió el ratón, “lo sabía”
Mis mejillas se
hincharon y mis labios formaron nuevamente ese puchero tan femenino e infantil
de siempre”
“Él
tiene novia” Repetí para evitar pensar en que había admitido en voz alta que
estaba enamorada de mi mejor amigo, de mi negro y hermoso mejor amigo “y esa
novia es tu mejor amiga”
Le reproché a Roxy.
“Tú
eres mi mejor amiga, Alika es una perra presumida que necesita que le recuerden
que no es la reina del mundo… imagina su cara cuando una maricona como tú le quite
a su perfecto novio, seria épico”
Roxy miraba su
reflejo pro era obvio que se estaba imaginando a la capitana de nuestro equipo,
la hermosa cara de Roxy lucia una sonrisa malvada y unos ojos de basilisco.
“¿Por
qué la odias tanto?”
“Eso
es cosa mía, lo que si te digo es esto, yo te ayudo a que Aiyden te folle como
la zorra que eres, y cuando esa perra de Alika este destruida y humillada,
entonces podré ser la capitana de la escuadra”
La miré
boquiabierta, sabía que Alika y Roxy tenían sus diferencias, pero no me
imaginaba que la rivalidad llegara a tanto.
“¿Quieres
quedarte con su puesto?”
Roxy miro alrededor
para asegurarse que nadie estaba en el vestidor.
“Alika
me prohibió salir con su hermano, al parecer sus padres no quieren que su
sangre pura africana se mezcle con una espalda mojada”
“¿Alika
tiene un hermano?, ¿Alika es racista?”
“Descubrirás
Alex, que las minorías son los más racistas, mi madre odia a los chinos, ¿por
qué crees que Hana no puede ir a mi casa?”
Me quede con mi sexy
boca abierta.
“Hana no es china, es japonesa…”
“Ya
lo sé, pero para mi madre todos los asiáticos son chinos, como sea el hermano de
Alika se llama Akin, va en la universidad, tiene 22 años, lo conocí cuando yo
iba al jardín de niños, cuando iba a jugar a la casa de Alika, me enamoré de él
desde el primer día que lo vi, y cuando creció simplemente me volví loca por
él, es tan masculino, tan fuerte, tan macho, pero tú me entiendes”
Roxy me miró con sus
ojos malvados y coquetos, refiriéndose a Aiyden.
“Si
te entiendo” dije, al
recordar a los tres machos que llenaban mis pensamientos.
“Como
sea, estuvimos saliendo durante la secundaria, fue hermoso, nada como un toro
negro fallándote, tienen las vergas más enormes duras y negras que puedas
imaginar Alex”
Roxy suspiró con los
ojos cerrados, seguramente recordando las noches entre los fuertes brazos de su
toro negro.
Me hubara gustado
decirle que yo también era adicta al chocolate negro, que ya había tenido entre
mis manos unas de esas hermosas y enormes vergas negras pero no me atrevía a
reconocer ante mi mejor amiga que era una chupavergas.
“¿Y
entonces que sucedió?” estaba realmente cautivada por la historia de Roxy.
“Alika
me dejó de hablar mientras Akin y yo salíamos, la verdad es que me puse triste
al principio, pero Alika siempre ha sido una maldita perra, asi que tampoco es
que hubiera perdido gran cosa”
“¿Alika
dejó de hablarte solo porque tú y su hermano salían?”
“Sí,
en ese momento no sabía que lo que le afectaba era que yo fuera mexicana,
simplemente creí que estaba celosa de su hermano, él es tan apuesto asi que me
imagine que Alika podría estar medio enamorada de su hermano”.
“Wow,
Akin debe ser un toro negro hermoso”
“Lo
es, es tan alto y musculoso… pero bueno todo iba bien hasta que entramos a la
prepa, Alika casi de inmediato heredó la escuadra de porristas, la antigua
capitana era su prima, yo quería entrar al escuadrón pero me había resignado a
no hacerlo, pensé que Alika se encargaría de que yo no entrara, sorpresivamente
fue ella quien me insistió en hacer las pruebas, al principio creí que estaba
planeando una broma o algo parecido, Akin vino a ver las pruebas solo para
asegurarse de que su hermanita no me jugara sucio…. No lo hizo, entré en la
escuadra y durante el primer año todo fue perfecto Alika me hablaba de nuevo,
Akin y yo salíamos aunque a escondidas de sus padres, y mis calificaciones no me importaban porque
gracias a ser parte de la escuadra tenía la entrada a la universidad asegurada,
pero cuando ganamos la competencia estatal de porristas y con ello las
recomendaciones a las universidades, Alika me hizo decidir, o dejaba a su
hermano o salía de la escuadra, y sin el escuadrón de porristas ninguna
universidad importante va a recibirme, yo no soy una genio como tú”
El silenció llenó el
vestidor mientras las amargas palabras de mi mejor amiga morían en el aire.
“Yo…
no lo sabía” dije
estúpidamente.
“Nadie
lo sabe” Roxy se secó las
lágrimas que inconscientemente habían brotado de sus hermosos y oscuros ojos
latinos, “asi que ahora te ayudaré a enamorar a Aiyden, y cuando Alika este
destruida entonces ya no podrá seguir amenazándome, y podré volver con Akin”
Me giré y en un
arrebato de emoción la abracé tratando de consolarla.
“Entonces…
quieres enamorar a ese toro negro, ¿quieres quitarle el macho a la capitana de
porristas de tu escuela?”
Una respuesta trató
de salir de mi garganta pero jamás pudimos escuchar la respuesta.
En ese momento Cindy
entró corriendo y gritando extasiada, llevaba en la mano un bolso lleno de
cosméticos.
“¿Listo
para ponerte lindo?” Me
pregunto con una sonrisa que casi le partía la cara.
“No
lo sé” contesté, y era la verdad.
♠♥♠♥♠♥♠
Me temblaban las
piernas, y mientras caminaba hacia la clase de biología, sentí como una bandada
mariposas aleteaban en mi bajo vientre, y mi piel se erizó, mi clitty dio un
saltito emocionado.
«Contrólate
niña, pareces una puta emocionada»
No me emociona ver a
Tafari, odio a ese horrible y varonil toro negro, y definitivamente no deseo
que me acose, no quiero su atención, no trato de seducirlo…
Pero mis caderas
comenzaron a balancearse de lado a lado, un pie delante del otro, como Roxy,
apoyándome en las puntas, alzando my enorme culo hacia arriba, mi manos
colgaban femeninamente cerca de mis gordas caderas con las muñecas dobladas como
una maricona cualquiera, mi espalda arqueada, mi pecho exhibido hacia adelante,
no trataba de seducir a Tafari, pero cuando entré al salón con aquella manera
sexy de caminar, sonreí orgullosa al notar a Tafari en el rincón del salón, y
en cómo se me quedo viendo todo el tiempo, cuando me miró a mi bonito rostro,
que ahora lucia mucho más femenino gracias al peinado que me había hecho Cindy,
me había puesto un monton de espuma para peinar, haciendo que mi cabello se
esponjara y tuviera un estilo Bob, agité
mis largas pestañas detrás de mis lentes de niño nerd hacia él, y pude notar
como se acariciaba la pierna derecha a la altura de la rodilla para acomodarse
algo… algo grande, grueso y negro.
Me lamí los labios,
que lucían aún más vulgares que de costumbre, tenían una ligera capa de brillo
sabor fresa, Cindy había querido que usara pintalabios rosa, pero no me atreví,
mis pestañas estaban recién rizadas se veían larguísimas, Cindy había usado
solo el rizador no quise que usaran rímel ni delineador, aún asi mis gris
mirada se veía extremadamente llamativa.
