♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥
♥Mi tío me hizo mujercita♥♥VI♥
♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥
Después de esa navidad tan especial, pasó el año nuevo y luego día de reyes, yo misma hablé con mi mami para decirle que ya estaba bastante mayorcita como para recibir juguetes.
Así que en mi casa me trajeron unos tenis nuevos un termo muy caro y un iPod, mi madre quería que comenzase a ir a gimnasio lo más pronto posible. Era obvio que le interesaba mucho que yo perdiera grasa corporal y tal vez construir un poco de musculo.
En casa de mis tíos, mi macho me regaló un celular, un precioso Samsung Galaxy S6, último modelo, pues era 2015 en ese entonces, lo recuerdo con mucho cariño, pues fue mi primer SMARTPHONE, además del primer celular en mi vida, pues para comunicarme con mi madre tenía el teléfono fijo de mi casa y el de la casa de mis tíos.
Mamá no estaba tan de acuerdo con que mi tío me diera un celular tan caro y tan moderno, pues creía que yo podría usarlo para cosas malas, por supuesto cuando mi tío me dio aquel aparato, yo le sonreí pícaramente y el me devolvió la sonrisa, ambos sabíamos que usaríamos ese celular para cosas muy malas.
Mamá también estaba asustada de que alguien podría asaltarme en la calle y herirme para quitármelo; después de tranquilizarla y prometerle que tendría mucho cuidado y no lo estaría usando en las clases de la escuela, ni tampoco lo andaría exhibiendo en la calle por fin me dejó conservarlo.
Mi tía por su parte me regaló una cruz de plata con su cadenita a juego, la cruz era lisa y de diseño simple, pero de tamaño mediano y se sentía pesada, la cadenita de plata era adiamantada por lo cual lanzaba muchos brillitos cada vez que le pegaba la luz.
Era una alhaja muy hermosa y desde lejos se veía que era cara, por lo cual mi madre trató de regresársela a su hermana mayor, pero mi tía Samantha insistió en que me la quedara, y me dijo que había elegido aquella cruz para que hiciera juego con mi nuevo look gótico.
Yo casi llorando la abracé muy emocionada, sintiéndome terriblemente culpable, pero sabiendo que seguiría siendo la amante de su marido, pues era más mi calentura y mi enamoramiento por mi tío Rafa que la lealtad, la culpa o el amor que sentía por mi tía.
Como sea, regresé a la escuela al otro día a presumir mis nuevos juguetitos, y todas mis amigas me los envidiaron, lo que me hizo sentir soñada.
Mi madre en persona fue a inscribirme a un bonito y muy moderno gimnasio cerca de “Plaza de la república”.
Por supuesto comencé a asistir al gimnasio inmediatamente, decidí que me levantaría a las cinco de la mañana y entrenaría dos horas diarias antes de entrar a las ocho de la mañana a la escuela.
El gimnasio contaba con duchas, así que podía entrar bien limpiecito a la escuela después de cada entrenamiento. Por supuesto que usaba las duchas de las mujeres que estaban separadas por cristales esmerilados, así que podía bañarme y cambiarme sin miedo a ser descubierta.
Mi tío no estaba nada feliz al saber que ya no podría pasar la mañana junto a él, pero entendió que no había otra opción y que a la larga sería bueno para mí salud y para mi cuerpo, pues desde el principio me dio la orden de solo hacer ejercicios para mujeres, y centrarme en mis piernas y en mi cola, me prohibió que ejercitara mis brazos o mis hombros.
“¡Tampoco quiero abdominales en este vientre de nena que tienes Suri! Quiero que parezcas una niña, no una maldita atleta olímpica, esas corredoras negras se ven asquerosas con tanto músculo.”
¡Ay… Ahh… Ahhhg… ♡! ¡Sí papi, lo que tu digas papi… ♡!” Respondí yo mientras tío Rafa me cogía con su gigante verga en posición de vaquera inversa, recargando mi espalda sobre su peludo torso mientras él me acariciaba mi plano y suave vientre con una mano y con la otra me ahorcaba con una de sus enormes manotas.
El primer día en el gimnasio fui vistiendo un bonito conjunto deportivo de pants y sudadera en color blanco de la marca Nike, y cuando la dependienta del lugar me vio no dudó ni un segundo que yo era una niña.
Era un conjunto claramente femenino, pues no pude reunir suficiente fuerza de voluntad para comprarme ropa deportiva de hombre, mi odio por la ropa masculina crecía cada día más, en fin, aunque mi conjunto era de nena, era bastante sencillo y simple, ósea solo un poco ajustado para marcar mi figura, pero también muy suave y ligero para que fuese cómodo para el ejercicio, debajo como siempre vestía unos sexys pantys, mi sostén deportivo y una playera de algodón.
Yo no la corregí en ningún momento y le pedí ayuda para tonificar mi figura femenina, en especial mis piernas y mi cola.
Ella me llevó con una entrenadora que lucía como una amazona, una alta y bronceada hembra tan musculosa como hércules, con los hombros anchos, sus nalgas prietas eran puro musculo, y con los pechos tan pequeños y duros que prácticamente eran pectorales.
En cuanto la vi comprendí a que se refería tío Rafa, y me juré a misma que nunca haría el tipo de ejercicio que sirviera para tener ese tipo de músculos, yo quería parecerme a una estrella porno no a una levantadora de pesas.
Esa enorme amazona se encargaba de entrenar a las mujeres que como yo querían ponerse bien buenotas, así que bajo su guía comencé a hacer rutinas diferentes cada día, a veces era pierna, otras nalgas, o abdomen, y otras veces pasábamos dos horas en bicicleta, y los viernes hacíamos yoga para volvernos super flexibles.