Los ojos de Tafari
me recorrieron de arriba abajo deleitándose en mi figura que entallada en esa
ropa ajustada por fin mostraban cada una de mis escandalosas curvas.
Cuando su negra
mirada y mis ojos grises se encontraron sonreí tímida mientras mis mejillas se
sonrojaban, el enorme gorila negro se quedó hechizado ante mi linda mirada,
unos cuantos segundos pasaron mientras él me imaginaba desnuda, me sonrojé al
pensar en ello.
Cuando los otros
estudiantes comenzaron a murmurar sobre mi nuevo atuendo rosa, Tafari por fin
despertó y enojado se levantó y salió del salón, cuando pasó delante de mi pude
notar la moustrosa erección que llegaba hasta su rodilla.
Me senté orgullosa,
sentimiento que se diluyó rápidamente al aumentar los murmullos, Roxy tenía
razón toda la escuela pensaba que yo era
una marica, las poca frases que podía escuchar no eran de sorpresa, pero no por
mi inclinación sexual, sino por las despampanantes curvas que lucía.
“…siempre
lo supe, ese pequeño marica escondía algo debajo de esos trapos…” La voz de una chica a mi derecha.
“Joder
hermano, ya viste al maricón de Alexis, joder tiene mejor culo que tú novia…” La voz de un chico blanco sonó a mi
izquierda.
“…y
tiene más tetas que tu novia…”
Le respondió su amigo.
Mi cuerpo se
estremeció, y la sonrisa que tenía se hizo más grande.
“…Maldita
perra, mírala, ¿Cuánto crees que le haya costado la operación?” En el rincón del salón la voz de Susan, una
rubia que era parte de la escuadra de porristas estaba claramente celosa de mi
hermoso culo.
“…quien
hubiese pensado que teníamos una transexual en el grupo…” La voz de otra chica se hizo oír.
“…Maldita
sea, yo si me lo follo…” Un
chico detrás de mi le murmuro a su compañero.
“…Eres
asqueroso amigo, esta buenísima, pero sigue teniendo pene…”
“Ya
sabes lo que dicen, con pito es más rico”
“¿Cómo
mierda consiguió esa cintura?, ¿y esas caderas?”
“Hormonas,
tengo un primo lejano que también las usa, puede parecer una zorra, pero
siempre será un hombre, un maricón, debe estar repleta de hormonas la
asquerosa”
Me encogí como siempre
tratando de parecer más pequeño, pero la atención de todos mis compañeros
seguía enfocada en mí.
Todas las críticas
que estaba escuchando, me atravesaban como dagas, eran dolorosas y degradantes,
pero de nuevo la degradación se sentía bien, me gustaba que me llamaran
maricón, putito, perra, y me encantaba saber que los chicos heterosexuales
estaban pensando en follarme, pero los celos de mis compañeras, sus críticas y
envidias eran como miel para mis ojos.
Era fácil excitar a
los muchachos de mi edad, llenos de testosterona, parecían más perros en celo
más que humanos, no era raro que al verme trataran de aparearse conmigo, yo ya
sabía lo hermosa y sexy que era, papi Darius me habia convencido de la hermosa
mujer que yo era.
Pero despertar la
envidia y el odio de mis compañeras era la prueba más clara de que yo era más
sexy que la mayoría de las chicas de la escuela.
Los murmullos
seguían subiendo de volumen hasta que claramente se podía escuchar a tres tipos
en el rincón debatiendo si usar condón cuando me follaran o no, y Susan y sus
amigas estaban criticando mi maquillaje y mi nuevo peinado, diciendo que
parecía el maquillaje que usaría una niña de cinco años.
“Muy
bien, muy bien, silencio todo el mundo” el profesor Wood entró a la clase sin mirarnos, mientras ojeaba
algunas hojas que tenía en las manos. “¿Qué diablos está pasando?”
El hombre alto de
mediana edad y pelo castaño se giró aún sin vernos, la clase seguía hablando y
haciendo escándalo.
“Dije,
SILENCIO, hoy seguiremos con el tema de…”
En ese momento por
fin levantó la mirada de las hojas, y me miró, su voz murió en su garganta, su
mandíbula calló hasta el suelo, mientras sus ojos se abrieron al máximo,
sorprendidos, me miró de arriba abajo, yo me retorcí ante su lasciva mirada, y
le sonreí tímida, agitando mis rizadas pestañas hacia él.
Y sentada como yo
estaba, mis grises ojos estaban justo al nivel de su entrepierna, y pue ver con
claridad como una erección crecía entre sus piernas, no se comparaba en nada a
las hermosas erecciones de mis machos negros, pero, aun asi mis pezones se irguieron
orgullosos, había provocado otra erección.
“Yo…
yo… regreso en un momento tengo que ir al baño… es decir por unos papeles… por…
vuelvo en un momento…”
Toda la clase miró
sorprendida al profesor Wood salir corriendo con una erección.
Una carcajada
general estalló en el salón, y las críticas y burlas a mi persona se
intensificaron, yo me volví a encoger en mi lugar, apenada y orgullosa a partes
iguales.
Un portazo que casi
arranca la puerta de sus gozones atronó en el salón.
Tafari entró dando
pasos de elefante, esta vez todos callaron al unísono, el aura masculina del
macho alfa los acalló mejor que la autoridad del profesor.
Tafari caminó seguro
de sí mismo, hasta quedar enfrente de mí, podía ver su entrepierna justo
delante, su enorme banaba se extendía hasta la rodilla, hinchada y dura, no se
había masturbado, claro que no, solo había salido unos cinco minutos, las
erecciones de un toro negro como él debían durar una media hora.
Como las de mi papi,
su verga aun daba latidos encerrada.
Pobrecito macho
negro, su enorme verga negra estaba hinchada y adolorida, necesitaba mimos y
besitos, y era mi deber darle cuidados y caricias a esa enorme banana africana,
ese brutal macho alfa necesitaba una perra blanca de rodillas atendiendo su
enorme virilidad, Tafari tenía derecho a una puta blanca, y yo era una puta y
era blanca asi que…
Casi extendí mi mano
para poder liberar esa bestia, pero apenas estaba levantando mi mano hacia la
cremallera de sus holgados pantalones, cuando Tafari estiró su enorme mano de
gorila y me pellizcó uno de mis hinchados pezones, un gemido profundo y
femenino surgió desde el fondo de mi ser y lo miré con los ojos entrecerrados
de placer, Tafari retorció mi excitado pezón lo cual me hizo gritar agudamente,
mi clitty comenzó a babear.
El enorme toro negro
entonces me escupió en el rostro, su saliva me dio justo en mis gruesos labios
rosados y brillantes, me lamí su espesa saliva golosamente mientras aun lo
miraba directo a sus negros y malvados ojos, el retorció de nuevo mi pezón
hasta que comencé a chillar como una cerda y después siguió su camino, se sentó
en el rincón del salón y desde ahí con su grave voz anunció a la clase.
“No
importa lo que uses o como luzcas perra, sigues siendo el débil y patético niño
blanco de siempre, eres mi juguete y no quiero que nadie olvide eso”
Tuve que ir
nuevamente al baño, pero en lugar de lavarme la saliva de Tafari, simplemente
lamí mis labios para probar la deliciosa saliva de macho negro, sabia a desprecio
y a humillación, deliciosa.
Regresé al salón
después de limpiar nuevamente mi clitty húmedo y boypussy caliente.
El profesor aún no
había llegado, pero toda la clase estaba en silencio.
♠♥♠♥♠♥
Los murmullos y criticas
de nuevo flotaban a mis oídos, esta vez en la cafetería, mientras en mi plato
solo había ensalada de frutas, un yogurt y un brownie de chocolate ninguna de
las porristas comíamos la misteriosa materia que aseguraban era carne.
La escuadra completa
de porristas me rodeaba en la mesa que teníamos reservada en la parte más
alejada de la entrada del comedor, donde uno de los prefectos vigilaba a todos
los estudiantes, lo cual nos permitía hablar, planear y criticar a nuestras
anchas sin tener oídos curiosos dispuestos a castigarnos.
Asi mismo estábamos
lejos de la barra donde cuatro mujeres hispanas se encargaban de alimentar a
cientos de adolescentes, también estábamos al lado de las máquinas de
bocadillos y sodas, definitivamente el mejor lugar de la cafetería, y por
supuesto que era nuestro, las doce más hermosas y sexis chicas de toda la
escuela merecían el mejor lugar de todos.
Yo era el único
“hombre” del grupo, y todo el año anterior había lucido mis gigantescas y
horrendas ropas de niño, lo cual desentonaba horriblemente en ese grupo de
sexis sirenas.
Pero hoy, vestida de
rosa, con mí nuevo y femenino peinado, y mis labios rosa brillante, me
confundía perfectamente dentro de ese grupo de diosas vestidas como zorras.
“Por
dios Alex te ves hermosa”
“Mírate,
ese culo es enorme y redondo, ¿qué ejercicios haces?”
“¿Por
qué diablos no nos habías dicho que eras una mujer?”
Roxy, Cindy, Hana y
Alika eran las únicas chicas de la escuadra que me hablaban de verdad, todas
las demás solo me usaban como un ayudante, yo era quien les daba sus toallas
secas, y sus botellas de agua, para ellas yo era un elfo doméstico, pero ahora
por fin me miraban, de verdad me veían, la mitad de ellas sonrientes e intrigadas,
emocionadas por las posibilidades de tener un transexual en su grupo, la otra
mitad me miraba con desprecio y envidia.
Me sentí especial,
como un chico débil, nerd y afeminado todos me despreciaban, o en el mejor de
los casos ni siquiera me miraban, pero ahora usando ropa de mujer y luciendo
como una mujer, yo era el centro de atención, las mujeres me envidiaban, los
hombres me deseaban, e incluso el odio y desprecio, los celos y las miradas de
asco, eran nacidas de la envidia de mi belleza, no de mi debilidad.
“Muy
bien, muy bien, silencio chicas” Alika
se levantó de su lugar, a la cabeza de la mesa, todas guardamos silencio
inmediatamente, la abeja reina estaba a punto de hablar, “sé que todas están
curiosas por el nuevo aspecto de nuestra mascota, pero justo ahora debemos
centrarnos en como poder defender nuestro derecho de usar la ropa que queramos”
Todas las chicas en
la mesa asintieron, mirando los atuendos que en ese momento llevaban, jeans
ajustados, micro minifaldas, micro shorts de mezclilla que dejaban media nalga
al descubierto, algunas incluso dejaban ver los hilos de sus tangas aferrados a
sus caderas, los hermosos senos de diferentes tamaños y formas estaban apenas
cubiertos por tops y blusas diminutas, que dejaban al descubierto sus planos y
sexis vientres, los escotes eran tan amplios que podías ver el color del
sujetador de la mitad de la escuadra, y en el caso de Cindy, sus enormes tetas
operadas amenazaban con reventar su ajustada blusa de licra.
Cuatro de las doce
chicas lucían perforaciones en sus ombligos, y una de ellas en su labio, más de
la mitad usaban tintes para el cabello, la más extravagante, Laura, se había
pintado recientemente el cabello de plateado, inspirada en Ariana Grande.
Alika lucia en su
hombro derecho un tatuaje tribal, Estrella, otra chica mexicana, de enormes
caderas y grandes senos, también tenía un tatuaje en uno de sus bonitos senos,
tres estrellas de diferentes tamaños llamaban poderosamente la atención a su
redondos pechos bronceados.
Definitivamente no
lucían como las responsables y lindas estudiantes que deberían ser, en realidad
la mesa lucia como la reunión de un club de prostitutas de lujo, de prostitutas
muy jóvenes.
“Si
queremos seguir luciendo fantásticas, sexis y calientes, debemos resolver este
problema, pero más importante aún, si vamos a ganar este año las nacionales de
porristas, tenemos que asegurarnos de poder usar los uniformes que la abuelita
de Roxy nos hizo, todas sabemos que la mitad de los jueces se masturban
viéndonos, asi que usando esos uniformes tenemos la victoria asegurada, somos
unas perras sexis, debería ser ilegal no poder mostrar esto”
Alika remato su
pequeño discurso con una nalgada en su cadera que resonó en la mesa.
Todas aplaudimos al
unísono, un fuego se prendió en mi pecho, Alika tenía razón, no podían
prohibirnos mostrar nuestros encantos al mundo, éramos unas zorritas sexis y
era necesario mostrar al mundo nuestras curvas, dejar que los machos nos
vieran, era nuestro derecho poder vestir como putas,
“Asi
que… ¿putito que es lo que conseguiste?”
La mirada
depredadora de Alika se posó en mí.
Todas las demás
también giraron a verme de nuevo.
“Yo,
yo…”, tomé un respiro
mientras Roxy me daba un suave apretón de en mi gordo muslo, como muestra de
apoyo, “yo investigué y… no creo que sea tan fácil, los códigos de
vestimenta varían de escuela en escuela, son decididos por la junta escolar y
el comité de padres, el asunto es que después de que Tafari trato de crear su
pandilla, y ya saben, comenzar a vestir de blanco y usar símbolos, la junta escolar decidió que no se aceptarían
más ropas que hicieran alusión a bandas, droga o sexo… y eso incluye ropa
indecorosa, sexi o provocativa”
Todas las chicas
gimieron frustradas y enojadas.
Alika se pasó una
mano por el cabello desesperada.
“No
es aceptable, maldita sea maricona, si no sirves para esto ¿para qué diablos
queremos aun patético niño blanco en la escuadra? somos mujeres empoderadas y
libres, y no podemos permitir que un grupo de madres viejas con las vaginas
secas nos digan cómo vestirnos, te dije que tenías que encontrar una solución,
si en lugar de vestirte como una puta hubieses usado ese tiempo en buscar más
información…”
“¡Alika!
no es culpa de Alex, es culpa de ese idiota de Tafari, si él no hubiese
comenzado a crear una estúpida pandilla nada de esto estaría pasando”
“No
me importa de quien es la culpa, lo que me importa es que si no hacemos nada al
respecto pronto nos obligaran a vestir como unas malditas monjas”
Alika golpeó la mesa
con las palmas de las manos para enfatizar su punto.
El silencio se posó
en la mesa.
Tomé una respiración
profunda y me armé de valor.
“La
única manera de que nos permitieran usar cualquier tipo de ropa es por una
razón religiosa, o por alguna razón política, incluso la orientación sexual es una
razón válida para usar casi cualquier prenda, pues es ilegal que te censuren
por querer expresar tu sexualidad, ya saben todo eso del movimiento LGBT, pero,
aunque todas ustedes se declararan lesbianas no es motivo real para usar ropa
sexy, y por lo que sé, ninguna religión promueve vestirse con minifaldas”
Todas las chicas
gimieron de nuevo, algunas de ellas incluso pegaron sus frentes a la mesa
preocupadas, tratando de pensar en algo.
Alika frunció el
ceño mientras meditaba algo muy profundamente, se veía bastante concentrada.
“Aquí
tienes todo lo que investigué”
Le di todas las
impresiones que había reunido aquella tarde.
Alika de inmediato
se puso a leer los documentos, concentrada en proteger su derecho a vestir como
una puta caliente.