Yo por supuesto me convertí de inmediato en la mejor alumna de aquella musculosa entrenadora, tratando de moldear mi cuerpecito para que luciera mucho más sensual y femenino.
Así pasó mes y medio hasta el sábado 14 de febrero.
Ahora les contaré como pasé mi primer día de San Valentín como mariquita.
Yo estaba súper emocionada de que llegara ese día, pues sería mi primer día de San Valentín con mi macho. Al principio creí que mi tío tendría que pasar esa fecha tan especial con su esposa para mantener las apariencias, pero sorpresivamente el hospital público en el que mi madre y mi tía trabajaban las obligó a trabajar todo el día sábado y toda la noche.
Ellas llegarían hasta el domingo a medio día. Y mi macho no perdió ni un segundo en armar planes conmigo al enterarse de que tendríamos ese día tan especial para nosotros solos.
La noche anterior me había preparado para mi macho, pues gracias a mis amigas había aprendido a usar cremas depiladoras, cremas humectantes y demás. Me hice un enema para que mi vagina de nene quedara limpia, suave y húmeda.
También pasé un par de horas frente al espejo perfilándome las cejas hasta que quedaron perfectas, y el día anterior había ido a la estética para que me degrafilaran el cabello que para ese momento ya me llegaba por debajo de los hombros, quedé con una melena muy bonita, mi cabello castaño y ondulado se veía increíble tan largo.
Al otro día mi madre se fue bien temprano y yo falté al gimnasio, pero me levanté con ella para ponerme bonita para mi macho.
Tío Rafa me había mandado los planes que tenía para nosotros por celular.
Él pasaría por mí en la mañana para ir a desayunar a un restaurante especializado en waffles y ese día tendrían menús especiales para enamorados.
Después iríamos a “hacerme” un regalito especial, que sería una sorpresa para mí. Yo no podía esperar para descubrir que era ese regalo especial, de mi tío me podía esperar cualquier cosa.
Luego iríamos a jugar TENIS, una tradición que teníamos él y yo en todos mis cumpleaños desde mi más temprana niñez.
Después del TENIS iríamos a comer sushi a mi restaurante favorito y luego al cine.
Al final del día mi tío me llevaría a un LOVE HOTEL, ya saben esos hoteles donde las habitaciones tienen sillones eróticos, jacuzzis dentro de la habitación y demás cositas sexuales.
Pasaríamos la noche cogiendo como conejos y al otro día regresaríamos a nuestras casas antes de que mi madre y mi tía regresaran.
Un día de San Valentín perfecto. Me sentía como una quinceañera enamorada, aunque en realidad solo tenía doce añitos, ji-ji-ji.
Me volví loca pensando en que ropa usaría para ese día, y no podía decidirme, el día sería muy largo, pero quería lucir perfecta para cada ocasión así que al final preparé una maleta con un montón de ropa, lencería, perfumes y maquillaje, decidí que quería estar lista para cualquier cosa.
Esa noche casi ni pude dormir pensando en el romántico día que me esperaba.
Cuando amaneció, mi madre se despertó muy temprano y se marchó, yo comencé a prepararme un segundo después de que ella cerrara la puerta.
Para mi primer atuendo decidí usar un mini micro short de mezclilla negro, tan corto que en realidad parecía un cachetero, dejando al descubierto la mitad de mis nalgas, enfundé mis largas y bonitas piernas en un par de calcetas bucaneras a medio muslo con rayas negras y blancas, usé también uno de mis bonitos tops de manga larga, color negro con una calaverita o algo así estampada sobre mis pechitos que ya se veían super femeninos, dejando al descubierto mi cinturita y mi vientre plano, mi ombligo se veía hermoso, y encima de eso mi sudadera rosa con orejas y cola de conejita. Temblando me calcé uno tacones de quince centímetros con plataforma de color rosa chicle. Peiné mi cabello con una diadema rosa con un moñito arriba de mi oreja.
Me pinté las uñas, los labios en negro, y me delineé los ojos al estilo ojos de gato y usé sombra rosa en mis parpados.
Me veía putísima, con esas plataformas y mis calcetas a medio muslo, lucía pornográfica en realidad, parecía la fantasía húmeda gótica de cualquier macho.
Yo estaba temblando de miedo y emoción, sería mi primera vez saliendo como nena en público.
Por fin mi macho me envió un mensaje de texto, estaba fuera de mi casa.
Cuando salí de mi casa el JEEP de mi tío me esperaba estacionado al otro lado de la calle, mi macho vestido muy elegantemente estaba de pie abriendo la puerta para mí como todo un caballero.
Así que tuve que cruzar la calle corriendo con miedo de que algún vecino me viera, gracias a la diosa no había nadie.
Caminé lo más rápido que pude sobre esas altísimas zapatillas y arrastrando mi maleta detrás de mí y entré al JEEP lo más pronto posible, cuando estaba subiendo al JEEP tío Rafa me dio una fuerte nalgada que me hizo soltar un gemidito de puta, después agarró mi maleta y la puso en la parte de atrás.
Cuando tío Rafa subió al JEEP no pude resistir más y me arrojé hacia él, me monté a horcajadas sobre su regazo me abracé a su cuello, y lo besé con una lujuria y hambre que ni sabía que podía sentir. No me preocupaban las miradas indiscretas de mis vecinos, pues mi tío como buen policía federal que era llevaba los cristales de su carro completamente polarizados.
“¡Papi! ¡Papi! ¡Te extrañé tanto, papi! ¡Estoy tan emocionada papi!” Yo le daba besitos entre palabra y palabra.