Las demás chicas
comenzaron a murmurar entre ellas tratando de dar ideas para defender su
derecho de vestir como quisieran.
Yo simplemente me
sentí contenta de poder comer mi ensalada de frutas tranquila.
Roxy se inclinó
hacia mí, y mientras comíamos nuestras ensaladas hablamos.
“Lo
ves, es una perra malvada, te trata como si fueras su maldito esclavo… y si vas
a ser esclavo de alguien, mejor que tu dueño sea Aiyden ¿no crees?”
Mi corazón se saltó
un latido, Roxy tenía razón si alguien debía ser mi dueño ese era Aiyden, o
papi Darius… incluso Tafari.
«Mala niña, mala
niña, tú odias a Tafari, ¿recuerdas?»
“Vamos
nena, ayúdame a darle su merecido a esta zorra”
“Lo
pensaré”
Me acabé mi yogurt y
me levanté rápidamente de la mesa, solo quedaban dos clases más para ver a mi
amado Aiyden… es decir a mi amigo Aiyden.
♠♥♠♥♠♥♠
YA
ESTOY EN EL GIMNASIO, TE ESPERO♥
Maldita sea de nuevo
un corazón en el mensaje, pero ya era tarde, ya lo había enviado.
Estaba sentada en
las gradas del gimnasio, un enorme bunker con piso de madera, el enorme espacio
estaba dividido en dos, por un enorme cristal templado, de un lado estaban la
cancha de basquetbol y las gradas, la otra mitad protegida por el cristal
blindado estaba llenos de bicicletas estáticas, bancos pres, prensas de pierna,
había maquinas elípticas, e incluso cintas de correr.
Mire el trémulo
reflejo traslucido que se plasmaba en el enorme cristal, me veía como una
hermosa achica, mi cabello estilo Bob, mi piel blanca, mi ropa totalmente rosa,
mis curvas escandalosamente llamativas.
Yo era una niña.
No, no soy una niña
maldita sea, me grite a mí mismo.
El ruido de unos
pasos me hizo levantar la mirada, Aiyden entró al lugar luciendo un conjunto
deportivo holgado, una sudadera gris y una bermuda enorme del mismo color, en
una de las manos hay un celular y en la otra lleva dos Gatorade, uno rojo y el
otro azul, me arroja el rojo sin levantar la mirada de su celular.
Me levante de un
salto, y atrapo la botella, Aiyden
levanta la mirada y yo pongo mis manos detrás de mí y me mecí de un al lado a
otro como una niña nerviosa esperando a ser evaluada.
Aiyden se quedó
quieto y con boca abierta totalmente anonadado, al parecer mi nuevo aspecto
también lo afectaba, su boca se movió como si quisiera decirme algo pero
ninguna palabra salió, sus oscuros ojos recorrían mi pequeño cuerpo de arriaba
hacia abajo, deteniéndose en mis gordas caderas, después de intentar hablar de
nuevo y fallar se cubrió el rostro y cerró sus ojos firmemente, negándose a ver
mis femeninas curvas.
“Lexy
¿me puedes demonios llevas puesto?”
Lo miro con un
tierno, infantil y femenino puchero en mis labios sabor cereza.
“¿No
te gusta?” pregunté con voz
de niña mimada.
El perfecto macho
negro delante de mi trata de ignorar mi inocente expresión, pero no pudo, mi
bonita cara de niña blanca lo atrae, como un blanco y tierno conejo atrae a un
hambriento lobo negro.
“No
es que no me guste… es solo que… tienes caderas… tu cintura… nunca imagine que
fueras tan… maldita sea esa ropa es demasiado ajustada, y es rosa…”
Su grave y ronca voz
se escucha molesta y confundida.
“Lo
siento, perdóname, olvidé mi uniforme de gimnasia y Roxy me prestó este
conjunto, Cindy me prestó los tenis”
Lo miré aún con el
puchero en mis sexis labios brillantes por mi gloss de cereza.
Aiyden sigue
mirándome entre molesto y fascinado.
“Lo
siento, perdóname por favor, no pensé que te enojarías… yo nunca, nunca, nunca
jamás haría algo para molestarte, perdóname, por favor, por favorcito, con una
cereza en la punta”
Le ruego mientras me
meneo nerviosa en mi sitio como una niña al recibir el regaño de su papi, mis
grises ojos fijos en su enojada mirada.
El entrecejo de
Aiyden se relaja y su expresión deja de ser molesta, mientras sus ojos se abren
sorprendidos, fascinados, como cuando un niño ve una estrella fugaz por primera
vez.
“No te disculpes… no estoy enojado… no estoy enfadado, no
contigo… es solo que…”
Aiyden suspira
tratando de poner en orden sus ideas, y también su enorme virilidad, en un
gesto automático su mano derecha sujeta ese enorme pedazo de carne negra, y se
lo acomoda hacia un lado para ocultar la furiosa erección.
“Sé
que me veo ridículo, lo sé, sé que luzco horrible, peo prometo no volver a
hacerlo, no te enojes conmigo, por favor, por favorcito, Aiyden”
Mis ojos se
humedecen y se empañan con lágrimas que luchaban por salir de mi melancólica
mirada gris.
“No
llores… No llores Lexy… No llores mi pequeño Lexy”
Aiyden
instintivamente se acercó a mí y me rodeó con sus poderosos brazos.
Su instinto de macho
alfa, de protector lo obligaba a proteger y consolar a una débil y pequeña
mujer herida.
Y eso es justamente
lo que parezco, una hermosa niña lastimada y desolada.
Aiyden me rodea con
sus poderosos y negros brazos tan gruesos como mis piernas, y me acerca a su
musculoso pecho, mi baja estatura provoca que mi rostro se hunda entre sus
pectorales, sus grandes manos me presionan contra su musculoso cuerpo, una mano
en mi diminuta cintura, la otra en mi cuello dándome tiernas caricias en mi
delicada nuca.
Respiro
profundamente el delicioso aroma de sudor y colonia.
Aiyden se inclina y
puedo sentir como su rostro descansa en mi suave y negro cabello.
Me siento tan bien
entre los brazos de este guerrero africano.
Tan a salvo, tan
segura, tan débil y necesitada, tan pequeña y frágil.
Se siente bien,
natural y correcto.
Su masculino
almizcle me embriaga y dispara mi instinto marica, mis pezones se hinchan, mi
dicklett crece hasta alcanzar sus bonitas y femeninas dos pulgadas, mi pussyboy
comienza a dar pequeños guiños mientras mi dulce miel de marica comienza a lubricar
mi rosado y caliente capullo, calor que sube hasta mi vientre y transforma las
mariposas en una tormenta de fuego.
Mi piel entera se
eriza de deseo, yo que nunca me había masturbado, ahora paso todo el día
entrando en celo cada vez que un hombre negro se acerca a mí, me estoy
volviendo loca, el fuego en mi bajo vientre se está acumulando, amenazando con
calcinarme desde dentro.
Mi pequeño y frágil
cuerpo tiembla de deseo contenido, me abrazo al masculino macho negro como un
náufrago a la orilla de una playa, rogándole con mis acciones que por favor
apague el fuego que hay dentro de mí.
Me embriago con la
intoxicante mezcla de sudor de toro negro y colonia de hombre.
Puedo sentir a
Aiyden respirar profundamente y me pregunto si puede oler la miel en mi negro y
sedoso cabello, las fresas en mi delicada piel, o tal vez él puede captar el
agridulce aroma de mi miel de marica, el aroma de pussyboy, el olor de una
yegua en celo.
“No
estoy enojado Lexy… pero creí que querías entrenar para ser más masculino, y esta
ropa rosa, definitivamente no es para niños”
Aiyden me toma de la
barbilla delicadamente y me obliga a verlo a sus oscuros ojos.
Mi gris, melancólica
y desolada mirada se conecta con sus fieros ojos africanos y una chispa se
enciende entre ambos.
El mide casi medio
metro más que yo asi que la distancia que separa nuestros rostros es mucha, en
ese momento pudo sentir como su brazo izquierdo rodea mi diminuta cintura, su
mano descansando en mi plano vientre, sus dedos se detienen a acariciar mi
ombligo, puedo sentir el fuego transformándose en un incendio dentro de mí.
Su enorme y poderoso
brazo me sujeta con la fuerza de una boa africana, y me levanta del suelo como
si no pasara nada, su mano derecha sigue en mi barbilla, se extiende y acaricia
mi mejilla y mi cuello, juega con los mechones de mi cabello.
Yo me restriego
contra su enorme mano como una gata agradecida, cierro los ojos por el placer
de recibir estas caricias.
Cuando vuelvo a
abrir mis grises ojos estoy a milímetros de su hermoso rostro, es perfecto,
varonil, de rasgos rudos, la mandíbula fuerte y cuadrada, su pequeño bigote lo
hace lucir como un príncipe, su rostro es el de un apuesto hombre, a diferencia
de mis rasgos redondeados y suaves, de mis enormes ojos de cierva y mis labios
de puta, él es un hombre, yo jamás podre serlo.
Mis delicados brazos
rodean su cuello y me acerco un poco más, mis labios húmedos deseando probar el
sabor de este joven toro negro.
Pero cuando estoy a
punto de unir mis delicados y rosados labios con sus gruesos labios color
caramelo… la puerta del gimnasio se abre con un estruendo.
Y ahí de pie casi
cubriendo la enorme entrada de doble hoja del gimnasio esta Tafari.
Su rostro luce
brutal, enojado, casi puedo ver sus ojos ardiendo con fuego, parece un demonio
negro, un macho cabrío invocado del infierno.
Aiyden me suelta tan
bruscamente que lo único que puedo hacer es caer de rodillas ante él
confundida, asustada y decepcionada, el fuego en mi vientre es ya
incontrolable, mi pussyboy está babeando y mi clitty completamente duro está
goteando y latiendo.
Por unos largos
segundos nadie dice nada, y la tensión en el aire es tan intensa que se podría
cortar con un cuchillo.
“¿Interrumpo
algo?”
Tafari por fin rompe
el silencio, su tono es de burla, pero la voz suena enfurecida, dolida.
“De
echo asi es” Aiyden da un
paso delante de mi cubriéndome, protegiéndome, veo sus puños cerrarse con
fuerza.
“Ya
lo veo, al parecer estaban en medio de su club de maricas”
Aiyden cierra los
puños con tanta fuerza que incluso su oscura piel palidece un poco.
“Eso
no es lo que está sucediendo, ahora lárgate”
“Vine
a entrenar y nadie va evitarlo”
Tafari sigue de pie
en la entrada, mirando con furia al capitán de su equipo, y después de unos
segundos también camina hasta quedar a unos dos metros de su rival.
Aiyden respira
profundo, puedo ver todos sus músculos tensarse.
“Estamos
en medio de un entrenamiento personal, tú puedes ir a la cancha de futbol, Leo
y Jake están entrenando, ve con ellos”
Tafari mira a
Aiyden, su rostro es la máscara de la furia.
“¿Quieren
entrenar? ¿para qué exactamente?, por lo que pude ver lo único que estaban
entrenando era como besar, ¿quién lo diría el capitán del equipo un asqueroso
homosexual”
Aiyden sonrió
amargamente, y una risa malvada salió de su garganta.
“No
es culpa mía que ninguna chica se atreva a besarte, pero es entendible, que
clase de pervertida besaría aun feo mono como tú, ¿por qué no regresas al
zoológico del que escapaste maldito negro?”
Tafari se movió
rápidamente hasta quedar frente a frente de Aiyden, el enorme gorila tenía que
levantar un poco la mirada para sostener la mirada de su rival.
“Es
un día de sorpresas, el perfecto Aiyden Prince no solo es un maldito
homosexual, también eres un racista, pero que se puede esperar de un maldito
mestizo como tú”
Aiyden no retrocedió
ni un milímetro, y su sonrisa jamás abandono sus bellas facciones.
“El
hecho de que yo no actué como un maldito aborigen no me hace un racista, es tu
culpa comportarte como si aún vivieras en la jungla”
Tafari temblaba de
furia contenida y mi acelerado corazón amenazaba con salir de mi pecho, estaba
horrorizada por la inminente pelea entre estos guerreros negros, pero al mismo
tiempo mi excitado cuerpo se derretía por pensar en la violencia que estaba a
punto de ver, y más aún en pensar el trofeo que reclamaría el vencedor, yo.
“Todo
es culpa de esa maldita maricona, tú también has caído en sus hechizos, es una
bruja, una maldita bruja blanca”
Tafari me mira por
primera vez desde que entró y pude ver que detrás de su furiosa mirada se
escondía el miedo a lo desconocido, el miedo nacido de la superstición e
ignorancia de un pueblo tribal que de verdad creía en la magia.
“No
te atrevas a insultarlo de nuevo idiota, sé que fuiste tú quien comenzó a
molestarlo, pero eso se acabó, ahora lárgate”
Tafari sigue
mirándome directo a los ojos, yo tiemblo de miedo, la testosterona en el aire
hace que mi pussyboy tiemble hambriento.
“Ella
no te pertenece, no eres su dueño… y tampoco eres dueño de la escuela, aunque
todos los demás idiotas te hagan creer que eres el rey del lugar”
“Última
oportunidad Tafari, lárgate de aquí y aléjate de Lexy”
“Ese
niño blanco era mi juguete antes de que tu siquiera supieras que existía”
Las palabras de
Tafari estaban llenas de odio nacido de la injusticia.
“Pues
ahora es mío”
Aiyden dio el último
paso que los separaba y su frente casi toca la frente de Tafari, y con una voz
tan baja que no pude oír nada, le susurró algo a Tafari.
La expresión enojada
de Tafari pasó a la de sorpresa e indignación, y después a la del desprecio y
desagrado.
Me miró una última
vez y con una amarga expresión salió del gimnasio hecho una fiera.
Aiyden se quedó
mirando la puerta unos segundos para asegurarse que aquella bestia se había
marchado realmente, después respiro hondo un par de veces y cuando se hubo
relajado se giró hacia mí.
Yo seguía en el
suelo en mi pose de sirena, que ya estaba comenzado a hacerse habitual en mí.
“Ese
estúpido gorila, no sabe hacer otra cosa que meterse en problemas”
Aiyden me miró, y
supongo que pudo ver mi expresión de miedo y deseo en mis grises ojos, por que
inmediatamente se agachó a mi lado y comenzó a acariciarme la cabeza
tiernamente, como tratando de calmar a su mascota asustada.
“Ya,
ya pasó, ese idiota no va a lastimarte, te lo prometo”
Yo me abracé a él de
nuevo, necesitaba sentir su piel sus músculos y su calor para saber que todo
estaba bien, necesitaba estar rodeada de sus fuertes brazos africanos para
sentirme protegida y segura.
Él me abrazó de
nuevo y continuó acariciando mi cabeza hasta que dejé de temblar.
“Ahora
arriba comencemos ese entrenamiento… aunque por lo que veo ya has estado
practicando”
Me levantó con la
facilidad que le permitía su fuerza superior y me miro de arriba debajo de
nuevo.
“He
estado haciendo aerobics con mi mami toda la noche desde hace un año”, dije yo sumisa, mi voz aún más delicada y
suave que de costumbre gracias al miedo que había sufrido instantes atrás.
Aiyden asintió.