“¡Tranquila nena, tranquila putita! ¡Veo que mi princesita está emocionada por este día!” Tío Rafa me estaba acariciando las nalgas mientras dejaba que su putita besara su rostro con amor. “¡Me encanta este disfraz de conejita puta que te pusiste! ¡Luces deliciosa!”
“¡Gracias papi, gracias! ¡Me encanta que te guste, me vestí para ti!” Dije yo super feliz por sus piropos.
“Muy bien zorrita ahora estate quieta y déjame manejar, tengo hambre y el desayuno es la comida más importante del día, tú puedes comenzar con esto, así que comienza a chupar como el mariconcito que eres mientras llegamos al restaurante.” Tío Rafa me ordenó mientras se bajaba el cierre y liberaba esa deliciosa vergota que tanto amaba yo.
“¡Sí papi! ¡Gracias por el desayuno papi! ¡Amo beber tu lechita de macho fresca y calientita, papi!” Dije yo de manera mimada e infantil.
Y sin perder más tiempo me incliné sobre su regazo y me tragué esa preciosa vergota morena y cabezona, a diferencia de mí, tío Rafa no se había bañado el día anterior y eso se notaba, el delicioso aroma y sabor a macho en su verga era tan intenso que me mareaba.
Así pasé los siguientes veinte minutos mamando verga como la putita chupapollas que soy, me sentía super puta y super caliente cuando papi detenía el auto en algún semáforo. Mer excitaba pensar que alguien podría ver a través de los vidrios polarizados y verme a mí una nena marica de doce añitos subiendo y bajando la cabeza con aquel vergón entrando y saliendo de mi boquita y mi garganta.
“Pinche nene hermoso, mamas vergas como una puta, ya me llenaste el pantalón de babas. Me encanta como te atragantas con mi polla pinche Suri.”
Tío Rafa acariciaba mi cabeza como si yo fuese su mascota preferida, y en un momento me empujó hacía abajo hasta que mis labios tocaron su pubis, yo trataba de no ahogarme mientras sentía la cabeza entre mis clavículas.
Cuando por fin llegamos al IHOP, tío Rafa agarró mi cabeza y él mismo usó mi garganta para masturbarse, arriba y abajo, arriba y abajo, hasta que se corrió en lo profundo de mi garganta.
“¡Aghhh! ¡Joder! ¡Que rica puta tengo! ¡Trágate mi leche, pinche jotito lindo, trágate mi leche pinche Suri!” Tío Rafa gruño mientras mantenía mi rostro pegado contra su pubis y disparaba fajo tras fajo de su delicioso semen de macho.
“¡Ghglrghhhhhh ♡! ¡Bhhlrghhhhhh… ♡! ¡Ghglrghhhhhh ♡!” Yo tragaba una y otra vez apretando esa vergota con mi garganta.
Cuando papi me soltó yo estaba hecha un desastre, mi maquillaje arruinado por el semen, mis babas y las lágrimas que siempre me salían cuando mi macho usaba mi boca como si fuese una vagina.
El maquillaje en el que tanto me había esmerado ahora estaba arruinado, pues mientras recuperaba el aliento me miré en el espejo del parasol del coche.
Papi esperó a que me arreglara de nuevo, gracias al cielo había agarrado una de las bolsitas de mano de mi mami, y la había llenado de todo lo necesario para una mujercita.
Así pude limpiarme el rostro con toallitas húmedas y me retoqué el maquillaje, poniendo especial atención en el delineado y el rímel, me encanta que mis ojos luzcan muy femeninos y llamativos.
Entramos a desayunar y yo pedí unos wafles especiales del día de San Valentín en forma de corazón con chantillí y fresas, mi macho pidió un desayuno tan abundante como para alimentar a tres hombres.
Me fascinaba verlo devorar tanta comida de aquella manera, era una demostración de masculinidad pura que me hacía enamorarme más de él, yo tan pequeñita y delgada comía como un pajarito, como una damita, ¡Dios que femenina me sentía al lado de ese enorme machazo!
Mientras desayunábamos papi y yo sentados uno al lado del otro, no perdíamos ocasión de tocarnos y acariciarnos por debajo de la mesa, sus enormes manotas apretaban y acariciaban mis gruesos muslos de nena, mientras que ni manita de princesa no se cansaba de acariciar arriba y abajo esa enorme anaconda morena que papi tenía entre las piernas, y aunque apenas hacía unos minutos papi se había corrido en lo profundo de mi garganta, pude sentir como su vergota comenzaba a hincharse bajo mis deditos.
Papi y yo hablábamos de nuestras cosas, yo de mis amiguitas de la escuela, de la ropita que compraría con el dinero que mi tía me pagaba por ayudarle con el quehacer, de cómo mejoraba día con día en mis ejercicios en el gimnasio.
Incluso podía hablarle de las telenovelas que veía en la televisión, de los maestros que odiaba y de los que me agradaban, papi no se mostraba muy contento al escucharme hablar del profesor de educación física, un viejo y gordo macho que no perdía oportunidad de acariciar y toquetear a las colegialas que asistían a sus clases, por supuesto no todas las niñas disfrutaban de aquellos toqueteos, pero un putito como yo sabía apreciar las lascivas caricias que aquel viejo gordo me daba cada que “me ponía de ejemplo” para mostrar como realizar un ejercicio o un estiramiento, por supuesto yo no le dije eso a mí macho, si mi papi se enteraba que yo permitía que un maestro gordo y viejo me acariciara las piernas y las nalgas delante de todo mi grupo lo más probable es que papi lo terminaría matando a golpes afuera de la escuela.