“Asi
que es por eso que luces como una mujer… es decir esos ejercicios son para
mujeres, y por eso es que tu cuerpo tiene esas curvas tan femeninas”
Sus ojos se
detuvieron en mi entrepierna, mi dicklett se marcaba obscenamente contra la
tela rosa.
Me cubrí con mis
delicadas manos.
Aiyden sacudió de
nuevo la cabeza y tosió escandalosamente.
“Ahora
lo primero es lo primero, si quieres que te entrene tendrás que obedecerme en
todo lo que yo te ordene, sin cuestionar, sin discutir sin quejarse, ¿entendido
Lexy?”
“Sí
señor, yo haría cualquier cosa que usted me ordene, cualquier cosa señor”
Le mire directo a
los ojos mientras me mordía el labio.
“Vamos a calentar y a estirar esos músculos, para que no te
lastimes cuando pasemos a usar las máquinas”
Aiyden aplaudió para
poder distraer su atención de mi dulce mirada.
Aiyden se aleja de
mí y comienza a hacer unos ejercicios de estiramiento que yo debo imitar.
Mi naturaleza marica
sigue totalmente encendida y actuó bajo mis instintos más femeninos.
Separo mis torneadas
y gordas piernas dejando a plena vista mi entrepierna que luce descaradamente
mi pequeño clitty erecto y me estiro hacia arriba entrelazando mis delicados
dedos, tratando de alcanzar el cielo, mi espalda arqueada, mi mirada fija en
sus ojos.
Al estirarme de esta
manera mi pequeño pecho sobresale, y gracias a la entallada playera de licra
mis hinchados pezones se marcan escandalosamente, la tela está pensada para
usarcé junto con un sostén, es tan delgada y traslucida que el rojo de mis
erectos pezones se puede notar en la blanca tela.
Aiyden no pude dejar
de verme.
Bajo mis manos delicadamente
y vuelvo a estirarme un par de veces, siempre exponiendo mis hinchados pezones
a su asombrada mirada.
“Bien…”
Aiyden habla con la voz ronca, “ahora trata de tocar tus pies con la punta de
los dedos”
Él me muestra cómo
hacerlo.
Yo sonrió coqueta, y
siguiendo los consejos de la sexy voz de actriz porno en mi cabeza le doy la
espalda, trenzó mis largas piernas y me inclino hacia delante sin doblar mis
rodillas, gracias a todas las horas de aerobics nocturnos con mami mi
flexibilidad es extraordinaria.
Puedo tocar la punta
de mis tenis rosas con mis bonitas manos.
Mi enorme y redondo
culo completamente expuesto ante mi macho, como toda una hembra caliente, una
yegua en celo lista para ser preñada por su semental.
Subo y bajo varias
veces, deteniéndome varios segundos cuando estoy completamente empinada.
Y asi expuesta y
vulnerable meneo mis caderas de un lado al otro, y con ese mismo contoneo de
gata, sensualmente me levanto.
Cuando estoy en la
décima repetición abro mis piernas formando un arco, y me asomo, puedo ver a
Aiyden retirar rápidamente la mirada de mi enorme cola.
“Tienes
una flexibilidad digna de una bailarina… no es que parezcas una bailarina, me
refiero a que…”
Aiyden deja de
hablar y se cubre su rostro avergonzado.
Una felina sonrisa
ilumina mi rostro.
En ese momento aun
con el culo levantado en el aire, y una vez más mis ojos se dirigen
automáticamente a la entrepierna del toro negro que tengo detrás de mí, y ahí
está, una enorme banaba africana está creciendo, endureciéndose, levantándose
poderosamente, las holgada y fina tela deportiva remarca perfectamente la
hermosa silueta de esa enorme verga negra, y asi como mi papi, y como Tafari,
Aiyden siendo un toro negro, digno descendiente de África, también luce una
verga de al menos un pie de largo.
Me lamo mis labios y
por fin me levanto.
“ok,
eso es suficiente estiramiento por hoy, ahora calentemos un poco, vamos a dar
diez vueltas alrededor de la cancha, andando”
“Si
señor”
Me pongo a correr y
Aiyden me persigue de cerca, como un veloz y hambriento Chita tras una bonita
Impala de gordas nalgas.
Mis caderas se
mueven de manera sensual, menándose de un lado al otro de manera exagerada,
puedo sentir mis enormes nalgas temblando y rebotando.
Sé que Aiyden está
mirándome, sé que parezco una maricona en celo en busca de macho, sé que mis
movimientos son amanerados y femeninos, sé que estoy tratando de atraer a mi
negro macho, tentándolo y excitándolo para que me haga suya.
Y me avergüenzo por
ello, mis vacíos juramentos y promesas de ser más masculino son pura mierda,
patéticas mentiras que me contaba a mí mismo, lo que de verdad quiero lo que de
verdad deseo lo demuestra mi cuerpo y no mis palabras.
«Claro que si niña,
mueve ese culo, muéstrale a este toro negro que estas lista para ser montada,
sedúcelo, vuélvelo loco de deseo y después deja que te folle como la puta
marica que eres»
La voz de actriz
porno en mi cabeza suena excitada emocionada y contenta, sabe que esta ganado
la pelea, pronto me rendiré y haré lo que ella quiere.
Ya estamos en la
novena vuelta, y mi respiración es agitada, errática y sé que no es por estar
corriendo, mi clitty se ha calmado y ya está de nuevo arrugado y escondido en
mi vientre, pero mi pussyboy esta húmedo y sigue caliente.
“Ya
casi son las diez vueltas, ¿después qué?” pregunto con mi voz entrecortada.
“Sigue
directo hacia las maquinas no voltees”
Me ordena Aiyden.
Y aunque prometí
obedecerlo, no puedo evitar echar una miradita a mi espalda, la enorme pantera
negra que me sigue muestra una erección tan grande que es increíble que pueda
seguir corriendo con esa monstruo saltando de un lado al otro.
“Mira
al frente”, su atronadora
voz retumba en el gimnasio vacío.
“Si
señor”, respondo
tímidamente, pero mis nalgas se menean aún más.
Entro trotando a la
sala de máquinas, y Aiyden me dice que use una bicicleta estática, me subo a la
bicicleta y veo que frente a mí el muro está completamente cubierto por un
enorme espejo, puedo ver a Aiyden subir a la bicicleta que esta juste detrás de
mí, tiene que acomodar su enorme verga negra para poder sentarse cómodamente,
cuando por fin está arriba solo puedo ver su rostro que sobresale sobre mi
reflejo gracias a su increíble altura.
Comienzo a pedalear
sin sentarme, mi gordo culo de burbuja esta levantado en el aire, mis piernas
se sienten calientes por el esfuerzo de pedalear estando de pie, pero sé que
asi mi culo está completamente expuesto.
“¿Te
gusta?”, la pregunta sale de
mis labios como un gemido.
Escucho como Aiyden
se ahoga con su saliva.
“¿De
qué hablas?”
“¿Que
si te gusta como estoy haciendo el ejercicio? ¿Lo estoy haciendo bien?”
“Si,
vas bien, continua asi”, La
voz de Aiyden era ronca y gutural.
“Si
señor”
Mis nalgas se
movieron más lentamente remarcando cada movimiento de los pedales, una arriba y
la otra abajo.
Después de veinte
minutos viendo en el espejo la excitada mirada de Aiyden en mi culo, por fin me
ordenó bajar.
“Ahora
a la prensa inclinada”, me
ordenó señalando una enorme máquina.
Me bajé de la
bicicleta, Aiyden me dio la espalda mientras fingía beber de su botella.