Tío Rafa por su lado me contaba sus salvajes y duras aventuras en la frontera, sus días y noches como policía federal, como tenía que cazar a los centroamericanos que trataban de cruzar la frontera de forma ilegal, o peor aún a los narcotraficantes que llevaban cocaína y demás drogas al otro lado del rio.
Yo lo miraba fascinada, cuando me contaba de aquella sanguinaria y despiadada parte de su vida, a veces ni siquiera podía creerme la mitad de las barbaridades que escuchaba.
Todos los involucrados en esas historias eran hombres malvados, salvajes y sanguinarios dispuestos a matar o morir por el dinero y la droga.
Y mi macho había sobrevivido a varios tiroteos contra algunos de esos carteles, incluso tenía unas cuantas heridas en su musculoso cuerpo como prueba de su valor en el campo de batalla, cuando hacíamos el amor, yo me volvía loquita besando esas heridas tan masculinas.
Estaba super enamorada de ese hermoso macho. Y ese día del amor y la amistad me sentía que éramos Romeo y Julieta.
Cuando terminamos de desayunar tío Rafa y yo nos marchamos del restaurante, yo ya tenía mi coño de nene hecho agua, apretándose contra el PLUG y bien mojadito. Papi salió caminando del lugar con una erección muy visible en sus pantalones, y no fueron pocas las mujeres que se quedaron viendo esa preciosa verga bien marcada en el pantalón.
Cuando subimos al JEEP de nuevo, yo me abalance contra él y nos besamos de manera húmeda y sensual, entrelazando nuestras leguas, babeando uno sobre el otro.
Yo ya estaba como agua para chocolate, mi coñito bien mojado, mi clítoris me dolía tratando de ponerse duro, babeando atrapado en mi jaulita, mis pezones estaban tan erectos que se marcaban a través de mi corpiño y de mi top, mis tetas se veían super grandes y redonditas, dos tiernos pechitos de adolescente.
Tío Rafa estaba pellizcando mis pezones en ese mismo instante haciéndome gemir como una gatita en celo.
“Tranquila putita, tranquilo jotito lindo, si sigues poniéndome la verga dura voy a terminar cogiéndote aquí mismo. ¿Acaso quieres que alguien nos atrape mientras te la meto como la puta que eres? ¿Quieres que las personas vean lo maricona que eres pinche Suri?”
“¡Sí papi! ¡Sí! ¡Eso quiero! ¡Quiero que todo el mundo vea como me haces mujercita! ¡Quiero que todos sepan lo puta que soy, lo hembra que puedo ser! ¡quiero que todos se den cuenta de lo mariquita que soy! ¡Sí papi hazme tuya aquí mismo, quiero que cualquiera sepa que soy tu jotito, tu putito, tu mariconcito! ¡Cógeme papi! ¡Cógeme aquí mismo! ¡Estoy bien caliente, papi! ¡Quiero verga, papi! ¡Quiero que me metas tu vergota en mi coñito de niño, papi!” Yo me volví loquita, y comencé a rogarle entre gemiditos de nena puta mientras meneaba mis nalgotas sobre su pollón, sintiendo como esa vergota se raspaba contra mi clítoris enjaulado y como mi coñito se mojaba más y más mientras latía alrededor de mi PLUG anal, rogando por algo más grande.
“¡Dije que te tranquilizaras puta!” Ordenó mi papi mientras me daba una cachetada, una de esas bofetadas que saben dar los verdaderos machos a sus putas, suficientemente dura para que duela, pero no demasiado fuertes para lastimar y dejar una marca. “Siéntate y quédate quieta zorra, ¿acaso no quieres que te de tu regalito?”
“Sí papi, lo que tu ordenes papi, lo siento papi, seré una niña buena, papito lindo.” Dije yo sumisamente mientras me alejaba de él, pero no sin antes darle un beso en la mano que usó para cachetearme, como dándole las gracias por castigarme.
“Así me gusta jotito, me encanta que seas como eres, pinche nena calenturienta, parecer perrita en celo. Pero que te quede bien claro que yo soy quien decide, yo soy quien decide cuando y en donde voy a montarte como la yegua en brama que eres, pinche putito ansioso.” Tío Rafa me tomó de mis cabellos y me atrajo hacía él y me metió la lengua hasta la garganta de manera violenta, yo simplemente me derretí de placer dejándome hacer.
“Sí papi, lo que tu digas papi, seré una nena obediente, papi.” Respondí mimosa y obediente. “¡Por favor... por favorcito, dame mi regalito, papi, seré una niña buena!”
Tío Rafael entonces si rio de esa manera cínica y confiada y sacó de la bolsa de su pantalón una cajita negra pequeñita adornada con un moño, una cajita para joyería. Me la entregó y dijo.
“Has sido una buena putita, y quiero que lleves puesto esto todo el tiempo. Igual que tu jaulita y el PLUG, hará que te veas más femenina, y más importante aún, te sentirás más femenina, necesito que te veas y te sientas lo más hembra que se pueda.” Yo abrí la cajita con manos temblorosas y dentro vi lo que parecía un arete. Lo extraño es que solamente era uno. “Es para tu ombligo nena.”
Entonces pude ver bien aquella joya, era un piercing largo de oro, un pequeño corazón colgaba de una cadenita que se unía a la parte que estaría clavada en mi piel, el corazón estaba adornado con pequeños diamantes rosas que destellaban cuando el sol le pegaba de cierto ángulo.
Era precioso, y de muy buena calidad, pues tanto la cajita como una bonita y elegante tarjetita dentro del estuche venían marcados con el nombre de una de las joyerías más importantes del mundo, Cartier.
“¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias, papi! ¡Muchas gracias, papito! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo mucho, mucho, mucho!” Aquel lujoso regalito era tan bonito, caro y femenino que no pude contenerme y volví a saltar a los brazos de mi macho para llenarlo de besitos amorosos por todo su rostro y su cuello.
Lo besaba, mordía y agradecía entre susurros femeninos y mimosos tratando de demostrar mi agradecimiento a aquel mulato que era dueño de mi cuerpo, alma y mente, yo me enamoraba cada vez más y más de aquel machazo.
“Quieta putita, ya te dije que te tranquilices pinche maricona puta.” Tío Rafa decía aquello de manera “enojada” pero con una sonrisa en su moreno rostro y sin hacer ningún esfuerzo por alejarme de él. “Ahora siéntate, debemos ir a que te perforen el ombligo y es un poco lejos.”
Por fin me calmé y dejé que mi macho comenzara a conducir.
Después de media hora llegamos a una pequeña plaza con comercios “alternativos”, el lugar era algo así como un callejón, con una tienda para SKATERS, una tienda de ropa gótica y punketa, uno de los locales vendía pipas de cristal para fumar mariguana, y todo lo que tuviera que ver con la cultura de la mota. Había un bar que a esa hora estaba cerrado, pero al lado estaba una cafetería muy bohemia, donde pude ver a varias personas vestidas de negro, había hombres y mujeres, pero todos ellos lucían muy andróginos, las mujeres usaban ropas holgadas de hombre, y los muchachos ropas ajustadas y femeninas, luciendo bien andróginos.
Me sentí muy emocionada de ver a otros mariconcitos vistiendo como yo, y me pregunté si podría ir a esa cafetería algún día yo solita.
Como sea, papi me llevó agarrada de la mano a un local que estaba arriba del bar cerrado, mientras caminábamos todos esos extraños jóvenes de look raro me miraban, pero no con la desaprobación con la que me veían mis vecinos, si no con curiosidad o con sonrisitas traviesas, como si sospecharan lo que era yo y la relación que tenía con aquel machote que me llevaba a su lado.
Cuando entramos al local en el segundo piso me di cuenta a donde me estaba llevando papi, era un salón de tatuajes, de inmediato me puse muy nerviosa pero también muy emocionada.
Entramos a una salita de espera, con dos sillones para los clientes, un escritorio en el fondo, donde una muchacha joven de unos veinte años, super punketa, estaba haciendo algo en una computadora, detrás de ella una pared de cristal esmerilado nos separaba del lugar donde se hacían los tatuajes, cosa que estaba sucediendo en ese momento, pues el ruidito de la maquina tatuadora se escuchaba claramente a través del cristal.
Papi se acercó a la muchacha y le dio su nombre diciendo que tenía una cita para esa hora, ella checó algo en la computadora, le dijo que sí, que todo estaba bien y que nos sentáramos a esperar, que en unos quince minutos seria nuestro turno.
La muchacha llevaba uno de esos cortes de feminista lesbiana y tantas argollas y aretes perforando su rostro que, aunque era muy bonita su rostro resultaba desagradable, parecía como salida de una película de HELLRAISER.
Entre esta muchacha y la entrenadora del GYM, comprendí a mis doce añitos que debía tener mucho cuidado con los excesos, podía usar y hacer cosas que intensificaran mi feminidad, pero no debía irme al extremo o luciría como un fenómeno, en lugar de como un putito marica lindo, que es lo que yo quería ser.
Después de hablar con aquella muchacha tío Rafa se sentó en la sala de espera y tomándome de la cintura me hizo sentarme en su regazo, yo lo miré asustada, y luego miré a la chica, pero ella estaba mirando la pantalla de la computadora que tenía enfrente sin siquiera ponernos atención, su actitud era la de “Me importa una mierda todo”
Después de un rato en el que tío Rafa y yo pasamos susurrándonos cositas al oído, yo completamente nerviosa por lo que iba a suceder dentro de ese lugar.
Por fin después de unos minutos el ruidito de la máquina de tatuajes se detuvo y de aquel lugar salió un enorme sujeto calvo lleno de tatuajes, que estaba mirando su nuevo trazo en uno de sus enormes brazos.
Detrás de él otra mujer, con el mismo estilo que la secretaria, ósea entre gótica y punketa, con muchos tatuajes en sus brazos y su cuello y con la cara y las orejas llenas de perforaciones salió a su lado dándole indicaciones de cómo cuidar su nuevo tatuaje con voz monótona y aburrida, como si hubiese hecho esto miles de veces.
Por fin el calvo gigante se marchó, y la tatuadora nos miró y se quedó callada por un minuto, sorprendida, es obvio que no esperaba ver a un enorme mulato de dos metros con una pequeña niña blanca de ojos azules sentada en su regazo y abrazada a su cuello como una damisela enamorada.
Pero Tío Rafael como siempre, se adueñó de la situación con esa confianza y presencia de macho alfa que poseía, y sin levantarse del sillón mi hombre habló con esa voz ronca y profunda que tanto me encanta.
“Quiero que le pongan un piercing a mi hija, es su cumpleaños.”
La punketa se quedó mirándonos un momento, como pensado si era buena idea mencionar lo extraño que era que un macho tan moreno, casi negro, tuviese una hija tan blanca como yo.
Pero al final simplemente se encogió de hombros y al igual que la secretaria puso esa expresión de “me importa una mierda” y nos guio dentro de su consultorio.