Me acosté en la
máquina, mis ojos quedan mirando al techo y mis piernas levantadas en un ángulo
de casi noventa grados, mi cabeza queda a medio metro del suelo, pongo mis
piernas hacia arriba sosteniendo la pesada plancha que amenazaba con aplastarme.
Aiyden se acerca al
sistema de sonido que está en un rincón y conecta su celular. Un rap violento y
sexual resuena en el gimnasio.
“Cierra
los ojos… asi te concentraras más”.
Obedecí, sabía que
era mentira, sabía que mi macho estaba avergonzado de mostrarme su hermosa erección,
sonreí orgullosa, la música electrónica resonaba en mis oídos, excitándome más.
Pude escuchar como
Aiyden preparaba la prensa, quería abrir los ojos para poder ver esa enorme
banana africana dura y erguida por mí.
Pero un hombre negro
había dado una orden, y yo necesitaba obedecer.
“Voy
a soltar el seguro, veamos cuanto peso puedes cargar con tus piernas”.
El peso en la
plancha aumentó de golpe y me obligo a flexionar mis torneadas piernas,
haciendo que mis rodillas tocaran mis sensibles pezones, gemí.
“¿Es
muy pesado?” me preguntó
Aiyden preocupado, su voz estaba de nuevo a mis espaldas, escondiendo su
hombría.
“No
es eso… en realidad es muy ligero”.
Y para demostrarlo empujé las pesas hacia
arriba con suma facilidad.
“Wow,
esas sí que son unas piernas fuertes…”
exclamó sorprendido.
“Hago
muchas sentadillas… ¿no se nota?”
Mi voz sonó mimada y
jadeante.
“Sí
que se nota…” abrí mis ojos
para ver alguno de los espejos que rodeaban el gimnasio, y pude ver al joven
hombre negro acariciar su enorme verga por encima de su bermuda.
Cerré los ojos con
fuerza y sentí como mi pussyboy se abría y cerraba hambriento, caliente y
mojado, mi dicklett volvió a ponerse duro, y gracias a mi posición quedo
totalmente expuesto, mis dos pulgadas se marcaban escandalosamente una gota de
pre semen manchaba la rosada tela.
Sentí como mi piel
se cubría de sudor, el roció que exudaba mi delicada piel olía a fresas con
crema.
Cuando escuche a
Aiyden acercarse a mí, mi clitty salto alegre, era imposible que Aiyden no lo
viera.
Mis mejillas estaban
completamente rojas, pero por alguna razón en lugar de sentirme humillado por
mi insignificante taño, me sentía orgullosa.
Un momento que se
hizo demasiado largo permitió a la sensual música llenar mis sentidos.
“¿Te
gusta?”, volví a preguntar.
Aiyden no contestó
de inmediato.
“Me
refiero a que si te gusta como lo estoy hacien…”
Pero la sexy voz del
joven macho me interrumpe.
“Sí,
me gusta, es muy bonito”.
Escucho como mueve
las pesas de la máquina.
Yo abro las piernas
exponiéndome indefensa ante Aiyden, mi clitty da saltitos y la punta moja mi
pants rosa.
De nuevo solo la
música llena el espacio.
“Continua,
despacio, siente el esfuerzo”,
la voz de Aiyden suena entrecortada, ronca, febril, está muy cerca de mí,
siento sus piernas en mi coronilla.
Y un delicioso aroma
a macho llena mis fosas nasales, Aiyden está haciendo algo, e intuyo lo que es
pero no me atrevo a desobedecer sus órdenes.
Puedo escuchar la
fricción de carme siendo frotada con rapidez, y cerca de mi rostro noto el
calor que solo puede desprender la piel humana.
Mi clitty da
saltitos incontrolados, mi pussyboy babea, se cierra y se abre solo.
Hago muchas
repeticiones de veinte flexiones, descansando entre cada una, Aiyden sigue
cerca de mí, su voz justo arriba encima de mi cara, me ordena continuar y parar
pero sin abrir los ojos, los sonidos de fricción son escandalosos y húmedos, el
aroma a macho inunda el gimnasio, saturando mi cerebro.
Yo me muero por ver
a mi dios de ébano pero obedezco sumisa.
Después de veinte
minutos desde que ese delicioso aroma llego a mi nariz, mis piernas están
temblando por el cansancio, y pongo el
seguro para descansar de nuevo, justo en ese momento una enorme gota de espeso
líquido cae en mis labios, mi nariz se satura del aroma del pre semen que escurrió
en mi cara.
Mi delgada y bonita
lengua lame la espesa miel, y pude saborear de nuevo el delicioso néctar de un
toro negro.
El sabor fue tan
delicioso y tan erótico que mi clitty soltó un disparo de su propio jugo
“Abre
los ojos”, la voz de Aiyden
ya no suena nerviosa, de nuevo es la segura y firme voz de un líder.
Abro los ojos.
Mi pussyboy se
frunce con fuerza, y cálida miel brota de él, mi dicklett salta de nuevo, y
esta vez lanza un pequeño disparo de mi inútil y estéril semen de marica.
Aiyden está de pie
detrás de mí, sus piernas están tocando mi coronilla, asi que al mirar hacia
arriba puedo ver la poderosa erección de más de un pie de largo, gruesa,
caliente y palpitante encerrada en el fuerte agarre de su enorme mano, que aun
asi no pude cubrir la enorme salchicha negra.
Su color es como el
caramelo oscuro, las venas se marcan poderosamente alrededor de todo el tronco,
es totalmente recto como una lata de Red Bull, su glande es un hongo
deliciosamente grande y el orificio en l punta está derramando una interminable
cuerda de pre semen, que cae justo en mi boca abierta.
Bebo sedienta, es
delicioso.
Puedo ver sus
enormes testículos, cada uno del tamaño de un huevo de gallina como los que
preparo para el desayuno, a diferencia del rizado y tupido vello púbico de mi
papi Darius, los testículos de Aiyden están completamente depilados, lo que
hace lucir aún más larga su hermosa erección.
Aiyden me mira desde
las alturas, su perfecta sonrisa ilumina su rostro, pero a diferencia de la
amable sonrisa con que me veía siempre, esta es una expresión de superioridad y
poder.
La misma sonrisa que
Tafari me daba siempre que me pellizcaba mis sensibles pezones o me daba
nalgadas.
Y en mi locura tuve
que admitir que me gustaba mil veces más ésa sonrisa presuntuosa, cruel y
malvada, a la amable sonrisa que Aiyden me regalaba a diario.
«Eres una perra
masoquista, eso es lo que pasa, te gusta que te traten como lo que eres, una
zorra, una maricona sin valor, nacida para servir y adorar a poderosos machos
negros, por eso amas que te desprecien”
Me lamí los labios,
la deliciosa cuerda de pre semen escurre sobre mi rostro tejiendo una telaraña
de espesa miel de macho, quería ver si Aiyden le gustaba mi expresión
hambrienta pero no podía quitar la mirada de su enorme banana africana.
“Continua
Lexy”
Aiyden me ordenó,
señalando mis piernas dobladas.
Empuje de nuevo
hacia arriba, esforzándome por cargar el nuevo peso que Aiyden había puesto
sobre mis gordas y torneados muslos.
“uno…
dos… tres… cuatro…” La voz
de mi macho marcaba el ritmo con el que yo doblaba y extendía mis rotundos
muslos de mujer.
Yo gemía con cada
empuje, esforzándome por complacer a Aiyden.
“quince…
dieciséis… diecisiete…”
Aiyden seguía de pie
mirándome, y acarició de nuevo su dura verga, yo levante mis manos hacia su
enorme pedazo de carne, pero un fuerte golpe con su palma abierta detuvo mis
pequeñas manos.
“No
te he dicho que puedes tocarme ¿o sí?”