Ahí pude ver una camilla y una maquina muy extraña a su lado, por supuesto era la máquina que se usa para tatuar, y sentí un escalofrío de miedo, pues, aunque en ese momento solo me perforarían el ombligo una parte de mi sabía que tarde o temprano papi haría que me marcaran la piel con un tatuaje, era simplemente natural que un macho tan alfa y dominante como él quisiera marcar a su putita de manera permanente.
La tatuadora me hizo acostarme en la camilla y yo le entregué el piercing, ella lo miró un momento y me felicitó por lo bonito y caro que lucía.
Después roció mi ombligo con un analgésico en spray y con lo que parecía una pistola de juguete me perforó el ombligo de un golpe, casi sin pensarlo y antes de que yo pudiera quejarme por el dolor me puso mi bonito piercing de corazón y todo acabó muy rápido.
Papi le pagó a aquella muchacha mientras yo me ponía de pie y observaba mi reflejo en un gigantesco espejo que cubría una de las paredes.
Ya de por sí me veía super nena con mis micro shorts, mi top de manga larga, mis calcetas bucaneras, y mi sudadera con orejas de conejita, pero con aquel hermoso y super femenino piercing colgando de mi ombligo lucía simplemente super linda, bien niña, bien hembrita.
Cuando salimos de aquel lugar yo me sentía hasta mareada por mi nuevo piercing, pero no era por el dolor o por haber perforado mi cuerpo, era por que aquel corazoncito de oro era un paso más en mi feminización, cada día me convertía más y más en mujer, me sentía en las nubes.
Cuando subimos de nuevo al JEEP, papi me dijo que iríamos a las canchas de tenis a jugar un partido.
Yo seguía mirando mi vientre adornado con esa cadenita y ese dije en forma de corazón, estaba maravillada.
“¿Te gustó tu regalo sorpresa, Suri?” Tío Rafael me preguntó mientras pasaba su manota sobre mi vientre y acariciaba mi ombligo con uno de sus dedos, yo gemí un poco porque aún me dolía la reciente herida, y otro poco porque me excitaba su toque.
“¡Ay! ¡Sí papi! ¡Me encanta mi nuevo piercing! ¡Es súper bonito! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias, papi!” Respondí yo saliendo de aquel trance.
Tío Rafa me tomó del cuello y me acercó a él, “obligándome” a besarlo, metiéndome su lengua hasta mi garganta, riquísimo.
“Aún tengo otra sorpresita para ti, putita linda.” Me susurró mi papi en mi oído, haciéndome estremecer.
“¿Enserio papi? ¡Gracias, papi! ¡Me estás consintiendo mucho papito! ¡Te amo muchísimo papi!” Le respondí mimosa mientras le daba besitos de nena enamorada. “¿Cuál es la otra sorpresa papi?”
“Lo sabrás cuando lleguemos a las canchas, bebé. Ahora vámonos princesa, quiero verte saltar y correr con esa cadenita colgando de tu ombligo, te ves súper marica con ese piercing nuevo, ya hasta se me está poniendo dura la verga.” Papi dijo esto mientras se acariciaba su pollón por encima del pantalón, yo me mordí los labios de deseo al ver esa salchichota que se le marcaba sobre su muslo casi llegando hasta la rodilla.
“¿Quieres que tu putita te dé una mamada papi?” Pregunté con la vocecita más infantil y mimada del mundo tratando de seducir a mi macho, la verdad estaba que el coño se me hacía agua, y la boca también, ver ese corazoncito de oro colgando de mi vientre me hacía sentir súper sexy.
“No, ahora no, Suri. Tendrás que esperar hasta la noche, te voy a coger hasta el amanecer, putita mía, y voy a llenarte de tanta leche que si no te hago un hijo te hago un queso, pinche miriposón lindo. Ahora estate quietecita que si sigues actuando como perrita en celo voy a terminar follándote aquí mismo.” tío Rafael me agarró de nuevo de la nuca y violó mi boquita con su gruesa lengua.
Yo me derretí con ese beso y lo acerqué a mí mientras acariciaba su rostro, poniendo especial atención en su espesa y varonil barba.
Terminamos de besarnos, y ambos nos miramos con un hambre y una lujuria casi animales, yo solo podía sentir como mi vagina de niño palpitaba y se humedecía más y más.
Después de otra media hora de viaje llegamos a las canchas, era un polideportivo privado a donde iban las personas de clase media alta a practicar varios deportes, el sitio era enorme, había un par de canchas de beisbol, muchas de basquetbol, y de futbol, y una docena de canchas de tenis, al pagar una membresía del lugar tenías derecho a usar las duchas y la piscina.
Papi estacionó el Jeep y sacó de la parte trasera una bolsa de cartón con el logo de NIKE estampado y me lo entregó.
“Toma nena, este es tu otro regalito.”
Yo feliz y emocionada me apresuré a sacar lo que hubiese dentro, descubriendo que era un pequeño conjunto para TENNIS femenino, el top tipo polo era blanco con las solapas del cuello rosas, y la falda tableada era de ligero algodón blanco, y una bonita visera rosa. También había una nueva raqueta que combinaba perfectamente con el conjunto, rosa con blanco.
“¡Gracias, gracias, gracias papi!” Dije yo emocionada mientras veía las bonitas prendas deportivas.
Salté a su regazo y comencé a besarlo amorosamente mientras le declaraba mi amor y servidumbre eterna.
“Tranquila nena... ve a cambiarte. Te espero en la cancha 4, usa los baños de mujer, nadie con ojos en la cara podría pensar que eres un niño.”
Obedecí y entre a los vestidores de damas.
Dentro había unas cuantas mujeres y jovencitas que se cambiaban y bañaban algunas listas para irse y otra como yo apenas llegando.
Me di cuenta con orgullo que yo era más bonita y sexy que la mitad de ellas, mi culo era el más redondo y gordo del lugar eso era seguro.
Me cambié al fondo del lugar notando lo pequeño que era el conjunto. El top era tan pequeño que apenas cubría mis tetitas, si saltaba demasiado fuete, mis pequeños senos de nene hormonado se asomarían por debajo.
La falda también era muy corta, demasiado, apenas y cubría mis nalgas y en cuanto me pusiera a correr mis nalgas y las bonitas braguitas de satén blanco con volantes de encaje rosa que había llevado para jugar tenis quedarían a la vista de todos. Aun así, me encantó aquella ropita, me hacía ver y sentir super femenina, y cuando me puse los tenis que había llevado en mi mochila y me di un último vistazo en el espejo, pude ver en el reflejo como todas esas mujeres me veían con envidia, furia y celos.
Salí dando saltitos hacia la cancha número 4, ahí mi guapo tío estaba esperándome, vistiendo su propio conjunto deportivo de blanco, el cual contrastaba con su oscura piel.
Tío Rafa silbó al verme tan sexy y linda, yo di una vuelta para él y pare mis nalgas para que viera lo corta que era.
Pronto comenzamos a jugar, y modestia aparte soy bastante buena, tío Rafa por supuesto es mucho mejor que yo, tanto su tamaño fuerza y velocidad eran muy superiores a las mías, pero aun así podíamos jugar a un buen ritmo, siempre y cuando él se lo tomara con calma.
Pronto un montón de personas, en su mayoría hombres se acercaron a ver, era obvio que mi pequeño y atrevido conjunto les gustaba mucho.
Yo estaba completamente sonrojada tanto por el calor del ejercicio y el sol, como por lo avergonzada y excitada que me sentía al ser observada y deseada por tantos machos.
Tío rafa se lo tomaba con humor, pues se aseguraba de obligarme a saltar y correr de un lado al otro para que mis nalgas apenas cubiertas por aquellas braguitas tan infantiles y femeninas se vieran todo el tiempo.
La sesión de Tenis por fin terminó, por supuesto mi tío había ganado todos los sets, tanto por ser más hábil como por mi falta de concentración en el juego, pues estaba más al pendiente de las miradas, piropos y silbidos que me dedicaban los hombres que se habían acercado a mirar.
Fui a las duchas de las mujeres y mientras me bañaba pude escuchar a varias hablando mal de mí en voz baja, criticando el cómo los encargados del polideportivo permitían que una niña tan pequeña vistiera una falda tan corta, susurraban diciendo que se me veía todo y que deberían prohibirle la entrada a mi papi y a mí, pues era obvio que no éramos padre e hija y que era muy sospechoso que un hombre maduro, y mulato anduviera paseando y jugando con una nena tan pequeña y blanca como yo.
Yo solo me sonreí al pensar que ellas no sabían ni la mitad de la verdad, si se enteraban que no solo yo tenía doce añitos y no era una niña biológica si no un sissyboy al que su tío mulato lo estaba feminizando a punta de vergazos creo que se hubiesen muerto e la impresión.
Cuando terminé de bañarme me puse un vestidito de verano blanco con estampado de flores rosas, super fresco ligero y muy corto, apenas cubría mis nalgotas, y si giraba rápido el vuelo de la falda se levantaba tanto que dejaba a la vista la tanga rosa de satén rosa que había remplazado la bombacha con volantes, me calcé un par de sandalias blancas con suela de corcho y tacón de tres pulgadas, dejé que mi cabello castaño callera suelto y lacio, hasta mis hombros, lo que me hacia ver muy infantil y natural.
Me maquillé en el espejo hasta quedar perfecta, esta vez usé un maquillaje más ligero, quería verme más inocente y fresca.
Cuando salí de las duchas papi ya me estaba esperando y me felicitó por mi apariencia, y antes de subir al JEEP pasamos por una tienda de ropa que tenia el polideportivo, donde vendían ropa y enceres para cada deporte que se podía jugar en ese lugar además de otras prendas y cosas tanto para hombres como para mujeres.
Papi me dijo que podía elegir un sombrero, pues ese bonito vestido veraniego necesitaba un sombrero a juego, al final elegí un bonito sombrero de paja de ala redonda con un moño rosa y dos listones colgaban hacia atrás, también tenia encaje blanco sobre el ala, y no pude resistirme, el encaje simplemente me vuelve loquita, demándenme.
Cuando papi estaba pagando el caro sombrero, al lado de la caja habia un aparador de esos que giran lleno de lentes de sol, inmediatamente me llamó la atención un par de gafas de sol de marco metálico dorado con los cristales tintados en rosa y en forma de corazón.
Me los probé sin pensarlo, pues justo al lado del aparador aquel había por supuesto un espejo para que los clientes hicieran justo lo que yo estaba haciendo.
Me quedaban perfectos y me hacían ver super nena.
“Me llevo esos lentes también.” La ronca voz de mi tío Rafa se hizo escuchar.
“Papi, no es necesario… yo solo estaba viendo, ya me has comprado muchas cositas hoy papi.” Dije yo toda mimosa, tratando de ser una niña buena y no una puta interesada solo en lo material.
“No te preocupes por eso nena, tu papi quiere que su niña especial sea feliz.”
“Gracias, gracias, gracias, papi. Suri quiere mucho, mucho a su papi.” Dije yo saltando con mi vocecita de niña consentida más dulce e infantil que pude, mientras lo abrazaba y lo miraba hacia arriba sonriéndole completamente enamorada.