Gemí adolorida
“No
señor”
Puse el seguro para
descansar mis piernas y poder admirar esa belleza con calma.
De nuevo me dirigió
esa sonrisa malvada y quita su mano para que dejarme ver su gigantesca verga
negra en todo su esplendor, el enorme pene saltó hacia sus marcados abdominales
como un resorte, era tan dura, grande y pesada que el golpe contra su piel
resonó como una bofetada.
“Tómala
Lexy, toca mi gran polla negra”
“Si
señor”
Mis manos volaron
rápidamente hacia ese perfecto falo.
Mis delicadas manitas
trataron de atrapar a la dura bestia, pero era imposible, era un poco menos
grueso que el de mi papi, Darius, pero si la vista no me engañaba era más
largo, tal vez por una pulgada, la gruesa vena que recorría todo el tronco
desde su raíz hasta su hinchado glande latía dolorosamente, mis manos pudieron
sentir el calor que esa barra de chocolate desprendía.
Tomé esa hermosa
herramienta y comencé a masturbarlo, al principio despacio y lento, recorriendo
todo el tronco de la raíz hasta la punta, 14 pulgadas de hombría dura caliente
y palpitante para mi solita.
“Asi
Lexy, sigue… uno… dos… tres…”
Cada repetición era
un gemido de esfuerzo por parte mía, y una caricia de mis delicadas y blancas
manos sobre su negra verga.
Cuando llegamos a
treinta mis pezones ardían y mis manos temblaban sobre su dura carne, sentía
mis músculos calientes y tensos, el sudor empapaba mi espalda y mi pecho,
mojando la delgada licra blanca, mis pezones color fresa se destacaban ya sin
ningún pudor.
“Ya
no puedo señor” gemí sin aliento, “Quiero probarlo… por favor déjeme probarlo,
se lo ruego”
Mi voz de marica
jadeaba rogando por poder mamar esa preciosa verga.
“Si
Lexy, chúpala putita, cómetela toda maricona, es tuya, bébete mi leche hermoso
niño blanco”
En ese momento Aiyden
dobló sus poderosas piernas para quedar a mi altura, yo abrí hambrienta mi boca
con la cabeza hacia atrás como un murciélago.
Aiyden alineo su
enorme espada y me enterró su enorme verga directo en la boca, una mamada
inversa, mis labios se cerraron alrededor de su enorme glande que casi no me
cabía en la boca, y comencé a chupar hambrienta, Aiyden gimió por el placer que
mi boca de puta le estaba brindando.
Yo seguía
acariciando el tallo mientras tragaba pulgada a pulgada más de esa deliciosa
carne de hombre, Aiyden movía sus caderas, fallándome la boca como si fuera una
vagina.
Sus enormes manos se
cerraron alrededor de mi garganta, acariciando suavemente mi piel cuando su la
silueta de su enorme verga se destacaba en mi delicado esófago, era como si se
estuviese masturbando por encima de mi piel.
Aiyden me miraba
alucinado, yo solo podía ver sus enormes testículos acercarse cada vez más a
mis ojos, en un momento mi macho negro simplemente perdió el control… como le pasó a mi papi, y como le pasó a
Tafari.
Había algo en mí que
despertaba un animal dentro de los hombres negros, un deseo de usarme y
humillarme como una puta barata, la necesidad de maltratarme.
Aiyden se retiró
hasta que solo la cabeza de su deliciosa verga estaba en mi boca, la bese,
honrada de poder darle placer a esa enorme y perfecta encarnación de
masculinidad.
“Espero
que estés preparada, Lexy”
Y sin decir nada más
encajó de un solo empujón sus catorce pulgadas de ardiente carne negra hasta el
fondo.
Mi garganta de
marica se abrió como una flor ante el sol, dejando pasar al invasor con suma
facilidad.
Los enormes
testículos de Aiyden chocaron contra mi nariz y mis ojos, eran tan pesados que
el golpe me dolió.
Respire por la nariz
para no ahogarme, cosa inútil porque inmediatamente el almizcle de sus bolas me
embriago el cerebro.
Mi garganta se cerró
alrededor de la enorme verga negra, masajeándola.
Aiyden gimió
encantado, sacó de nuevo su hermosa herramienta de mi húmeda garganta, la gran
polla escurría litros de mi saliva.
“Maldita
sea Lexy, nunca me habían hecho una garganta profunda, eres increíble pequeña
putita”
Le sonreí mientras
trataba de llevar aire a mis pulmones.
Aiyden tomo su
enorme verga y comenzó a golpear mi cara con esa gruesa macana, las bofetadas
sonaron húmedas.
Yo solo daba besitos
cada vez que su verga tocaba mis labios de puta.
Mis manos estaban
ocupadas acariciando sus enormes testículos, que gracias al afeitado se sentía
suaves y sedosos.
“Aquí
vamos de nuevo, perra”
“Sí
señor, úseme, quiero beber su leche caliente, por favor eyacule dentro de mí,
se lo ruego”
Aiyden dio un
gruñido animal y alineando de nuevo su perfecta y recta verga en mi boca, me
penetro de nuevo hasta la raíz.
Yo gemí contenta de
ser usada de esa manera tan salvaje.
Aiyden sacaba y
metía una y otra vez toda su verga, fallándome la cara sus manos aun alrededor
de mi garganta.
Su respiración se
hizo cada vez más rápida, hasta que sin poder soportarlo más enterró su hombría
hasta el fondo de mi garganta, y comenzó a descargarse.
Ni si quiera tuve
que chupar, su glande estaba tan adentro que el semen se disparó directamente a
mi estómago.
Uno… dos… tres…
cuatro… siete disparos atravesaron la dura verga de mi amado, y yo con sus
bolas en mis ojos pude ver como se contraiga cada vez que un nuevo fajo de semen
era depositado en mi estómago.
Aiyden se quedó
dentro de mi hasta que su verga dejo de latir.
Dando un suspiro se
retiró lentamente, hasta que su cabeza estuvo en mis labios de nuevo, él quería
alejarse, pero agarrando con todas mis fuerzas esa enorme banana, lo obligué a
quedarse en su sitio, y con la otra mano exprimí todo el semen que hubiese
quedado atrapado en el grueso tallo, mientras que succionaba con todas mis
fuerzas lamiendo el orificio en la punta, fui recompensada con una espesa
cucharada de leche de toro negro.
Deliciosa, caliente,
salada.
Aiyden gimió
extasiado por mi comportamiento.
Y esta vez sí se
alejó de mí, yo lo mire hacia arriba embelesada, sin poder creerme lo que
acababa de pasar.
Aiyden me miraba ahí
acostada de espaldas, bañada en sudor con la ropa pegada a la piel por la
humedad y mi cara echa un desastre llena de líquidos que escurrían de mi bonita
cara.
Me toque mi vientre
y bajé mis manos para sentir mi dicklett, toda la entrepierna de mi bonito
pants rosa estaba mojada, parecía que me hubiese orinado encima pero yo sabía
que era mi propio orgasmo el que había manchado mi ropa nueva, mi enorme culo
no estaba mejor, la miel de mi pussyboy había empapado la parte trasera de mi
conjunto
Aiyden me miró una
vez más, después cerró su ojos se subió su bermuda, privándome de ver su
hermosa verga negra y salió del gimnasio casi corriendo.
Aiyden había huido
tan deprisa que olvido su celular, en ese momento la canción que se escuchaba
en los altavoces era bastante indicada.
Take the "L" out the word
"Lover"
Hasta la vista,
baby, it's over!
I can't say it, and I don't wanna hear it
If your love is lookin' for a thing, girl, you can
forget it
I've got no time for love and silly games
2 comentarios:
Cuando la 4ta parte
Es fantástico esperare con ansias el siguiente
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