La dependienta del lugar se nos quedó mirando muy extrañada, pero como la mayoría de las personas del mundo no hizo ni dijo nada, creo yo que la mayoría de las personas son muy egoístas y cobardes como para meterse en problemas ajenos, con el tiempo e aprendido que a nadie le importa un carajo lo que les pase a los demás mientras no les afecte a ellos, y eso, eso esta muy bien, pues a mi me permitía disfrutar de momentos como ese con mi macho.
Cuando estuvimos en su Jeep nos besamos de nuevo, como siempre super excitados y deseosos, parecía que vivíamos en perpetuo celo el uno por el otro, el me tocaba por todos lados, masajeando mis nalgotas y pellizcando mis pezones, yo abrazada a su cuello y restregando mi culo contra su verga que se sentía durísima y enorme bajo su pantalón.
Pero ambos teníamos hambre después de aquel juego de Tenis y nos fuimos al restaurante de sushi antes de terminar cogiendo en el estacionamiento de ese exclusivo polideportivo.
En el sushi no pasó nada sexual, más que nada porque aquel lugar atendía a sus comensales en una barra Asia que no podíamos hacer gran cosa, solo comimos y platicamos, él felicitándome por como iba mi feminización y yo dándole las gracias por todo.
Cuando terminamos de comer fuimos entonces si al cine, ya estaba atardeciendo, y mientras caminamos hacia allí hablé con mi mami por celular, le dije que estaba paseando en la plaza que había salido a comer algo y que todo estaba bien, ella me dijo que me hablaba en la noche y que mañana llegaba e a medio día.
Mi macho estaba también hablando por celular con mi tía.
Eso me hizo sentir culpable, mi madre y mi tía estarían trabajando toda la noche en el hospital mientras yo y mi tío estaríamos follando como conejos en un hotel hasta el amanecer.
No sabría decirles de que trató la película que exhibieron ese día en el cine, pues todo el tiempo mi macho y yo no las pasamos besándonos, tocándonos en la parte más escondida y vacía de la sala, en los últimos asientos de la última fila.
Estuvo riquísimo, pues yo sentada en su regazo, liberé por fin esa vergota negra que tanto amaba y la masturbaba entre mis muslos, mientras mi macho me tocaba y frotaba por todos lados mientras me besaba y mordía el cuello, su gigantesco pene negro se tallaba contra mi jaulita y mis minúsculos testículos, haciéndome estremecer todita, ver ese vergón entre mis mulso, literalmente frente a frente a mi micropene enjaulado y plano, me hizo sentir como el nene más marica y femenino del mundo.
Tío Rafa de nuevo no me dejó llevarlo hasta el final, pues quería guardar toda esa leche y toda esa frustración para el hotel, aun así, termine con mis manitas empapadas con el liquido preseminal de mi macho, sus huevotes producían tanto pre semen como una de mis corridas completas.
Por fin salimos del cine, nosotros al ultimo para dejar que mi papi pudiera esconder su vergón en sus pantalones, aunque igual todos con los que nos cruzábamos se fijaban el bultote que tío Rafa tenia entre las piernas, pero de nuevo, nadie dijo nada.
Cuando salimos del estacionamiento ya era de noche y le hablé de nuevo a mi mami, le deseé buenas noches y le dije que me iba a dormir, ella me dio las buenas noches y nos despedimos, ahora si era libre.
Tío Rafa entonces me llevó a un bonito y caro LOVE HOTEL de cuatro estrellas, que por supuesto servía exclusivamente para coger, pues todas las habitaciones solo se podían alquilar por hora o por noche.
De nuevo yo me puse nerviosa, que clase de recepcionista permitiría alquilar una habitación creada exclusivamente para coger a un enorme hombre negro de mediana edad, y a una nenita de doce, blanca como la leche.
Pero de nuevo mi tío Rafa me sorprendió pues cuando el dependiente nos atendió, saludó y habló con mi tío rafa como si lo conociera y sin decir absolutamente nada sobre que a su lado estaba una niña de doce añitos simplemente le dio las llaves y siguió con lo suyo.
“¿Por qué no dijo nada sobre mi papi?” Pregunté nerviosa mientras caminábamos a nuestra habitación.
“En estos lugares a veces ocurren cosas muy feas e ilegales Suri, prostitución, violaciones, trata de blancas y hasta asesinatos y a los dueños de estos lugares le conviene tener contenta a la policía si no quieren terminar cerrados o peor, demandados.”
“Ahhh…” Dije yo asombrada y asustada una vez más por lo extraño y oscuro que era el mundo.
Como sea, llegamos a la habitación, una preciosa suite de lujo, con una enorme cama QUEEN-SIZE, un JACUZZI, un sillón tantra, de esos que parecen una resbaladilla pero que sirven para realizar un montón de posiciones sexuales, y también había un tubo de POOL-DANCE en medio del lugar con todo y plataforma.
"Ve a bañarte y a prepararte putita, te quiero bien bonita y lista para que te coja toda la noche, me duelen los huevos de tanto pinche toqueteo, te voy a reventar el culo y te voy a llenar esa vagina de niño que tienes con un litro de leche de macho, te voy meter tanta leche que vas a terminar preñada pinche Suri hermosa.” Me dijo aquello y con una nalgada me mandó a la ducha.
Entré al baño que no era menos lujoso que el resto de la habitación, y me duche rápidamente, aunque poniendo especial atención en mi coño de nene, lo deje limpísimo.
Entonces saqué toda mi lencería y la puse sobre el fregadero, era hora de decidir que ponerme para la maratón de sexo que me esperaba.
Pero eso lo contaré en el próximo capítulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario